El 'otro' Gobiemo de Madrid
El otro Gobierno de Madrid es el auton¨®mico: otro, subrayado, porque va a ser algo desacostumbrado y nuevo para los madrile?os. El autor expone en este art¨ªculo aspectos del programa de Alianza Popular y sostiene la necesidad de un Gobierno auton¨®mico de esa tendencia que con trapese el poder socialista en el Gobierno estatal.
Dig¨¢moslo francamente: quienes somos madrile?os por nacimiento como quienes lo son por vecindad aceptamos con escaso entusiasmo la idea de que nuestra provincia contar¨¢ pronto con otro Gobierno, distinto del que se re¨²ne en el palacio de la Moncloa. Los residentes en la capital, que son la mayor¨ªa de los madrile?os, han solido vivir incluso de espaldas a la diputaci¨®n provincial, que ha dedicado su atenci¨®n preferente, como, por otra parte, debe ser (si no lo impide la nueva ley electoral propuesta por los socialistas), a los municipios menores, a esa zona antes rural y ahora muy industrializada en su cintur¨®n urbano que trepa hacia Segovia por la sierra y se ba?a en el Tajo por Aranjuez. Y en la gran ciudad, de m¨¢s de tres millones y medio de habitantes, gravita, junto al Gobierno nacional, el peso del ayuntamiento, millonario a su vez en problemas y en pesetas, multimillonario ahora en deudas que componen -como simple d¨¦ficit o como cr¨¦ditos en d¨®lares- uno de los m¨¢s alarmantes socavones jam¨¢s albergado por nuestro municipal subsuelo.En cuanto a los grandes y peque?os pueblos de la provincia, de todo hay en esta castellana vi?a del Se?or; quedan, por cierto, menos vi?edos, reducidos a menudo a ejemplos aislados, Como en Valdemorillo, cuyos caldos recomendaba Felipe II para los reales almuerzos mientras con Juan de Herrera, vigilaba las obras del naciente monasterio de El Escorial. Tal disminuci¨®n del alegre p¨¢mpano simboliza el,cambio de destino de Madrid-provincia, que ha crecido en industrias y en servicios mientras ha menguado su dimensi¨®n agropecuaria. Sin necesidad de reducir las dos nuevas actividades, creemos algunos que es posible y deseable elevar hacia ellas el ,deca¨ªdo sector agrario de Madrid si se aplican medidas adecuadas en sus tres puntos neur¨¢lgicos: la tierra, la financiaci¨®n y el trabajo.
El programa de Alianza Popular y de sus coaligados para las elecciones del 8 de mayo dedica muchas p¨¢ginas a este tema, que suele ser olvidado por quienes s¨®lo y en en la variada provincia de Madrid el hinterland de una ciudad vertiginosamente crecida; sin merIma o da?o de la gran ciudad, es viable elevar el rendimiento de nuestras tierras de pan llevar y aplicar medidas espec¨ªficas a cada una de las comarcas de la futura comunidad: la capitalina, la sierra occidental y septentrional y las de Alcal¨¢ de Henares, Navalcarnero y Aranjuez. Creemos, por ejemplo, que es posible, con ayuda de los sistemas de regad¨ªo hidrop¨®nico (que personalmente he visto emplear con fruto en pa¨ªses m¨¢s sedientos que el nuestro), acrecer el rendimiento de infilares de hect¨¢reas, hoy mal aprovechadas y que pueden servir al cereal, a la pradera, a la huerta o al bosque. Si la provincia de Madrid no utiliza la renta de situaci¨®n que le proporciona su vecindad a tan colosal mercado, el mayor de Espa?a, ser¨¢ dificil elevar el nivel de vida de las buenas gentes que viven a la sombra de la gran capital.
Localistas y espa?oles
Por supuesto, estos ejemplos no deben desviar la atenci¨®n del gran problema que es Madrid-ciudad. La convicci¨®n auton¨®mica, d¨¦bil entre los dem¨¢s madrile?os, es casi inexistente entre los capitalinos. Y creo conocer a los unos y a los otros, puesto que nac¨ª en la plaza de Lavapi¨¦s, he vivido la mayor parte de mi vida en varios de sus distritos y ahora tengo en el t¨¦rmino de Pozuelo mi ¨²nica vivienda, ya,desde hace 10 a?os. Ocurre que los madrile?os somos a la vez muy localistas y muy espa?oles. Nadie duda de que figuramos entre los inventores del casticismo, pero tambi¨¦n est¨¢ claro que la propia composici¨®n de nuestra sociedad, con predominio de gentes llegadas de Espa?a entera en todos los niveles sociales, favorece un madrile?ismo m¨¢s superficial que, por ejemplo, el an¨¢logo sentimiento que albergan los barceloneses. He vivido algunos esfuerzos para organizar asociaciones destinadas al fomento de cualquier dimensi¨®n madrile?a y, salvo las gastron¨®micas, ha sido dif¨ªcil mantenerlas en pie.
Y, sin embargo.... la autonom¨ªa llega a Madrid en la forma prescrita, soberanamente, por las Cortes Generales, desvinculando formalmente a la ciudad y su pr¨®ximo entomo de las dos Castillas, con las que siempre estuvo especialmente unida. Esta decisi¨®n, discutible como casi todas en pol¨ªtica, arranca, no obstante, de un hecho cierto: aqu¨ª vive uno de cada ocho espa?oles, y por ello la asamblea de la nueva comunidad aut¨®noma tendr¨¢ m¨¢s diputados que las de otras comunidades mucho m¨¢s extensas: exactamente 94, junto a los 84, por ejemplo, que compondr¨¢n la tambi¨¦n nueva asamblea comunitaria de Castifia y Le¨®n, agrupadora de 11 provincias. Y, libr¨¢ndome Dios de cualquier veleidad independentista, es oportuno recordar que s¨®lo en la vecina ?frica existen en este momento 19 Estados soberanos de menor poblaci¨®n que Madrid y que participan con plenitud en la vida internacional.
Luis Guillermo Perinat, que encabeza la candidatura de la Coalici¨®n Popular para la asamblea madrile?a y que esperamos presida su primer Gobierno, suele decir que los madrile?os tenemos tanto derecho como los dem¨¢s espa?oles a cuidar nuestros propios asuntos, una vez que estamos construyendo algo tan dif¨ªcil como un Estado que se organiza en autonom¨ªas, y que la madrile?a puede, por la fuerza de los hechos, ofrecerse como punto de equilibrio entre los rigores del antiguo centralismo (no hecho por Madrid, sino en Madrid) y las tentaciones de quienes quisieran romper la vieja y s¨®lida unidad espa?ola. Estamos aqu¨ª ante delicados problemas realmente hist¨®ricos que es fr¨ªvolo calificar de hist¨¦ricos, por aquello de que la sal gorda s¨®lo sirve para avivar heridas necesitadas de cura cuidadosa. Claro que el se?or Leguina no es s¨®lo autor de frases imprudentes, sino principal responsable, en un ayuntamiento sobre el que planea la silueta distante del profesor Tierno, del monumental socav¨®n o agujero presupuestario a que m¨¢s arriba me he referido, y que alcanza a casi 65.000, repito, 65.000 mifiones de pesetas.
Hay una raz¨®n m¨¢s para votar la candidatura popular a la autonom¨ªa madrile?a: la de que as¨ª el otro Gobierno madrile?o, el que podr¨ªamos llamar gobiernito con cari?oso diminutivo, ofrecer¨¢ alg¨²n contrapeso al gobiernazo socialista de los 202 congresistas nacionales.
Quien crea que los problemas se han agravado con la gesti¨®n socialista, tanto si necesita un m¨¦dico como si debe cobrar un cheque, y lo mismo si busca un empleo o se opone al aborto que si tiene que pagar impuestos, debe saber que la apisonadora socialista requiere en Madrid un contrapeso, un gestor eficaz y realmente aut¨®nomo capaz de construir una autonom¨ªa que engendre riqueza y esperanza en nuestra nueva comunidad para el mejor servicio de madrile?os y espa?oles.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.