Recorrido buc¨®lico por la vega del Tera
Entre Zamora y Galicia, la vega aparece salpicada de poblaciones de origen romano.
Nace el Tera en los l¨ªmites de Zamora con Galicia, de neveros y manantiales, atraviesa la comarca monta?osa de Sanabria y riega m¨¢s tarde las amplias tierras zamoranas hasta unirse al Esla. Es precisamente este ¨²ltimo tramo de su recorrido, de horizontes m¨¢s abiertos, el conocido como la vega del Tera, seguido de cerca por una carretera comarcal que desde Benavente enlaza con la general que se dirige de Zamora a Galicia. Apartado de las grandes rutas, codiciado por los pescadores en cuanto se abre la temporada, el r¨ªo Tera corre acompa?ado de poblaciones con historia remota, abiertas como las tierras que las rodean, con iglesias hermos¨ªsimas a las que apenas se acerca alg¨²n viajero aislado
Santa Marta de Tera, en plena vega, responde punto por punto a estas exigencias: tal vez de origen romano, su importancia se remonta al siglo X, tiempos en que exist¨ªa ya un monasterio favorecido por infantes y reyes. De comienzos del XII ser¨ªa originaria la actual iglesia, una maravilla de arte rom¨¢nico. Con planta de cruz y una sola nave, tiene un curioso ¨¢bside cuadrado, caracter¨ªsticamente zamorano, cubierto de madera, capiteles labrados y hermos¨ªsimas grecas ajedrezadas que repiten la decoraci¨®n exterior.La fachada que da al pueblo tiene adosada la antigua casa rectoral -hoy en estado lamentable y salvada por milagro y por intercesi¨®n del actual p¨¢rroco de su destrucci¨®n, un dign¨ªsimo edificio de mediados del siglo XVI, con fachada renacentista y dos medallones en los que aparecen el rey Carlos V y el papa, Julio III.
Escas¨ªsimos kil¨®metros separan Santa Marta, de Camarzana, antiguo castro situado en un cerro cercano al actual pueblo, trasladado al llano en tiempos de la dominaci¨®n romana, como prueban los importantes restos de mosaicos y dos capiteles de pilastras encontrados en huertos y corrales, que hoy se guardan en el museo de Zamora. Rionegro, justo antes del empalme con la general, y m¨¢s cerca del r¨ªo que le ha dado nombre que del Tera, cuenta con un santuario famoso en toda la vega, el de Nuestra Se?ora de Carballeda, centro de romer¨ªas, que en la actualidad se celebran el tercer domingo de septiembre. La actual f¨¢brica data del siglo XV y es de formas sencillas, obedeciendo a los c¨¢nones de la arquitectura rural.
Mombuey marca el punto final de esta comarca y el comienzo de Sanabria: se anuncian ya las monta?as y la poblaci¨®n se recoge sobre s¨ª misma, formando un todo apretado, cubierto de tejas que simulan una techumbre continuada y completa, cubriendo la poblaci¨®n entera. Mombuey es famosa por su iglesia dedicada a Nuestra Se?ora de la Asunci¨®n y, sobre todo, por su espl¨¦ndida torre -todo de comienzos del XIII-, singular¨ªsima, rematada en pir¨¢mide, desproporcionada.
Adem¨¢s, de Santa Marta parte la carretera local que llega a Grijalba de Vidriales, con una iglesia de hermosa portada g¨®ti ca bien conservada. En direcci¨®n contraria se llega a T¨¢bara, donde se alza una hermosa iglesia originaria del siglo XII, muy sen cilla, de tres naves y una inmensa torre cuadrada.
Despu¨¦s de atravesar Mombuey, la meseta, hasta ahora larga y abierta, presiente su propio fin: leves ondulaciones de terreno ir¨¢n haciendo su aparici¨®n hasta hacerse pronunciadas y dif¨ªciles. Pero nunca abruptas. El valle de Sanabria es suave, eternamente verde. Prados, bosques, y el r¨ªo va a dar a un hermoso lago de origen glaciar, para, m¨¢s adelante, despu¨¦s de ser sucesivamente embalsado, llegar a su nacimiento. La comarca, abierta y limitada por sierras, presidida por las aguas, tiene por capital la villa de Puebla de Sanabria.
Remontando el r¨ªo
Vale la pena subir a lo alto de la poblaci¨®n, donde se encuentra el castillo que levantara, en la segunda mitad del siglo XV, el cuarto conde de Benavente, don Rodrigo Alonso Pimentel. Cuadrado y con una gran torre llamada el Macho, es el punto perfecto para contemplar el valle entero. Junto a ¨¦l se mantiene la iglesia, con una preciosa portada del siglo XII flanqueada por curiosas figuras humanas. A esta fachada, que se abre a una espaciada plaza, est¨¢ adosada una hermosa capilla barroca.
Una carretera local, con m¨²ltiples desviaciones a los pueblos cercanos, lleva hasta el lago, lleno de ba?istas los domingos calurosos, rode¨¢ndolo pr¨¢cticamente. No lo dude: tome la carretera que se dirige a San Mart¨ªn de Casta?eda.
No olvidar: existe un parador en Puebla de Sanabria. Es peque?o (31 plazas) y habr¨¢ que reservar habitaci¨®n con tiempo.
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