El dramatismo de los modestos

Los modestos hab¨ªan avisado ya el lunes con la escapada de Angel de las Heras (Kelme). Su intento no pod¨ªa tener ¨¦xito, porque la dureza de la etapa era superior a sus fuerzas solitarias. Ayer, con trazado m¨¢s f¨¢cil, aunque la climatolog¨ªa fuese a¨²n m¨¢s adversa, neutra acciones inclu¨ªdas, el salto de L¨®pez Cerr¨®n estuvo a punto de fructificar. Hace dos a?os pudo, pero esta vez no. Otro de los dramatismos de la bicicleta qued¨® bien patente ayer. Y una de sus grandezas, porque de derrotas gloriosas est¨¢ lleno el duro ciclismo.La angustia de s¨ª el escapado conseguir¨ªa o no mantener una m¨ªnima ventaja despu¨¦s de haber tenido m¨¢s de ocho minutos de margen, es un suspense t¨ªpico del deporte de las dos ruedas. Uno contra casi todos. Y con la cara o cruz eterna del triunfo, perdido incluso a falta 400 metros, o del ¨¦xito moral y publicitario, que ese s¨ª est¨¢ plenamente conseguido, en cualquier caso, este a?o.

La historia de la jornada fue la cl¨¢sica de las etapas de transici¨®n. Como su sufrimiento, el de tantas heroicas cabalgadas en solitario, de las que el cl¨¢sico manchego Fernando Manzaneque, por ejemplo, un aut¨¦ntico Don Quijote de La Mancha, dio muchas pruebas. Detr¨¢s, los se?oritos neutralizaron la carrera por una ventisca. Son las servidumbres de la fama, a las que no debiera prestarse la organizaci¨®n.

Dific¨ªlmente lo hubiera podido hacer L¨®pez Cerr¨®n, el h¨¦roe moral, pues bastante trabajo tienen los gregarios, mal clasificados en la general, que necesitan justificar su contrato, m¨¢s o menos apa?ado, para renovarlo la pr¨®xima temporada. Llueva, nieve o granice, no pueden desaprovechar ocasiones as¨ª, el marasmo del gran grupo, en el que ni el l¨ªder corre peligro, ni sus rivales consideran el momento adecuado de ataque, con lo que un modesto puede saltarse el d¨¦bil control.

S¨®lo los equipos con sprinters, que se perder¨¢n el triunfo en la etapa al no llegarse en pelot¨®n, deben trabajar para dar caza al loco solitario. Ayer, el trazado ten¨ªa varias dificultades medianas por el medio, suficientes para evitar el empuje llaneador de belgas e italianos. Por eso trabajaron m¨¢s los restantes espa?oles y el ganador inesperado, asturiano, justo, aunque discutido por los eternos codazos y cierres en el momento culminante de la meta, cumpli¨® con su firma comercial.