La huelga policial
Los dos m¨¢ximos dirigentes sindicales del Cuerpo Superior de Polic¨ªa aseguran que no renuncian al derecho de huelga que, como trabajadores, asiste a los polic¨ªas, y ponen de manifiesto que el colectivo carece de los m¨ªnimos derechos y libertades laborales. Abogan por la democratizaci¨®n y desmilitarizaci¨®n de la polic¨ªa, y precisan que nunca han pretendido atacar al Ej¨¦rcito. Igualmente, defienden el reconocimiento del derecho de sindicaci¨®n para la Polic¨ªa Nacional.
Para hoy se hab¨ªa anunciado la primera huelga legal de la polic¨ªa espa?ola. No vamos a rebatir la supuesta ilegalidad, que defend¨ªan portavoces del Gobierno, cuando el propio Defensor del Pueblo estimaba que si hubiera un pronunciamiento del Tribunal Constitucional, ¨¦ste, presumiblemente, a la vista de la Constituci¨®n, fuera favorable a la legalidad de la huelga policial.S¨ª queremos afirmar que los sindicatos de polic¨ªas no renunciamos a un derecho que nos asiste como trabajadores de la polic¨ªa, aunque el PSOE nos lo niegue en su programa electoral, bas¨¢ndose en que ninguna polic¨ªa de Europa lo posee; no en vano se ha mantenido que nuestras Constituciones democr¨¢ticas (1812, 1931, 1978) han sido de las m¨¢s progresistas en reconocimiento de derechos y libertades.
No ignoramos la alarma social que se produce ante una huelga de polic¨ªas, debido a la inseguridad ciudadana que presumiblemente, se puede generar.
No olvidamos nuestro sentido de la responsabilidad y en todo momento declaramos que los ciudadanos podr¨ªan estar tranquilos, pues est¨¢bamos dispuestos a garantizar los servicios m¨ªnimos esenciales para la comunidad. Nuestra ¨¦tica policial nos impide dejar sin protecci¨®n a los ciudadanos.
Igualmente, en evitaci¨®n de manipulaciones antidemocr¨¢ticas retrasamos el inicio de la huelga, a fin de no interferir en absoluto el proceso electoral municipal y auton¨®mico. Si, incluso as¨ª, pod¨ªa existir alguna duda o sospecha sobre las verdaderas intenciones de la huelga, la misma se debe desechar, imperiosamente, al responder con la desconvocatoria a las promesas y voluntad de di¨¢logo del ministro del Interior y del director de la Seguridad del Estado.
Dicho esto, tendr¨ªamos que preguntamos por qu¨¦ los profesionales de la polic¨ªa hemos llegado al extremo de anunciar una huelga legal.
El an¨¢lisis de las causas y las motivaciones que han estado a punto de generar el mayor conflicto que se haya conocido en la polic¨ªa espa?ola, es muy complejo. En aras de la clarificaci¨®n y de la comprensi¨®n, y a fin de evitar malos entendidos o manipulaciones, intentaremos explicar los factores que inciden en el problema.
Los ejes de la controversia se sit¨²an en torno a la ley de Cuerpos de Seguridad del Estado, que hab¨ªa de abordar la unificaci¨®n policial a partir de los actuales Cuerpo Superior de Polic¨ªa y Cuerpo de Polic¨ªa Nacional, las reivindicaciones econ¨®micas de los profesionales de la polic¨ªa y las expectativas sindicales de los compa?eros de la Polic¨ªa Nacional.
Sin los m¨ªnimos derechos
Cuando apoyamos el proyecto de unificaci¨®n policial est¨¢ claro que lo hacemos en base a los criterios marcados por nuestros congresos, o sea que signifique una aut¨¦ntica desmilitarizaci¨®n, con primac¨ªa de lo civil sobre lo militar, que debe quedar excluido; una democratizaci¨®n de las estructuras policiales, en la que el polic¨ªa no sea un mero instrumento de ejecuci¨®n sino que se sienta parte integrada y responsable de las actuaciones policiales; una definici¨®n del marco de derechos y deberes de los polic¨ªas con un c¨®digo deontol¨®gico basado en la Declaraci¨®n de la Polic¨ªa del Consejo de Europa, en el que el polic¨ªa se identifique, gozando de los mismos derechos que tienen sus conciudadanos.
A partir de estas premisas nos cabe concluir que en la integraci¨®n entre el Cuerpo Superior de Polic¨ªa y la Polic¨ªa Nacional debe primar lo civil sobre lo militar, la formaci¨®n policial sobre la formaci¨®n militar y, en consecuencia, los militares destinados en Polic¨ªa Nacional deben reintegrarse a su dign¨ªsima funci¨®n en el Ej¨¦rcito. Nos negamos a que la desmilitarizaci¨®n se pretenda instrumentalizar como un ataque a lo militar o al Ej¨¦rcito; respetamos el papel que el militar juega en una naci¨®n, pero se habr¨¢ de estar con nosotros que es distinto al policial, e incluso de filosof¨ªa contrapuesta.
Somos conscientes de que existe una fuerte crisis econ¨®mica, de que tenemos la mayor tasa de paro de Europa y de que nuestras reivindicaciones se pueden interpretar por parte del resto de la clase trabajadora como insolidaria y que queremos privilegios corporativistas; nada m¨¢s lejos de nuestra intenci¨®n.
La polic¨ªa espa?ola carece del m¨¢s m¨ªnimo estatuto laboral, su reglamento actual determina que los polic¨ªas se encuentran en servicio permanente, por lo que carecen de horarios, hacen horas extraordinarias, nocturnas y festivas que no les son reconocidas, su trabajo implica un riesgo l¨ªmite: la posibilidad de ser asesinados. En s¨ªntesis, carecen de los m¨ªnimos derechos y libertades de que goza el resto de los ciudadanos y corren un riesgo superior al resto de los funcionarios.
A cambio, la compensaci¨®n econ¨®mica brilla por su ausencia; en la mayor¨ªa de los pa¨ªses europeos al polic¨ªa se le reconoce su trabajo y, en consecuencia, sus remuneraciones econ¨®micas se sit¨²an muy por encima de los funcionarios con igual ¨ªndice funcional, mientras que aqu¨ª nos encontramos muy por debajo.
Si a ello a?adimos las propias palabras del ministro del Interior, anteriores a su nombramiento, que dice que un inspector del Cuerpo Superior de Polic¨ªa debe cobrar igual que un oficial de la Polic¨ªa Municipal, que cobra un 50% m¨¢s; que se nos adeudan unos atrasos, reconocidos en sentencia de la Audiencia Territorial de Madrid, en concepto de grado de carrera, y que se nos rebajan en el 200% las cantidades que el propio servicio de administraci¨®n de la Direcci¨®n General de la Polic¨ªa determina, esperamos que se comprenda que es la injusticia de que somos objeto la que nos mueve a exteriorizar nuestro descontento.
Polic¨ªas, no soldados
Una comisi¨®n econ¨®mica Administraci¨®n-sindicatos ha reconocido el tratamiento econ¨®mico injusto de que somos objeto y cifra en cerca de las 50.000 pesetas el agravio econ¨®mico.
Si lo anterior, que se sit¨²a a nivel del Cuerpo Superior de Polic¨ªa, es grave, se encuentra minimizado en lo que respecta a los compa?eros de Polic¨ªa Nacional, que no llegan al m¨ªnimo interprofesional, haciendo la mayor¨ªa de ellos 24x24 (24 horas de trabajo continuas por 24 de descanso).
Es notorio y p¨²blico que en el seno de la Polic¨ªa Nacional existe desde hace varios a?os el SUP, el Sindicato Unificado de Polic¨ªa, que canaliza los intereses de los compa?eros de la Polic¨ªa Nacional y que ahora est¨¢n viendo c¨®mo existe una operaci¨®n oficial, utilizando como plataforma una comisi¨®n de PN, para crear una asociaci¨®n que pretende perpetuar los privilegios de algunos jefes y oficiales y que, curiosamente, su primer comunicado es atacar el sentir de sus propios compa?eros, con ocasi¨®n del programa de Televisi¨®n Espa?ola En este pa¨ªs, puesto que lo que manifestaban p¨²blicamente (a cara descubierta) es lo que la mayor¨ªa de sus compa?eros piensan. El sentimiento general de los profesionales de la polic¨ªa es por la desmilitarizaci¨®n y profesionalizaci¨®n del cuerpo. No son soldados, son polic¨ªas. No vamos a entrar ahora a explicar las diferencias entre el papel de la milicia y la polic¨ªa. Ambas muy importantes pero, como hemos dicho anteriormente, sustancialmente contrapuestas.
Han transcurrido cuatro meses de Gobierno socialista. Los polic¨ªas saben que los socialistas prometieron la desmilitarizaci¨®n y el derecho de sindicaci¨®n, pero no comprenden por qu¨¦ hay que esperar una ley, cuando la vigente ley de Polic¨ªa permite mediante decreto la reforma de su estatuto reglamentario.
Continuar en una situaci¨®n transitoria como la presente, sin dictar alguna normativa que venga a dar satisfacci¨®n a las demandas mayoritarias de los polic¨ªas, no har¨¢ otra cosa que aumentar la tensi¨®n en el seno de los cuerpos policiales.
Nosotros hemos defendido, defendemos y nos comprometemos a defender, al igual que la mayor¨ªa de nuestros compa?eros, las aspiraciones leg¨ªtimas de sindicaci¨®n de la Polic¨ªa Nacional.
Cuatro meses de Gobierno socialista es tiempo m¨¢s que suficiente para haber solucionado las demandas policiales, sobre todo si se tiene en cuenta el alto grado de frustraci¨®n de que fuimos objeto por los Gobiernos anteriores.
Queremos que nuestras muestras de responsabilidad sean comprendidas por el actual Gobierno y que se comprometan seriamente a mejorar la polic¨ªa, que sufre uno de los mayores agravios que existen en la actualidad.
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