Sara Montiel, en el callejero
Campo de Criptana, su pueblo natal, le ha dedicado una de sus calles m¨¢s bellas
Poco antes de la guerra civil, en 1935, sali¨® de Campo de Criptana (Ciudad Real), con siete a?itos, camino de Orihuela y del ¨¦xito. Mar¨ªa Antonia Abad ha vuelto a casa ahora, en 1983, como todos los a?os, para ser finalmente reconocida en su pueblo como la dama manchega m¨¢s c¨¦lebre de todos los tiempos despu¨¦s de Dulcinea del Toboso. Han transcurrido muchos a?os de ¨¦xito, de mito, de locura, de Santa, Sant¨ªsima, Do?a Sara de la Mancha, Sara Montiel.
Campo de Criptana, una de las villas manchegas m¨¢s hermosas, ten¨ªa una espinita clavada con su hija, de muy humildes padres (como ella siempre recuerda), que ya con cinco a?os cantaba y hac¨ªa corrillo entre la vecindad.Ahora, una de sus calles m¨¢s bellas, la avenida del Pozo Hondo, -lleva el nombre de la artista, en una sencilla placa. Habr¨ªa que haberla visto, precedida de la banda de m¨²sica municipal, como una reina, bajando del consistorio a su calle, con Tha?s en una cadena y Pepe Tous en el otro costado, entre el ruido de su p¨²blico. El pleno del Ayuntamiento de Criptana hab¨ªa acordado por unanimidad homenajearla coincidiendo con la inauguraci¨®n del restaurado teatro Cervantes. Unos ocho minutos, ininterrumpidos, duraron los aplausos que en el teatro le prodigaron sus paisanos, entre los sollozos y las l¨¢grimas de la divina. "Hoy es el d¨ªa m¨¢s grande de mi vida, el sue?o de mi vida". Atr¨¢s quedaron a?os de incomprensi¨®n de algunos criptanenses para con ella, de habladur¨ªas y chismorreos propios de las nimias entendederas rurales.
A¨²n hoy es tema de comentario en Criptana su edad, su piel, sus correr¨ªas, su divismo y su belleza. A escasos metros suyos, algunas paisanas murmuran, cuando no vocean: "Pero, si est¨¢ hecha una mocita". "Yo la veo m¨¢s estrope¨¢ que nunca". "?Pero, qu¨¦ guapa es!". "Aparenta menos de los que tiene". "?Qu¨¦ tonta es!". "A m¨ª me va a enga?ar, con los a?os que nos conocemos desde...". El precio de la fama, de salir de las cuatro paredes manchegas rumbo a M¨¦xico, Hollywood, Rusia...
Atr¨¢s quedan tambi¨¦n montones de an¨¦cdotas y de recuerdos de la artista con su pueblo. Como aquella vez en pleno boom de El ¨²ltimo cupl¨¦, cuando La Mancha empez¨® a sonar gracias al palmito de Sara, ella con falda corta y a lo loco, fue humillada por un cura inquisidor que la ech¨® sin contemplaciones de la iglesia... 0 aquel molino de viento que dicen que quiso construirse en el Cerro de la Paz, al lado de los otros gigantes cervantinos, sin obtener el visto bueno del Ayuntamiento.
En justiprecio al homenaje, ella ha querido cantar y divertir a los suyos en- dos noches inolvidables en el teatro Cervantes, sofisticada, fr¨ªvola, y el eterno femenino de siempre: Fumando espero al hombre que yo quiero ... ; Y todo a media luz, a media luz los dos ... ;Para dar gusto a los se?ores, pasan su vida las camareras ... ; S¨®lo vivo por ¨¦l, ?es mi hombre! ... ; Sus negros ojazos en mi alma clav¨® ... ; Entre los paisanos y los militares, me salen a diario novios a millares ... ; Pisa morena, pisa con garbo ... ; Si me pega me da igual, es natural...
Y entre canci¨®n y canci¨®n, mmua¨¢s por doquier, claveles, piropos, contoneos, alusiones a sus famosos hechos (¨ªSe nota que soy manchega, verdad!); sentadas art¨ªsticas en el patio de butacas en medio de las carcajadas histri¨®nicas e hist¨¦ricas de las damas de la zona (A la camarera le dice ¨¦chate ... ); echadas familiares, as¨ª, en las piernas de su sobrino (?Hijo m¨ªo, tu t¨ªa es mucha t¨ªa!).
Hubo l¨¢grimas de nuevo y emoci¨®n cuando se despidi¨® la reina de Chantecler, la dama de Beirut, Carmen la de Ronda, la mujer perdida, la noct¨¢mbula de Casablanca, la violetera, la ¨²ltima cupletista, la bella Lola, la pecadora de amor, una de las pocas devoradoras de hombres que el cine espa?ol se ha permitido, su mito m¨¢s cautivador, aquella mocita que empezara en 1944 ganando un concurso de nuevas actrices con el cursi nombre de Mar¨ªa Alejandra.
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