Los diarios del 'f¨¹hrer' alimentan el mito de que Hitler era 'el bueno' y sus colaboradores 'los malos'
El anticipo de los 60 diarios de Adolfo Hitler publicado ayer por la revista alemana Stern puede alimentar la leyenda de que el f¨¹hrer era bueno y los malos eran los que le rodeaban. La La revista asegura que su deber es publicar los textos, porque est¨¢ convencida de su autenticidad. El temor de que la CIA, el KGB o los servicios secretos israel¨ªes se apoderen o destruyan los diarios hace que Stern guarde los originales en la caja fuerte de un banco suizo, en Zurich.
El 19 de noviembre de 1932, Hitler inici¨® su diario con las palabras "inmediatamente dejar¨¦ constancia de todas mis empresas e ideas, para que, como cada pol¨ªtico, queden para la posteridad".El f¨¹hrer nazi Adolfo Hitler ten¨ªa un mal concepto del duce italiano Benito Mussolini; despreciaba a su ministro de Propaganda, Joseph Goebbels, y al jefe de la Gestapo, Heinrich Himmler; no estaba de acuerdo con los excesos cometidos con los jud¨ªos en la noche de los cristales rotos y orden¨® a Rudolf Hess que volase a Inglaterra y tratara de firmar la paz con el Reino Unido. Estas informaciones se desprenden del anticipo de los 60 diarios de Hitler, aparecido ayer de forma espectacular en la revista alemana Stern, que public¨® anuncios a toda p¨¢gina en todos los diarios de la Rep¨²blica Federal de Alemania (RFA).
La lucha entre las secciones de asalto (SA) de Emst Roehm y las SS de Himmler se liquid¨® con la noche de los cuchillos largos. Hitler escribe sobre el asesinato de Roehm que "por sus m¨¦ritos no habr¨ªa debido castigarle tan fuertemente, pero, puesto que en los interrogatorios se demostr¨® que me minti¨® y enga?¨®, le ofrec¨ª la oportunidad de que ¨¦l mismo sacase las consecuencias, pero para eso era demasiado cobarde. Despu¨¦s fue fusilado por orden m¨ªa"
Asuntos de faldas
Los asuntos de faldas de Goebbels irritaban a Hitler, que el 20 de abril de 1935 escribi¨®: "En pr¨®ximos d¨ªas emitir¨¦ un edicto secreto, por el que no deseo m¨¢s esc¨¢ndalos entre los dirigentes del partido y del Reich. Tampoco me hacen falta los husmeos de Himmler. ?l husmea incluso detr¨¢s de E.". E. era su amante Eva Braun, a quien lamenta no poder dedicar m¨¢s tiempo. El 31 de julio de 1940 el f¨¹hrer escribi¨®: "Cu¨¢nto sufrimiento ha tenido que soportar Eva. Seg¨²n me han comunicado los m¨¦dicos, s¨®lo fue una psicosis de embarazo, pero Eva cree que tuvo un aborto. Precisamente ahora que no tengo el tiempo que necesita esa mujer joven, tengo que dejarla sola, pero espero que, como ella es comprensiva, con su juventud pronto supere todo".
Hitler sospechaba que detr¨¢s del atentado de Munich, en noviembre de 1939, estaba una conspiraci¨®n de las SS, y no est¨¢ de acuerdo con la represi¨®n realizada en Polonia despu¨¦s de la invasi¨®n. El 11 de noviembre de 1939 Hitler escribi¨®: "Yo creo firmemente que los responsables hay que buscarlos entre los que me rodean. No consigo liberarme de la sensaci¨®n de que Himmler tiene algo que ver en el asunto, despu¨¦s de que le amenac¨¦ con presentarle ante el tribunal del partido por las acusaciones sobre lo ocurrido en Polonia. Ese miserable criador de animalitos con su impulso hacia el poder, ese tipo turbio de contable me va a conocer. He ordenado inmediatamente una estricta y profunda investigaci¨®n".
Las hordas nazis
El 10 de noviembre de 1938, Goebbels desencaden¨® la noche de los cristales rotos contra los propietarios de negocios jud¨ªos y contra las sinagogas, que fueron destrozadas por las hordas nazis. Hitler comenta en su diario que "las manifestaciones contra los jud¨ªos van demasiado lejos, y he hablado con Goering, el doctor Goebbels y Lutze. No puede ser que algunos cabezas calientes destruyan millones de nuestra econom¨ªa, millones solamente en cristales rotos. Se me informa de algunos excesos desagradables de algunos que llevan uniforme, y en algunos lugares hubo jud¨ªos matados a golpes, y algunos se suicidaron. ?Se ha vuelto loca esa gente? Qu¨¦ van a decir en el extranjero. Cursar¨¦ inmediatamente las ¨®rdenes oportunas".
El duce Mussolini no merec¨ªa la consideraci¨®n de Hitler, que el 1 de octubre de 19351 escribi¨®: "El conde Ciano (ministro de Asuntos Exteriores italiano) estuvo conmigo. Mussolini no se atreve a presentarse ante mi vista. Ya le dije a Goering que considero a Mussolini como mi gobernador en Roma. Ciano est¨¢ casi hundido y ha perdido mucha de su arrogancia. Nuestas tropas entran mientras tanto en Varsovia".
El fracaso del atentado del 20 de julio de 1944 provoca la risa de Hitler, que en su diario escribe: "Ja, ja. Esos canallas hab¨ªan ya formado un nuevo gobierno del Reich. La lista parece un grupo de incapaces e in¨²tiles". Por aquellas fechas, el f¨¹hrer incluye en su- diario un dibujo en el que pinta un gr¨¢fico con la forma en que ten¨ªa que haberse colocado la bomba para conseguir un mayor efecto.
Stalin, impresionante
Stalin impresiona a Hitler, que escribe el 11 de enero de 1942: ?C¨®mo lo consigue Stalin? Yo cre¨ªa que no le quedaban oficiales, pero ¨¦l lo hizo bien. Un nuevo grupo de oficiales para el Ej¨¦rcito nos har¨ªa falta a nosotros".
Hitler desconf¨ªa de sus generales: "Necesito absolutamente un nuevo cuerpo de mando. Esos viejos oficiales se cuelgan los t¨ªtulos y condecoraciones, pero no obedecen mis ¨®rdenes. Tengo que pensar en todo y decidirlo todo. Si dejo las manos libres a uno de esos prusianos, no hace m¨¢s que porquer¨ªas".
Rudolf Hess, en Londres
Stern planea publicar los diarios de Hitler en tres bloques, en seriales, y anuncia que la pr¨®xima semana comenzar¨¢ con la misi¨®n de Hess en Inglaterra. Stern justifica la elecci¨®n, porque "el implicado principal todav¨ªa vive y, ante la publicaci¨®n, quiz¨¢ estar¨ªa dispuesto a romper su silencio de 42 a?os". Despu¨¦s de concluir con Hess, Stern publicar¨¢ cronol¨®gicamente los diarios.
La revista anuncia que, tras la publicaci¨®n de los diarios, entregar¨¢ los originales al archivo federal de Coblenza. La duda sobre la autenticidad persiste. Entre los materiales guardados por Hitler se encontraban cartas de Mussolini, Franco y Eva Braun.
Por su parte, la News Corporation, sociedad que edita The Sunday Times, que ayer public¨® un primer avance de los estos diarios, declar¨® ayer haber pagado 400.000 d¨®lares (unos 54 millones y medio de pesetas) para poder reproducirlos.
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