Peter Maag dirige una ¨®pera clave de Mozart
En su pen¨²ltimo concierto de abono, la Orquesta y Coro nacionales han montado la versi¨®n de concierto de la ¨®pera Idomeneo, hasta no hace mucho tiempo la gran desconocida entre las creaciones de Mozart. Dirigida por Peter Maag (principal director invitado de la ONE), y realizada por coro y orquesta con alta calidad y fuerte sentimiento vital, Idomeneo tuvo un muy buen reparto.Thomas Moser, tenor americano, especialmente dotado para el repertorio mozartiano, hizo un Idomeneo de gran belleza y autenticidad, montado en ese punto medio que parece exigir el estilo del m¨²sico salzburgu¨¦s: un racionalista impulsado por una c¨¢lida humanidad.
El otro punto alto de la versi¨®n se alcanz¨® con la Electra de la soprano de Houston; Faye Robinson. Vivi¨® y transmiti¨® la dimensi¨®n m¨¢s fuertemente dram¨¢tica de la pieza mozartiana desde una sustancialidad teatral tan decisiva, que ve¨ªamos la representaci¨®n y desaparec¨ªa el fr¨ªo ceremonial de la ¨®pera en concierto cuando la Robinson interven¨ªa en sus arias o en sus formidables recitativos.
Idomeneo, de Mozart
Orquesta y Coro nacionales. Director: Peter Maag. Director coro: Enrique Rib¨®. Int¨¦rpretes: Thomas Moser, Aldo Bald¨ªn y Tom¨¢s Cabrera, tenores; Luey Peacock y Faye Robinson, sopranos: Ruthild Engert, mezzosoprano, y Sean Rea, bajo. Teatro Real.
Lucy Peacock (Ilia) y Ruthild Engert (Indamante) son habituales en muy principales escenarios (Berl¨ªn, Viena, Munich). La Engert procede del conocido concurso radiof¨®nico muniqu¨¦s de 1970, en el que consigui¨® un premio de la Sociedad Mozart. El color tan definido, la densidad y la amplitud del volumen quedan tocados de alguna rudeza, quiz¨¢ porque se trata de una voz rica y demasiado pesante. El brillo y la agilidad que luci¨® la Peacock acusaron no s¨®lo la frescura vocal y el conocimiento del estilo, sino una atractiva personalidad en algo limitada por una cierta cortedad en los agudos. Las partes de Arbace y el Gran sacerdote corrieron a cargo de los tenores Aldo Bald¨ªn, brasile?o, y Tom¨¢s Cabrera, espa?ol, y la voz del or¨¢culo fue la del londinense Sean Rea.
Naturalidad
La deuda gluckista est¨¢ en Idomeneo por v¨ªa de una m¨¢s acusada penetraci¨®n psicol¨®gica, de una m¨¢s significativa funci¨®n de los coros o de la revalorizaci¨®n de la palabra en los recitativos, pero cobra en Mozart una inusitada naturalidad. En las partes cantadas encontramos un Mozart nuevo y fresco por el sentido incisivo de su vocalidad, de tal elevaci¨®n y tan crecida fantas¨ªa vocal, que a veces la sombra anticipada de Verdi se alarga sobre los pentagramas.En cuanto al director, Peter Maag, su importante trayectoria oper¨ªstica y su cualificada dedicaci¨®n mozartiana cuajaron en resultados de gran expresividad y brillantez. Sabe reducir a unidad estil¨ªstica esa compleja totalidad que es la ¨®pera, aun despojada de la representatividad teatral. Sin embargo, no es un beato del estilo. Maag hace m¨²sica viva, el Mozart palpipante que perdura.
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