Preocupan en el Reino Unido las tensiones sobre Gibraltar

La cancelaci¨®n de la entrevista que deb¨ªan haber celebrado el pasado d¨ªa 25 en Luxemburgo los ministros de Asuntos Exteriores del Reino Unido y de Espa?a, y el aumento de la tensi¨®n diplom¨¢tica entre ambos pa¨ªses causa preocupaci¨®n en medios gubernamentales brit¨¢nicos. Altos funcionarios del Foreing Office expresaron ayer su confianza en que el Gobierno socialista espa?ol no deje de lado el Acuerdo de Lisboa sobre Gibraltar y que manifieste deseos de proseguir los contactos con Francis Office a mediados del pr¨®ximo mes de mayo.

Londres estima que esta entrevista ser¨ªa una oportunidad de aclarar malentendidos por ambas partes. Para dichos funcionarios la reacci¨®n del Gobierno espa?ol ante la presencia de la flota brit¨¢nica en Gibraltar no est¨¢ justificada. El Foreing Office mantiene que el agregado naval de la Embajada en Madrid advirti¨® a la Armada espa?ola, el 31 de marzo pasado, de la visita de la flota al Pe?¨®n, especificando exactamente d¨ªas y n¨²mero de barcos. La nota oficial espa?ola afirmando que la informaci¨®n fue inexacta est¨¢ equivocada, siempre seg¨²n dichos medios.El problema principal parece residir, para dichos medios brit¨¢nicos, no tanto en el hecho puntual de la visita de la flota como en el cambio de actitud del Gobierno socialista espa?ol ante el Acuerdo de Lisboa, firmado por el ministro de Asuntos Exteriores del Gobierno centrista Marcelino Oreja. El nuevo ministro, Fernando Mor¨¢n, querr¨ªa clarificar el significado real de dicho Acuerdo, mientras que los brit¨¢nicos estiman que qued¨® suficientemente aclarado con motivo de la visita del entonces presidente del Gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo, en enero de 1982. Con aquel motivo existi¨® un intercambio de cartas, en las que se precisaba que Madrid levantar¨ªa todas las restricciones a cambio del inicio de las conversaciones, y en las que se dejaban claros tambi¨¦n los derechos de que disfrutar¨ªan los trabajadores espa?oles en el Pe?¨®n. La guerra de las Malvinas impidi¨® la implementaci¨®n del Acuerdo, y con la llegada al poder del Gobierno socialista, Londres teme que se interrumpa la v¨ªa abierta por el Acuerdo de Lisboa y por el intercambio de cartas, que ellos siguen considerando v¨¢lida e interesante, sin necesidad de nuevas aclaraciones.

Esta nueva situaci¨®n se ha agravado, seg¨²n los brit¨¢nicos, no por culpa de la presencia de la flota en Gibraltar sino por culpa de la reacci¨®n del Gobierno de Madrid. Londres desear¨ªa que las aguas volvieran a su cauce, lo que significa para el Gobierno de Thatcher una declaraci¨®n del ministro de Asuntos Exteriores espa?ol afirmando que Espa?a sigue interesada en el Acuerdo de Lisboa y que est¨¢ dispuesta a desarrollarlo.

La posici¨®n brit¨¢nica contin¨²a siendo la misma: inicio de negociaciones simult¨¢nea con la apertura de la verja. En la mesa de negociaci¨®n Espa?a puede plantear su reivindicaci¨®n de soberan¨ªa, sin que ello suponga ning¨²n compromiso por parte de Londres, para quien es prioritario respetar los deseos de la poblaci¨®n gibraltare?a.

En su deseo por aligerar la tensi¨®n, los altos funcionarios del Foreing Office insistieron en el completo apoyo del Reino Unido a la demanda de adhesi¨®n de Espa?a a la CEE y reiteraron sus esperanzas de que Madrid incremente su cooperaci¨®n con la OTAN. El Foreing Office ha puesto de relieve, en cuantas ocasiones ha podido en los ¨²ltimos d¨ªas, su deseo de mantener y mejorar sus relaciones con Espa?a y su frustraci¨®n por los ¨²ltimos incidentes. Todo ello, sin por eso modificar su posici¨®n de arranque.