Enrique Tierno: "Donde hab¨ªa un castillo ahora una plaza, en la que nos reunimos todos para hablar"
Enrique Tierno, 65 a?os, catedr¨¢tico de Derecho Pol¨ªtico, candidato a la reelecci¨®n por el Partido Socialista Obrero Espa?ol, cree que su mejor programa es la propia actuaci¨®n del ayuntamiento que ha presidido durante los cuatro primeros a?os de gesti¨®n democr¨¢tica, y dice que un cat¨¢logo de promesas mesi¨¢nicas puesto en su boca o en la del partido habr¨ªa Provocado entre los madrile?os "una carcajada que hubiere conmovido al mundo". Este alcalde quiere ser recordado como el promotor de una nueva ilustraci¨®n, ali?ada con la elecci¨®n democr¨¢tica y la participaci¨®n popular como barreras frente a cualquier tentaci¨®n desp¨®tica. A Tierno le inspira desconfianza la moral del vencedor y aunque sabe que tiene todas las bazas a su lavor, no le parece correcto ni cort¨¦s reconocerlo.
Pregunta: Todos los pron¨®sticos apuntan a su reelecci¨®n en condiciones bastante m¨¢s c¨®modas que las de 1979. ?Ha desarrollado la campa?a electoral con esta idea?Respuesta: Sinceramente, no, porque no tengo capacidad para la competencia. Es decir, que hago las cosas, pero no estoy preparado para competir. Mi vida no ha sido una vida de competidor. Ha sido m¨¢s bien una vida intelectual, de profesor, de opositor a la dictadura, pero no de competidor, porque la competencia parece que significa una arena com¨²n, en donde cabe competir, y bajo la dictadura no hab¨ªa ninguna arena com¨²n. As¨ª que m¨¢s bien como qui¨¦n cumple con un deber, y con gusto por otra parte, he hecho la campa?a, aunque con clara conciencia de que ese apotegma que yo digo a veces de que en pol¨ªtica lo m¨¢s necesario resulta superfluo, se confirma en este caso: muchas de las cosas que hacemos yo creo que son superfluas porque hablamos a convencidos, a gentes que ya tienen su criterio hecho. No obstante, es conveniente exponerse, dig¨¢moslo as¨ª, a la cr¨ªtica y a la observaci¨®n del p¨²blico.
P. Y sin embargo, se le han hecho insistentemente dos objeciones, o mejor dos cr¨ªticas. La primera es que el PSOE o usted mismo han abordado la campa?a electoral con un cierto despego, incluso con una cierta soberbia.
R. Eso no es cierto. No se pueden confundir la buena crianza y la moderaci¨®n con la soberbia, porque es sumar cantidades heterog¨¦neas o comparar realidades que no son comparables. Por mi parte, y creo que por la del partido tambi¨¦n, no hemos querido hacer una campa?a estridente. Nos parece que eso no tiene ning¨²n sentido. Hemos querido mostrar el m¨¢ximo respeto a nuestros adversarios, que, por'otra parte, han tenido una actitud rec¨ªproca, tambi¨¦n de m¨¢ximo respeto. Hemos querido hacer ver a la opini¨®n p¨²blica que confiamos en su discreci¨®n y en su conciencia pol¨ªtica, en su capacidad de reflexi¨®n, y que no tienen que ser conducidos, orientados o llevados como un reba?o al redil. Y ¨¦sta es una actitud renovadora, a mi juicio inteligente, moralmente plausible, mucho m¨¢s que la campa?a estridente, enloquecedora, donde no queda t¨ªtere con cabeza. Hemos intentado que entre los electores y nosotros se establezca u na corriente de comprensi¨®n fundada en la reflexi¨®n, y no en la propaganda.P. La segunda cr¨ªtica se refiere a una supuesta falta de programa, de oferta program¨¢tica clara por parte del partido socialista.
R. Hay una oferta program¨¢tica, que es lo que hemos hecho. Si ,nosotros hubi¨¦remos ahora pretendido decirle a la opini¨®n p¨²blica "varnos a hacer una ciudad de nuevo" o "va?nos a empezar ex novo", la opini¨®n p¨²blica habr¨ªa soltado una carcajada que hubiere conmovido al mundo, porque... realmente eso no tiene sentido despu¨¦s de cuatro a?os. Le hemos dicho lo que yo creo que es razonable decir: "Miren ustedes lo que hemoi hecho, ustedes ya conocen los proyectos que tenemos entre manos, vamos a continuar y a acabar esos proyectos, que no son pocos, que quiz¨¢ en lo esencial se sumen en equilibrar Madrid, en que no haya un Madrid poderoso y un Madrid d¨¦bil, un Madrid bien equipado y un Madrid mal equipado, vamos a intentar equilibrarlo, y ustedes d¨ªgannos si, a trav¨¦s de lo que hemos hecho, de la confianza que les podamos inspirar y de lo que les hemos explicado durante tantos meses, nos creen capaces de realizar ese proyecto y dignos de su confianza para administrar ese proyecto".
P. El candidato del principal partido de la oposici¨®n le ha re querido en varias ocasiones para que se prestara a un debate perso nal con ¨¦l. ?Usted no lo hajuzgado necesario o lo ha cre¨ªdo poco reve lador para los electores?R. Yo ya le he dicho en diversas ocasiones a Verstryrige, -y ¨¦l en una conversaci¨®n que tuvimos por la radio con los dem¨¢s candidatos lo entendi¨®, y dijo que s¨ª, porque es persona reflexiva y que se da cuenta de las cosas-, le dije, no es el momento de que discutamos us ted y yo como dos s¨¢trapas, como si fu¨¦semos los dos ganadores, con una especie de desprecio a los de m¨¢s. Somos cuatro, vamos a discutir los cuatro. Y ¨¦l lo entendi¨®, lo entendi¨® y dijo "claro que s¨ª". Por consiguiente, no hab¨ªa lugar al debate personal. Tiene que haber debate entre los cuatro, que estamos en condiciones muy semejantes,quiz¨¢ no en cuanto que la opini¨®n p¨²blica se inclina m¨¢s por unos que por otros, pero en orden a la cordura o en orden a la inteligencia, y en orden a otras muchas condiciones, yo creo que somos gentes equiparables, y por tanto, debemos ir los cuatro a la confrontaci¨®n. Por otra parte, cuando hablamos los propios candidatos, en una cierta intimidad, poco antes de entrar en un debate, pues todos decimos lo mismo, ya estamos hartos de repetir las mismas cosas.P. Este mismo candidato al que mencion¨¢bamos, Jorge Verstryrige, ha desencadenado una campa?a acusatoria contra su gesti¨®n, bas¨¢ndose en una supuesta quiebra del ayuntamiento.
R. S¨ª, bueno... Eso que llaman quiebra o agujero... Yo ya he explicado esto. Lo explic¨® en EL PAIS un se?or que aqu¨ª es muy conocido, porque ha trabajado con nosotros, don Javier Soto, y lo hizo con claridad, e insistir en sus argumentos tiene poco sentido. Pero yo cuando voy a los barrios, cuando alguna gente curiosa me pregunta, yo les explico. Es como una familia en la que trabajan el padre, la madre y la hija, y compran a plazos un piso y un autom¨®viL Pues bien, si consideramos s¨®lo la cantidad que tienen que pagar por el piso y por el autom¨®vil, dir¨ªamos "tiene un agujero de tres millones esta familia". Pero si tenemos en cuenta con la cantidad bastante para pagar esas letras, y que, por tanto, esas letras est¨¢n suficientemente garantizadas, y que adem¨¢s est¨¢n disfrutando del piso y del autom¨®vil, pues no s¨®lo no hay quiebra, sino que es un estado de abundancia, de relativa abundancia y de acierto. Y lo que han hecho algunos contrincantes, con malicia, una malicia, bueno... que responde a la campa?a electoral, es mostrar s¨®lo una parte y no mostrar la otra. Es una interpretaci¨®n caprichosa, y yo dir¨ªa que infantil, un poco infantil, para encontrar argumentos tra¨ªdos por los pelos y poder luchar en la contienda pol¨ªtica. A m¨ª me agrada que se conserve el yo infantil, pero a veces hay que saber d¨®nde se aplica.
P. Se ha referido al Plan de Saneamiento Integral. Esta corporaci¨®n ha sido impulsora al mismo tiempo de obras importantes, de un nuevo planeamiento para el futuro y de la implantaci¨®n masiva y sistem¨¢tica de arbolado, parques, zonas deportivas... ?Lo que anima todo esto es una idea desarrollista o una idea humanista de la ciudad?
R. Se trata de una idea humanista. Como he dicho siempre, es una idea profunda, que los socialistas mantenemos; usted sabe que est¨¢ en el fondo de la concepci¨®n socialista del mundo. Si no se llega a un cierto nivel de bienestar, que sea proporcional al conjunto de la. sociedad en la que vivimos, y comparativamente adecuada a los niveles m¨¢s altos, no se puede exigir desarrollo del esp¨ªritu. Tiene que haber un nivel de bienestar bastante para que el esp¨ªritu encuentre un acoplamiento que le permita el desarrollo de sus facultades. No se le puede pedir a un ni?o que estudie sentado sobre el barro, y que apoye los papeles en una piedra manchada para que escriba y tenga buena letra. No se le puede pedir a un adolescente que est¨¦. en la cama tiritando de fr¨ªo, con una vela, estudiando sus libros de texto. Puede haber una persona con voluntad de hierro, que siempre citamos, o dos personas, entre varios millones, que lo hayan hecho. Nos quedamos admirados, y son dignos de admiraci¨®n. Pero esto no es la regla, es la excepci¨®n. La regla debe ser el bienestar suficiente para todos,P. Respecto al Plan General, se trata de un proyecto que requiere inversiones muy cuantiosas. ?Tiene usted el temor de que el plan pueda quedar yugulado, en cierta forma, por falta de ' financiaci¨®n, de cooperaci¨®n de la Administraci¨®n central? -
R. Ha habido un momento en que ten¨ªamos alg¨²n temor, pero parece que ese temor est¨¢ dlisipado. La Administraci¨®n central va a dar los millones a que se coinprometi¨® para solventar los d¨¦ficit de los a?os 1981 a 1983, vamos, a tener 20.000 millones de pesetas; eso nos va a permitir un margen de maniobra. La Administraci¨®n central, por otra parte, nos est¨¢ ayudando para que recaudemos:mejor aquellos impuestos en los que colabora con nosotros. Creo que en este sentido, por,ejemplo en la contribuci¨®n urbana, estamos haciendo notables progresos y estamos duplicando los ingresos. La comunidad aut¨®noma, en cuanto funcione, nos ha dicho que est¨¢ dispuest¨ªsima a -ayudarnos en muchos de nuestros gastos, y por otra parte, parece ser que las transferencias del Estado a¨²n van a ser m¨¢s abundantes, sobre todo porque nos van a hacer transferencias para poder arreglar el transporte, o por lo menos mejorarlo. Estamos muy satisfechos. Creemos que los grandes proyectos del plan se van a hacer. Los que tocan a la vivienda tambi¨¦n se van a realizar; el Ministerio de Obras P¨²blicas y Urbanismo ha hecho un esfuerzo considerable, ha conseguido que los presupuestos para esto se mantengan a un nivel aceptable, y algunos millones que nos faltaban parece que se van a transferir de otras partidas; de modo que estamos bastante tranquilos, porque eso nos va a permitir que todo el programa de remodelaci¨®n, que no lo pagamos nosotros, pero que ha ca¨ªdo sobre nuestros hombros en cuanto a una parte de su ejecuci¨®n, vaya adelante. Los vecinos estaban muy inquietos, y yo tambi¨¦n, pero ahora estamos tranquilos y le agradecemos al Ministerio de Obras P¨²blicas su esfuerzo; creo que debo decirlo. Lo que hemos pretendido es que no haya un Madrid oficial y otro Madrid real. El plan de 1973 estaba consagrando una situaci¨®n de ese tipo. Usted iba a visitar lo que en el plan era una plaza y hab¨ªa un rascacielos o cualquiera otra cosa as¨ª.
P. El Plan General ha sido uno de los resultados del acuerdo de gobierno municipal entre el PSOE y el PCE. ?Cual es, al t¨¦rmino de estos cuatro a?os, su opini¨®n sobre la colaboraci¨®n entre ambos partidos?
R. Yo no me atrevo a establecer diferencias de principio en la labor de comunistas y socialistas. Hemos trabajado juntos sin un momento de disidencia. Ha sido un ayuntamiento a la par socialista y comunista, aunque con una mayor¨ªa de los socialistas. De manera que lo que hemos hecho, lo hemos hecho entre todos. Y la conclusi¨®n no puede ser m¨¢s que una. Si lo que hemos hecho me parece bien, quiere decirse que los acuerdos me parecen bien. La colaboraci¨®n ha sido permanente.
P. Las crisis de los dos partidos se han resuelto con el cese de algunos de sus corporativos. ?Cu¨¢l fue su papel en aquellas ocasiones? ?Fueron momentos dif¨ªciles?
R. Ha sido un papel delicado en el orden del tratamiento y penoso en el orden sentimental y ps¨ªquico. He pasado ratos amargos, porque son gentes a las que hab¨ªa tomado cari?o y afecto, y he tenido que cumplir como alcalde, siempre ateni¨¦ndome rigurosamente a la ley y dentro de un camino que desde que entr¨¦ aqu¨ª perfil¨¦ con claridad: la m¨¢xima obediencia a los asesores jur¨ªdicos, a los servicios contenciosos del ayuntamiento. Siempre he atendido los l¨ªmites de la ley y he tenido presente al se?or secretario de la instituci¨®n para que me aconsejara ante las mismas personas que me ped¨ªan una u otra cosa. Dentro de los l¨ªmites de la ley, he procurado ser indulgente y comprensivo al m¨¢ximo, y mantener mi actitud de amigo. Pero tambi¨¦n he tenido que respetar la ley. A veces algunos de los amigos y compa?eros que tuvieron que salir de aqu¨ª no comprendieron, por su afecci¨®n personal, que la ley era muy rigurosa, pero cuando reflexionan se dan cuenta de que el alcalde tiene que cumplir con la ley y hacer todo lo posible por tratar bien a sus amigos y compa?eros.P. Hay otro aspecto de su gesti¨®n que ha sido m¨¢s celebrada, en Madrid y fuera de la ciudad, y es la recuperaci¨®n de los bandos como algo capaz de atraer la atenci¨®n, y la particular redacci¨®n que usted les ha dado.
R. Bueno, yo soy un gran lector del Siglo de Oro y un curioso impenitente de sus libros; tengo muchos libros de aquella ¨¦poca. Siempre que dispongo de alg¨²n tiempo abro el Quijote o leo a Quevedo, o a autores de tercera y cuarta fila, que los leo tambi¨¦n con gusto, y esto va desde sermonarios a manuales de c¨®mo redactar cartas, o alg¨²n libro curioso de matem¨¢ticas de la ¨¦poca, sobre todo por los pr¨®logos y las explicaciones sobre el m¨¦todo. Hace mucho tiempo que estoy preocupado por el hecho de que Espa?a no acogiera el m¨¦todo cient¨ªfico moderno, que se mantuvierra siempre en el m¨¦todo escol¨¢stico de dar por intocables los supuestos y s¨®lo discutibles los resultados. ?ste es un m¨¦todo que yo dijera que es el m¨¦todo dogm¨¢tico, frente al m¨¦todo de la duda, que culmina en la actitud cartesiana. Y aqu¨ª el m¨¦todo de la duda se aplic¨® a finales del XVIII y principios del XIX, y no muy bien. Las consecuencias, en la pr¨¢ctica, de no aplicar el m¨¦todo de la duda me llevan a leer el Barroco e interesarme por c¨®mo se pod¨ªa vivir con esa seguridad en los supuestos, no ya en el mundo de la teolog¨ªa, sino en el mundo de la quimica o de la geolog¨ªa. Le dec¨ªa esto a cuento de que he logrado impregnarme del lenguaje, de un lenguaje que se aproxima..., nunca es bueno, siempre es una aproximaci¨®n, que se aproxima al lenguaje del XVIII. Me he adue?ado de giros que estaban en desuso. Hay ocasiones en que sin darme cuenta digo "H¨¢game la merced". Por eso los bandos no me cuesta hacerlos, lo que me cuesta un poco m¨¢s es no pasarme en la iron¨ªa, en la broma. Pero la intenci¨®n no es hacer gala de un lenguaje, que por otra parte se est¨¢ perdiendo bajo la presi¨®n de los galicismos o los anglicismos, sino desdramatizar, introducir un poco de iron¨ªa en la comunicaci¨®n.
P. ?Y c¨®mo interpreta usted que esta manifestaci¨®n culta haya sido acogida con simpat¨ªa y con inter¨¦s por el ciudadano com¨²n?
R. Es el fen¨®meno del inconsciente hist¨®rico, casi gen¨¦tico. Todos llevamos dentro el lenguaje castellano castizo, porque todos recordamos c¨®mo hablaba nuestra madre o nuestra abuela. El lenguaje es una instituci¨®n que tiene un ¨ªndice de cambio muy limitado y muy sometido a normas, casi a hormas. Los lenguajes se desarrollan, como una instituci¨®n que son, desde su propia interna l¨®gica, y rechazan las l¨®gicas extra?as. Meter aqu¨ª la l¨®gica del ingl¨¦s, que la tiene, no es posible. Y esto est¨¢ prendido en el alma comunitaria, si se quiere, en algo parecido a la conciencia com¨²n, de manera que reverdece. Mientras formemos una comunidad y vivamos en familia y tengamos proximidad unos con otros, el lenguaje como instituci¨®n, aunque evolucione, nunca perder¨¢ su fuerza y sus caracteres originarios, ni sus palabras originarias. De tal manera que lo que yo he hecho es que reverdezca el lenguaje que hablamos todos en el fondo y que estamos deseando que salga, porque en muchas ocasiones incluso lo hablamos sin conciencia de que es tan bello. En el bando se ve, y esa visi¨®n produce gozo y el renacimiento de la lengua y, por otra parte, desdramatizaci¨®n, porque introduzco iron¨ªa. Y reaviva la conciencia nacional; creo que el lenguaje es uno de los veh¨ªculos m¨¢s ftiertes para que no se apague el sentimiento nacional.
P. En definitiva, ?cu¨¢l es el hilo conductor de su. actuaci¨®n al frente del ayuntam:iento, el sue?o de Madrid que a usted le gu¨ªa?
R. El hilo conductor ha sido, sobre todo, fomentar la cultura, tanto en el sentido de cultura como espect¨¢culo como en el sentido acad¨¦mico de cultura en cuanto que reflexi¨®n. Entendiendo en ambos sentidos la cultura como algo externo a nosotros, que nos rodea, todo es cultura. Un azad¨®n es cultura porque lo tia hecho el hombre para procurar dominar el mundo, y nuestras propJlas ideas son cultura. Por tanto, forrientar la cultura es fomentar la consciencia y fomentar la consciencia es fomentar la educaci¨®n. De manera que hem, os tenido una actitud que yo dijera que en muchos casos ha sido ilustrada. Los bandos, por ejemplo, est¨¢n hechos con un esp¨ªritu que se corresponde m¨¢s con la Ilustraci¨®n que con el Barroco, en cuanto a su intenci¨®n. Hemos procurado ilustrar al pueblo, cultivar al pueblo, ilustrarnos y cultivarnos nosotros mismos en cuanto que somos pueblo, y en este sentido hemos sido una ilustraci¨®n sin despotismo. Y esta ilustraci¨®n sir, despotismo, la ilustraci¨®n dernocr¨¢tica, me parece que es un ideal, que todos los inunicipios han estado practicando cuando han admi-, nistrado bien. Un nuevo equipamiento, el que haya, un nuevo polideportivo, el que haya nuevos jardines, m¨¢s servicios, eso es ilustraci¨®n, eso contribuye a la cultura, por lo que hemos comentado antes. Pero hay que hacerlo en el ¨¢mbito de la convivencia democr¨¢tica, de ah¨ª que hayamos aumentado la confianza y la partici.paci¨®n popular. Los municipios eran castillos. Hemos desmantela.do esos castillos, hemos llenado los fosos, bajado los puentes levadizos, destruido las murallas, y donde hab¨ªa un castillo hay ahora una plaza, en la que nos reunimos todos para hablar. Cultura y participaci¨®n han sido las ideas b¨¢sicas desde las que yo he procurado orientar al ayuntamiento
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.