La huelga bancaria
UNA DIFERENCIA de tres puntos entre el 9,5%, de incremento salarial ofrecido por la patronal de banca privada y el 12,5% reclamado por los sindicatos configura aparentemente los l¨ªmites de una discusi¨®n bastante dram¨¢tica entre las dos partes en litigio. Pero las discrepancias fundamentales se sit¨²an en torno a la jornada partida o continuada, la movilidad geogr¨¢fica y la funcional. Adem¨¢s de estas diferencias espec¨ªficas el conflicto se est¨¢ convirtiendo en aut¨¦ntica piedra de toque de la pol¨ªtica de rentas configurada por el Acuerdo Interconfederal de 1983.Los sindicatos invocan en su favor la salud relativamente buena del sector bancario y subrayan que los aumentos medios salariales en los convenios ya negociados se han situado en tomo al 11,58%. La patronal, por su parte, argumenta que un incremento salarial del 9,5% acaba convirti¨¦ndose, a trav¨¦s de los aspectos de categor¨ªas y aumentos por antig¨¹edad, en un 125o de elevaci¨®n de la masa salarial. Los sindicatos aceptan, al parecer, la veracidad de este deslizamiento que, seg¨²n ellos, se ha producido siempre, pero consideran que no debe ser objeto de negociaci¨®n. Semejante batalla fue planteada ya por la patronal CEOE, a instancias de la banca, durante las discusiones previas al Acuerdo Interconfederal.
Los argumentos sindicales se dramatizan a veces con acusaciones de tipo personal a quienes aplican unos altos tipos de inter¨¦s y unas comisiones abusivas. Pero durante este a?o, por ejemplo, hay que reconocer que los esfuerzos de la banca por rebajar los tipos de inter¨¦s se han visto anulados por la pol¨ªtica monetaria del Gobierno que ha extremado su rigor ¨²ltimamente para contrarrestar los efectos de un d¨¦ficit p¨²blico elevado y la debilidad de la peseta. En cuanto a las comisiones, su l¨ªmite m¨¢ximo est¨¢ fijado por la ley sin que existan indicios de que las normas de obligado cumplimiento hayan resultado vulneradas.
A otro nivel, m¨¢s contenido y convincente, los sindicatos reclaman el mantenimiento de la capacidad adquisitiva para los trabajadores de la banca privada y subrayan las diferencias de remuneraci¨®n existentes dentro del sector. Efectivamente muchas empresas p¨²blicas abiertamente en crisis han pactado incrementos salariales que cubren el alza de precios del 12% estimada por el Gobierno para 1983. Este comportamiento del sector p¨²blico demuestra, por ejemplo, el ¨¦xito autoproclamado por el partido socialista de mantener la capacidad adquisitiva a pesar de la crisis. As¨ª mismo la rebaja de las retribuciones m¨¢s elevadas en muchas empresas del sector p¨²blico ha hecho concebir la posibilidad de conseguir que se compensen las alzas salariales de los trabajadores dentro de los costes laborales de las empresas. Los sindicatos y los trabajadores del sector de banca reclaman para s¨ª lo que tanto el sector p¨²blico como otros sectores privados han aceptado en muchas de sus negociaciones.
La patronal recuerda para justificar su dureza la existencia de una prolongada crisis econ¨®mica comenzada en el sector inmobiliario y seguida por el industrial. La mala situaci¨®n de los sectores productivos ha terminado repercutiendo en el sector bancario, aunque los beneficios de los m¨¢s grandes siguen siendo notables. En efecto, muchos cr¨¦ditos han demostrado ser irrecuperables con consecuencias devastadoras para todos los bancos en crisis y muy graves para las cuentas de resultados de los supervivientes. Esta dif¨ªcil situaci¨®n exige cierta firmeza compatible con el AI 83 si se pretende evitar que siga aumentando el n¨²mero de bancos camino del Fondo de Garant¨ªa de Dep¨®sitos. Por otro lado, el ¨²nico modo de colaborar con la pol¨ªtica econ¨®mica de saneamiento y austeridad (devaluaci¨®n de la peseta, subida de los precios de los carburantes, alza de los coeficientes de caja y de dep¨®sitos obligatorios, contenci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico, incremento de los costes de personal de la Administraci¨®n del Estado en un 9,8%, elevaci¨®n del coeficiente de retenciones en el Impuesto sobre la Renta de las Personas F¨ªsicas y algunas medidas m¨¢s) trazada por el Gobierno, implicar¨ªa que la banca redujese sus costes de transformaci¨®n, es decir, que los ahorros depositados por los clientes se puedan prestar al precio m¨¢s bajo posible a las empresas que los necesitan para su normal funcionamiento o para realizar inversiones.
En ¨²ltima instancia, los sindicatos buscan con toda justicia el mantenimiento del nivel de vida para la clase trabajadora y lo reclaman en este sector en el que piensan que la crisis la deben pagar las empresas bancarias. Y argumentan que el Acuerdo Interconfederal, aceptado tambi¨¦n por la banca, establece que los incrementos dentro de la banda salarial pactada -entre el 9,5 y el 12,5%- deben tener en cuenta la productividad, el absentismo y el empleo. Los sindicatos opinan que si, por ejemplo, la banca ofreciera creaci¨®n de empleo estar¨ªa, en cierto modo, justificada su posici¨®n en la parte baja de la banda pactada. La patronal, por su parte, ofrece una mayor aumento salarial a cambio de modificar la jornada actual continua por otra partida.
La AEB teme, adem¨¢s, que un encarecimiento del factor trabajo en la banca encarezca adicionalmente sus productos, es decir, sus cr¨¦ditos. Las consecuencias ser¨ªan una menor actividad y una mayor inflaci¨®n. No creen que una simple reducci¨®n de los beneficios permitiese compensar este aumento en los costes de intermediaci¨®n del dinero. Posiblemente presientan el peligro de que la continuidad de la crisis pueda afectar, en algunos casos, a su propia supervivencia como empresas particulares si no consiguen recuperar los capitales prestados.
Las diferencias son tan dram¨¢ticas que quiz¨¢ sea preciso que las m¨¢ximas instancias del Gobierno ofrezcan una interpretaci¨®n clara e inteligible del AI 83 y de los objetivos de la pol¨ªtica de rentas. De lo que se trata, de alguna manera, es de no dejar totalmente aisladas a las dos partes en liza. Entre tanto, la patronal y los sindicatos de banca deber¨ªan intentar volver a la mesa de negociaciones sin condiciones previas y, por supuesto, evitar las actitudes irresponsables de destrucci¨®n de elementos f¨ªsicos o de coacciones a quienes mantengan cualquier tipo de posici¨®n, sea favorable o sea contraria a la huelga.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.