Los paname?os votan hoy una reforma constitucional que pone fin de hecho a la 'era Torrijos', a los dos a?os de su muerte
ENVIADO ESPECIAL, Panam¨¢ clausura hoy la era Torrijos con un refer¨¦ndum constitucional que homologar¨¢ su r¨¦gimen con las democracias occidentales. A menos de dos a?os de su desaparici¨®n en un accidente a¨¦reo que siempre pareci¨® sospechoso, aunque nunca se encontraran evidencias de atentado, es esta la segunda muerte del general que por espacio de 14 a?os domin¨® la vida pol¨ªtica paname?a.
El sue?o torrijista de crear una democracia social se plasm¨®, en un h¨ªbrido con m¨²ltiples herencias corporativistas, que recordaba demasiado a ciertos reg¨ªmenes autoritarios.Amparados en el pragmatismo del general, que junto con el nacionalismo era al decir de algunos su ¨²nica ideolog¨ªa, son sus propios herederos pol¨ªticos quienes proponen ahora al electorado una reforma que m¨¢s parece ruptura.
En un mensaje transmitido a la naci¨®n el viernes por la noche, el presidente Ricardo de la Espriella trat¨® de explicar que no hab¨ªa contradicciones entre esta reforma constitucional y la fidelidad al general. "Fue Omar Torrijos", dijo, "quien previ¨® que para concretar la democracia en nuestro pa¨ªs deb¨ªa adecuarse la Constituci¨®n al ritmo del tiempo y a las necesidades pol¨ªticas de la naci¨®n".
Paredes, padre de la reforma
Con estas palabras trataba de obtener el voto afirmativo de numerosas falanges torrijistas que ven en el nuevo texto constitucional una traici¨®n a su desaparecido l¨ªder.
El padre de esta operaci¨®n pol¨ªtica ha sido el general Ruben Dar¨ªo Paredes, aunque la reforma lleve la firma del presidente Ricardo de la Espriella. El comandante de la Guardia Nacional plante¨® el cambio a finales de julio, tras la dimisi¨®n forzada de Ar¨ªstides Royo, v¨ªctima del ya famoso "gargantazo".
El jefe militar present¨® entonces al nuevo ejecutivo una serie de "recomendaciones" que apuntaban una apertura democr¨¢tica. Una comisi¨®n de notables, integrada por representantes gubernamentales, juristas de prestigio y miembros de la oposici¨®n, elabor¨® una serie de reformas que el Gobierno decidi¨® someter a refer¨¦ndum hace tres semanas. De haberse seguido los procedimientos que la Constituci¨®n de 1972 establece para su reforma, ¨¦sta no habr¨ªa podido llevarse a cabo antes de 1990.
Los cambios m¨¢s importantes son la desaparici¨®n del papel de cuarto poder que la constituci¨®n otorgaba a la Guardia Nacional y la elecci¨®n directa de todos los diputados y alcaldes. La Asamblea de Corregimientos, que era algo as¨ª como la democracia org¨¢nica de Torrijos, no desaparece del todo, pero pierde su facultad de nombrar a los alcaldes y queda reducida a un ¨®rgano de consulta.
Huelga decir que algunas de las m¨¢s estridentes voces de oposici¨®n al proyecto han surgido de la propia asamblea, que se autodenomina pomposamente "poder popular". Hace tan s¨®lo mes y medio su presidente aseguraba que bajo ning¨²n concepto aceptar¨ªan la autodisoluci¨®n.
Entre los partidos pol¨ªticos, s¨®lo los grup¨²sculos trostkistas y el PAPO (Partido de Acci¨®n Popular) se han pronunciado contra la reforma.
Pero al margen de las decisiones adoptadas por las c¨²pulas activistas hay numerosos colectivos, de izquierda y derecha, que no acatar¨¢n la disciplina de sus l¨ªderes. En general, consideran las reformas demasiado t¨ªmidas y excesivas las referencias al pasado que perduran en el texto constitucional.
De signo contrario es la oposici¨®n surgida en las filas del gubernamental PRD (Partido Revolucionario Democr¨¢tico), con el que Torrijos pens¨¦ un d¨ªa crear una estructura pol¨ªtica incombustible, al estilo del PRI mexicano. Numerosos militantes de base votar¨¢n contra la reforma por entender, que esta pone fin a la obra pol¨ªtica del general. En la oposici¨®n cl¨¢sica al sistema no faltan tambi¨¦n quienes sospechan de una reforma nacida desde dentro y apoyada por la Guardia.
En el fondo todos parecen convencidos, no obstante, de que esta es una reforma provisional, para permitir el pr¨®ximo a?o la elecci¨®n directa del nuevo presidente y de todo el Parlamento, que ser¨¢ en ¨²ltima instancia quienes decidan si se elabora o no una nueva Constituci¨®n.
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