Maximiliano Vald¨¦s, director con la Orquesta Nacional de obras de Ginastera y Mahler, prefiere la m¨²sica del siglo XX
Maximiliano Vald¨¦s, nacido en Santiago de Chile el 17 de junio de 1948, es uno de los j¨®venes directores m¨¢s interesantes del momento. Ha dirigido muchas orquestas en Europa y Am¨¦rica y ya es considerable su experiencia como director de foso y de conciertos, especialmente en m¨²sica del siglo XX. Durante este fin de semana ha dirigido por segunda vez la Orquesta Nacional de Espa?a, con el Concierto para violonchelo, de Ginastera, y la Primera sinfon¨ªa de Mahler.
Pregunta. ?Es posible hablar de un ¨¢mbito cultural latinoamericano, o al menos del Cono Sur, en lo relativo a creaci¨®n e interpretaci¨®n musical?Respuesta. Tal vez as¨ª lo parezca al interpretar un chileno esta importante obra de Ginastera, un gran compositor argentino, pero no creo en la existencia de ese ¨¢mbito cultural. No es lo mismo el caso de Argentina, con esa gran cantidad de oriundos italianos amantes de la ¨®pera, que el de Chile. All¨ª no pod¨ªa realizar un aprendizaje como director de orquesta, algo que s¨®lo se aprende con grandes directores, y tuve que salir. La m¨²sica en Chile es un fen¨®meno marginal.
P. ?Acude regularmente a Am¨¦rica Latina como director?
R. Empec¨¦ yendo a Venezuela, el ¨²nico pa¨ªs, junto con M¨¦xico, que ha encarado el problema de la educaci¨®n musical con l¨®gica hist¨®rica. En Venezuela hay, un movimiento masivo de educaci¨®n de ni?os, 8.000 o 9.000 muchachos que tocan instrumentos, 23 orquestas juveniles, dos en Caracas. En Chile se sigue importando una cultura que maneja esa elite, sin confiar en la propia creatividad, en la funci¨®n de la cultura en el desarrollo de la propia identidad. En ning¨²n pa¨ªs del Cono Sur se enfrenta, la cultura como medio de despertar una naci¨®n. Las autoridades de mi pa¨ªs no quieren comprender que el desarrollo de un pa¨ªs pasa, por la incorporaci¨®n de todos a la cultura. Chile vive bajo una dictadura que impide la elecci¨®n de unos representantes leg¨ªtimos y no es posible pedir entonces que se encare ese tipo de pol¨ªtica cultural.
P. Usted ha estudiado con Franco Ferrara y con Sergiu Celebidache, dos nombres clave para hacer una carrera de lujo, por decirlo as¨ª, c¨®mo ha sido el caso de Claudio Abbado o Zubin Metha.
R. Admiro profundamente a ambos. Ferrara es un enorme director, una fuerza de la naturaleza. Es un animal musical fuera de lo corriente, que puede hacer maravillas con una orquesta. Mi experiencia con ¨¦l fue muy importante. Mi educaci¨®n supon¨ªa que lo exagerado estaba desterrado por la moderaci¨®n. ?l es lo contrario de la moderaci¨®n y consigui¨® sacar de m¨ª cosas que nunca sospech¨¦ llevar dentro. La gran personalidad de Celebidache me ha influido tambi¨¦n y de ¨¦l he obtenido una educaci¨®n y una t¨¦cnica muy s¨®lidas.
P. A juzgar por los programas con que se ha presentado aqu¨ª, su inter¨¦s preferente es la m¨²sica de nuestro siglo.R. Mis estudios de composici¨®n durante diez a?os me hacen sentirme m¨¢s cerca de esa musica. Adem¨¢s, decir algo nuevo sobre el repertorio normal de las orquestas sinf¨®nicas es problem¨¢tico para m¨ª, por el momento. Dirijo los grandes cl¨¢sicos, pero si puedo elegir el programa, prefiero esta m¨²sica. He vivido mucho tiempo en Venecia, gran centro de interpretaci¨®n de m¨²sica contempor¨¢nea. He hecho obras de Luigi Nono, de Bussotti, de Berio. Ahora es la primera vez que dirijo una sinfon¨ªa de Mahler, aunque antes he hecho los Kindertotenlieder y los Lieder eines fahrenden Gessellen. A partir de ¨¦l nace la m¨²sica del siglo XX. Por ejemplo, el comienzo de la Primera sinfon¨ªa supuso una revoluci¨®n por la b¨²squeda de un sonido particular, no tanto por la relaci¨®n de las notas en la configuraci¨®n de una frase como porque por vez primera el sonido adquiere una dimensi¨®n propia en s¨ª. Afrontar esta sinfon¨ªa con tan escasos ensayos es problem¨¢tico. Mahler est¨¢ lleno de detalles y hay que trabajarlos; en su obra la tensi¨®n est¨¢ exacerbada, en ¨¦l siempre hay dos orquestas sonando simult¨¢neamente.
P. ?Qu¨¦ impresi¨®n ha sacado de la Orquesta Nacional en sus dos experiencias?
R. He notado una considerable mejor¨ªa. La orquesta tiene ya una personalidad propia, antes parec¨ªa menos cohesionada, no ofrec¨ªa un, cuerpo org¨¢nico. Ahora tiene m¨¢s disciplina interna, la calidad del sonido ha mejorado y el conjunto est¨¢ m¨¢s seguro de s¨ª. Sigue siendo una orquesta d¨²ctil, r¨¢pida, con fantas¨ªa, corno he podido comprobar con la r¨¢pida asimilaci¨®n del dif¨ªcil Concierto de Ginastera y las indicaciones que he dado sobre la Sinfon¨ªa de Mahler. Es muy positivo que Jes¨²s L¨®pez Cobos haya asumido la direcci¨®n estable. As¨ª podr¨¢ convertirse ¨¦sta en una de las grandes europeas. Madrid merece tener un par de orquestas de gran nivel.
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