Az¨²car y Nicaragua
Para obligar a Fidel Castro a cambiar de ruta, Estados Unidos, en 1960, decret¨® la suspensi¨®n de la importaci¨®n de az¨²car cubano. Pero Castro no se dobleg¨®. Por el contrario, jug¨® ese embargo para unir a su pueblo contra la diplomacia del d¨®lar y para justificar su nueva dependencia comercial de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. El embargo continu¨® y tambi¨¦n la inflexible hostilidad de Castro hacia un vecino que en otro tiempo fue el mayor socio comercial de Cuba.El presidente Reagan proyecta la suspensi¨®n de las importaciones de az¨²car de Nicaragua. Si esa medida no dio resultados en Cuba, no es probable que tenga ¨¦xito en Nicaragua, donde el az¨²car constituye solamente el 3% de los ingresos de exportaci¨®n. ?Por qu¨¦ se emplea la misma arma contra la izquierda sandinista? Porque, afirman los asesores de Reagan, demuesta la detemiinaci¨®n americana y, adem¨¢s, porque Nicaragua aprob¨® que las 58.000 toneladas del mercado de Estados Unidos pueden usarse para ayudar a Honduras, El Salvador y Costa Rica. Dividido entre tres pa¨ªses, los 15,6 millones de d¨®lares que obtiene Nicaragua de sus exportaciones de az¨²car no ayudar¨¢n mucho a sus vecinos. Y cualquiera que sea el beneficio, ser¨¢ compensado por la ola de propaganda que desencadenar¨¢n los revolucionarios de Managua, otro instrumento que emplean los americanos para reafirmar su supremac¨ªa en una regi¨®n que Reagan considera nuestro frente de batalla.
Cuando el presidente Eisenhower decret¨® el embargo en 1960, deseaba al mismo tiempo ampliar el programa de ayuda econ¨®mica. Como escribi¨® posteriormente, debemos encontrar todos los medios posibles para demostrar a Am¨¦rica Latina que Estados Unidos desea elevar el nivel de vida de todos los pueblos. Sus intenciones eran admirables, pero no su programa.
Si el presidente Ronald Reagan quiere ayudar a los vecinos de Nicaragua, hay soluciones mejores. Como la de asumir la iniciativa del programa de ayuda econ¨®mica al Caribe.
12 de mayo
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