El Primero Mayo en Polonia
LO OCURRIDO en Polonia ha demostrado una vez m¨¢s la capacidad que tiene un Estado, un aparato represivo y de presi¨®n ideol¨®gica, de impedir que un movimiento clandestino pueda concentrar en las calles grandes masas de ciudadanos, aunque cuente con inmensas simpat¨ªas; reg¨ªmenes de signos muy diversos han hecho en ocasiones diversas demostraciones semejantes. Por eso lo verdaderamente impresionante es que, en el d¨ªa del Primero de Mayo, decenas de miles de trabajadores polacos se hayan manifestado en numerosas ciudades y poblaciones para expresar su apoyo al sindicato prohibido Solidaridad. Los enfrentamientos con las fuerzas policiacas han sido dur¨ªsimos en algunos casos; entre las v¨ªctimas se cuentan un joven trabajador muerto y numerosos heridos. Las noticias que est¨¢n llegando de ese pa¨ªs sin libertad de informaci¨®n confirman la extraordinaria extensi¨®n alcanzada por los actos no oficiales.Ello explica que Lech Walesa haya declarado que consideraba satisfactorio el resultado del Primero de Mayo, mientras los peri¨®dicos del r¨¦gimen expresan su alegr¨ªa por el fracaso de las convocatorias clandestinas. No se puede olvidar que Polonia sigue siendo un pa¨ªs sometido a un cuasi estado de sitio y que la televisi¨®n ha repetido machaconamente en v¨ªsperas de la fiesta de los trabajadores las graves penas en que incurrir¨ªa todo aquel que participase en demostraciones no oficiales.
Otro factor ha podido contribuir a mermar el impacto de los llamamientos del sindicato clandestino: la actitud al menos ambigua de la Iglesia cat¨®lica y de su m¨¢xima jerarqu¨ªa, monse?or Glemp. ?Se ha tratado solamente de prudencia para no entorpecer el viaje del Papa, fijado para el pr¨®ximo mes de junio? Probablemente hay bastante m¨¢s: la Iglesia debe considerar que el debilitado r¨¦gimen de Jaruzelski (en el seno del cual, los aspectos, por as¨ª decir, comunistas son sustituidos cada vez m¨¢s por una nueva especie de nacionalismo militar) le permite defender con eficacia sus intereses fundamentales, espirituales e institucionales. Por eso ha mostrado una inclinaci¨®n a presentarse, una vez ilegalizado Solidaridad, como la ¨²nica mediaci¨®n entre la sociedad y el Estado. La perspectiva de una evoluci¨®n centrada en el di¨¢logo Estado-Iglesia, pero excluyendo a Solidaridad, se hace m¨¢s improbable despu¨¦s de los acontecimientos del Primero de Mayo.
La direcci¨®n de Solidaridad, aunque la clandestinidad disminuya su poder, se siente, l¨®gicamente, continuadora del m¨¢s numeroso e influyente movimiento de masas que jam¨¢s ha existido en Polonia; recordemos que contaba con unos 10 millones de afiliados y que el sistema vigente se ha mostrado incapaz de crear ning¨²n otro sindicato. De hecho, los obreros carecen de voz, en un pa¨ªs que se autocalifica de poder obrero.
La puesta en libertad de Lech Walesa (y de otras figuras de la oposici¨®n) fue, sin duda, un paso cuyo objetivo era anularlos en el terreno pol¨ªtico. La inteligencia con la que Walesa ha sabido responder a esa maniobra es indiscutible. En un primer tiempo dio la impresi¨®n de que se resignaba, pero al anunciar, unas semanas antes del Primero de Mayo, que se hab¨ªa reunido con la direcci¨®n clandestina de Solidaridad, ha lanzado un desafio al Gobierno y ha empezado a convertirse en un portavoz p¨²blico de una direcci¨®n clandestina. Al ofrecer al poder una negociaci¨®n, pero advirtiendo a la vez que el empleo de m¨¦todos represivos puede acarrear reacciones de violencia, Walesa est¨¢ colocando a las autoridades en una situaci¨®n cada vez m¨¢s inc¨®moda., Si se vuelven a aplicar a Walesa medidas de dureza, se ponen en peligro los planes de una normalizaci¨®n basada en consolidar el di¨¢logo con la Iglesia. Si, en cambio, el Gobierno da pruebas de blandura en esta cuesti¨®n, deja abierta una grieta en un sistema pol¨ªtico incompatible por naturaleza con la legalidad de las opiniones discrepantes. Esa grieta podr¨ªa agrandarse en un futuro no lejano, y es dif¨ªcil saber hasta d¨®nde podr¨ªan alcanzar sus consecuencias.
A pesar del r¨¦gimen militar, en Polonia pasan cosas inimaginables en ning¨²n otro pa¨ªs del llamado socialismo real, la presi¨®n en favor de la libertad es cada vez m¨¢s fuerte, y no es probable que disminuya despu¨¦s de lo ocurrido el Primero de Mayo.
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