Los apellidos 'malditos' de Mallorca
El paso de los siglos no ha borrado completamente la larga historia de discriminaci¨®n contra los chuetas
ENVIADO ESPECIAL En Espa?a existen todav¨ªa peque?as comunidades ¨¦tnicas: los agotes navarros -aunque acaso aqu¨ª persistan algunos peque?os elementos disgregadores-, los maragatos de Le¨®n, los vaqueiros de alzada astur-leoneses, los pasiegos santanderinos, los negros de Gibrale¨®n, que se han diluido, o que, como ya sucede en la cl¨¢sica fiesta veraniega en las bra?as de Asturias, se tengan que inventar (simular) la cl¨¢sica boda vaqueira porque nadie se casa ya en ela fecha. Tema aparte es el de los gitanos, que siguen sufriendo todo tipo de discriminaciones y sospechas.
Es m¨¢s, los restos de aquellas comunidades un d¨ªa cerradas o postergadas son hoy menci¨®n obligada hasta en los libros y folletos que se reparten a viajeros y turistas. Pero eso no pasa en las gu¨ªas, folletos y dem¨¢s literatura oficial y ligera en el caso de los chuetas mallorquines. Muy al contrario, no se nos habla siquiera de la existencia de una antigua juder¨ªa ni tampoco de las calles donde, tras ser expulsados del centro, a¨²n viven los descendientes de los xuetes.
Los 'c¨ªrculos.'
Antes de proseguir con el tema chueta, parece oportuno resaltar que en la sociedad mallorquina actual (y desde la explosi¨®n tur¨ªstica) se ha producido un fen¨®meno racial doble: por un lado, la sociedad mallorquina tiene un n¨²cleo b¨¢sico que son los butifarras (los nobles); luego, a los descendientes de catalanes, etc¨¦tera, que hicieron la conquista y repoblaci¨®n de las islas en tiempos de Jaime I el Conquistador, y, por ¨²ltimo, los descendientes de los chuetas. Pero junto a ese c¨ªrculo, y con la aparici¨®n masiva del turismo -de tal cantidad que el aeropuerto de Palma ocupa durante cuatro meses del a?o e?ser el de m¨¢s tr¨¢fico de Europa y el segundo de Espa?a, tras Barajas, en el c¨®mputo general de cada a?o-, se ha originado que, como anillos que circundan Venus, hayan aparecido otras dos clases sociales: los turistas y sus servidores.La pura sociedad mallorquina no tiene nada que ver con esta sociedad tur¨ªstica. Es m¨¢s, un descendiente de chuetas (cuyo nombre tengo bien anotado, pero que callo por verg¨¹enza ajena) me dec¨ªa: "Hemos sufrido la invasi¨®n de los xarnegos (t¨¦rmino que es hasta de mal tono aplicar hoy a los emigrantes en Catalu?a), sobre todo murcianos..., y otra gente de mal vivir, que se dec¨ªa en las reales ordenanzas de Carlos III..."
Les Illes, desde la antig¨¹edad conocida, fueron invadidas por multitud de pueblos, y luego, hasta ¨¦poca reciente, acosadas por piratas del m¨¢s variado origen. Hasta la conquista de Jaime I (1229), los grupos ¨¦tnicos m¨¢s numerosos eran los moros y los jud¨ªos. Esa morisma queda en las islas (sobre todo en Ibiza, cuesti¨®n presente a¨²n en nuestros d¨ªas); aunque de Mallorca son expulsados, los m¨¢s o un peque?o n¨²cleo queda como esclavos de los conquistadores catalanes. Los jud¨ªos, no obstante, no son en principio perseguidos ni expulsados, pero, como dice Porcel, pronto fueron obligados a dejar su juder¨ªa por la orden de los dominicos y a irse concentrando en un n¨²mero de calles, en su gueto.
Y all¨ª comenz¨® la soluci¨®n final. Los jud¨ªos ejerc¨ªan, preferentemente, profesiones como las de prestamistas y compradores de oro, plata, etc¨¦tera, y profesiones liberales (m¨¦dicos, hombres de leyes, farmac¨¦uticos, cart¨®grafos, etc¨¦tera), pero tambi¨¦n ejerc¨ªan oficios o profesiones m¨¢s modes tas (artesanales o menestrales), nutriendo los gremi¨®s de las m¨¢s diversas condiciones.
Mallorca nunca fue tierra pr¨®diga en bienes naturales (el turismo es algo de nuestros d¨ªas), y la clas campesina pas¨® grandes hambres. Fue el asalt¨® del Call, en 1391, su primera sublevaci¨®n contra la clase se?orial y aristocr¨¢tica. Refugiados en el castillo de Bellver, los nobles se las arreglaron para que las iras del pueblo se volvieran contra los jud¨ªos. "Nada parece haber habido de eventual, sino de muy preparado, en el saco de lo jud¨ªos de Mallorca", dice Quadrado. "En las tiendas del Call (barrio jud¨ªo) se almacenaban deudas, pagar¨¦s, adem¨¢s de oro, plata y alhaj as, que auguraban un buen botin". Murieron 300 jud¨ªos.
Para enriquecerse
Pero el peor de los ya muchos males se inici¨® con el establecimiento de la Santa Inquisici¨®n, decidida por los Reyes Cat¨®licos en 1492 para exterminar a todos los jud¨ªos. Las actuaciones del Santo Oficio son innumerables. Las matanzas y quemas, continuas. Esto no es un estudio hist¨®rico, y, por tanto, en gracia al lector, no vamos a enumerar la multiplicidad dejuicios de la Inquisici¨®n. Digamos solamente que, junto con Toledo, la Inquisici¨®n espa?ola -acaso la de,mayor crueldad de la cristiandad- alcanz¨® su m¨¢xima virulencia tanto en el viejo reino toledano como en Mallorca.No hay duda alguna de que los santos inquisidores actuaron con mendaz conducta. As¨ª, distinguieron entre los reconciliados (a los que no se ejecutaba en la hoguera) y los relajados, que eran entregados al brazo secular (civil) para su ejecuci¨®n. Y aun dentro de estos relajados se llegaba al refinamiento de darles garrote antes de matarles (para ahorrarles el suplicio de su quema) o dejarles quemarse vivos, todo depend¨ªa de si entregaban tales o cuales bienes o dineros. Asimismo cualquier jud¨ªo condenado como practicante de su religi¨®n, y si era rico o pudiente no ten¨ªa m¨¢s que abjurar de su religi¨®n (previo pago de una cierta cantidad de bienes) para ser considerado reconciliado (con la Iglesia cat¨®lica) y ser puesto en libertad o sufrir escasa pena de prisi¨®n. No obstante, para ejemplarizar, siempre algunos ten¨ªan que morir en la hoguera inquisitorial.
Las arcas de la Corona y las arcas de la Iglesia (m¨¢s lo que se quedaran los santos inquisidores en sus faltriqueras) engordaban y, a la vez, el descontento popular era dirigido hacia las juder¨ªas mallorquinas para saqueo, flesta y noche de cuchillos largos tantas veces repetido.
La historia llega a nuestra generaci¨®n madura, la que particip¨® en la guerra civil o las que nacimos
entonces o poco despu¨¦s. As¨ª, se da el caso curioso de que por los a?os cuarenta agentes de las SS alemanas (cuando se preve¨ªa que Espa?a podr¨ªa aliarse en la segunda guerra mundial junto a las potencias nazis) llegaron a Mallorca a la b¨²squeda y captura de jud¨ªos o judaizantes... Est¨¢ demostrado hist¨®ricamente. Persona tan poco sospechosa como Perico Muntaner -de la m¨¢s recia aristocracia catalanista, en cuya casa-palacio se ha rodado parte de la pel¨ªcula Bearn- me dec¨ªa: "Como historiador que ejerce un alto cargo de la biblioteca municipal de Palma, le puedo decir que es cierto que los nazis estuvieron investigando la comunidad chueta". En el mismo momento de realizar este reportaje, por la antiguajuder¨ªa hay carteles (v¨¦ase foto) que muestran a Hitler, brazo en alto, bajo lafirma de ese grupo ultraderechista, radicado sobre todo en Catalu?a, que es la CEDADE.
Lo que sucede en nuestros d¨ªas es que dentro de la propia sociedad mallorquina nadie se atreve a manifestar desprecio alguno por los xuetes p¨²blicamente. Es como algo que ellos saben que no es de recibo en el siglo XX. Y que los xuetes no desean en absoluto hablar ni los de los 15 nombres malditos. Alguno s¨ª, como la se?ora Aguil¨®. Pero son excepciones.
Mas la realidad sigue presente en todos los ¨®rdenes -salvo en el de las matanzas-, y as¨ª cada cual, en la intimidad de su casa o su despacho, te cuenta -confidencialmente, por supuesto- que xuete viene de xya (tocino), que los judeoconversos quemaban a la puerta de sus casas para indicar que pese a la religi¨®n judaica, ellos com¨ªan cerdo. O el apelativo de butifarras a los nobles catalanes, pues ambos alimentos proceden del cerdo.
Para Luis Pomar, "soy chueta (hasta se paseaba hace tiempo con estrella de David al brazo, seg¨²n algunos testimonios), y adem¨¢s soy el ¨²nico chueta que tiene acceso a la jet society de Palma". Eso es incierto, me dir¨ªan tanto Jaume Pomar como Muntaner. No es ¨¦l s¨®lo quien es admitido, siendo chueta, por la alta sociedad, si bien no es que sea un caso general. "Soy chueta y ejerzo", me dir¨ªa Luis Pomar, "pertenezco a la alta burgues¨ªa, vivo en un chal¨¦ de Son Vida (por cierto, con guarda jurado armado de pistol¨®n). Ser chueta no quiere decir que seas jud¨ªo de religi¨®n -yo soy agn¨®stico-, pero se es chueta por descendencia. Cuando conquist¨® las islas, Jaime l respet¨® a la comunidad jud¨ªa.
El chueta se averg¨¹enza de su condici¨®n ¨¦tnica. A¨²n entre ellos, me dec¨ªa, se consideran chuetas de oreja alta, los ricos, y de oreja baja, los pobres, o los pelucas, porque fue una comisi¨®n chueta mallorquina a ver a Carlos III -con peluca- para quejarse de la persecuci¨®n que sufr¨ªan.
Para Jaunie Pomar (que nada tiene de parentesco con el otro Pomar citado), que ocupa un cargo en el Gobierrio Civil de Palma, "yo no hablar¨ªa, de una etnia pura chueta, sino de una antropolog¨ªa cultural. Por repulsa de los dem¨¢s, practicaron mucho la endogamia -que acaba por no producir unos rasgos comunes-, y a¨²n en nuestros d¨ªas se da en sitios rurales, aunque en general el turismo ha venido a cambiar las cosas. Yo, de joven, fui insultado y motejado p¨²blicamente de chueta. Hoy a mis sobrinos nadie les llama chuetas, y m¨¢s de un joven no sabe ni lo que eso significa. Lo cierto es que, pese a todo, nos queda todav¨ªa a los chuetas una hipersensibilidad y se engrandecen los pocos casos en que en la actualidad se puedan producir, al cabo de un a?o, en algunas manifestaciones contra nosotros.
Pomar es de la opini¨®n de que el tema chueta (antijuda¨ªsmo) no constituye algo aislado, mallorqu¨ªn: "Si se lee la obra Reflexiones sobre la cuesti¨®n jud¨ªa, de Sartre, se da uno cuenta de que hay unos trazos comunes en todos los lugares donde se ha dado".
Antes de la conquista catalana conviv¨ªan en Mallorca ¨¢rabes, jud¨ªos y cristianos. Fue la Inquisici¨®n la que descompuso la sociedad mallorquina, y aparece la figura del mals¨ª, del delator. Jud¨ªos que denunciaban a jud¨ªos para verse libres de las torturas inquisitoriales..., y tambi¨¦n para poner a salvo su dinero. En fin, es ya historia que puede leerse en cualquier libro. Pero es preciso hacer notar, a?ade Porriar, que ya en el siglo XIX la Renaixenga catalana cuenta con muchos nombres chuetas importantes, como Mariano Aguil¨®, por ejemplo. Otro tema es que los chuetas nunca se unieron para hacer frente com¨²n. Cada uno intentaba salvarse o liberarse individualmente. Cuando el sacerdote Tarong¨ª plantea el tema en defensa de los judeoconversos, Maura le contesta: "Es una buena causa, pero ha estado muy mal defendida". Hasta hace escasos a?os, los judeoconversos pod¨ªan estudiar en las escuelas y hasta ser sacerdotes, exist¨ªan en la isla distinciones hechas por el propio clero entre curas puros y, curas chuetas.
Cuando planteo a Perico Muntaner, hijo del conde de Zavell¨¢, el tema de que los chuetas actuales siguen sin ser admitidos ni comparten la vida social de las cla,,es sociales de origen catal¨¢n, aunc ue se trate de chuetas de alto nivel t¨¦cnico o profesional, me contesta que ¨¦l no cree que sea as¨ª: "Yo, personalmente, tengo amigos de claros apellidos chuetas, y jam¨¢s pienso, cuando hablo con una persona, si es chueta o no. Claro es que yo no puedo generalizar. Pueden existir casos aislados de rersonas de la alta sociedad que sigan manteniendo un cierto distanciamiento. Soy historiador y he profundizado en este tema ha ita nuestros d¨ªas. Creo que a partir de 1950 la cuesti¨®n, chueta deja de tener importancia. En un trabajo que acaba de aparecer en una revista francesa, su autora, una soci¨®loga, llega a decir que los chuetas se cambian de apellido a¨²n actualmente. Es incierto, lo que sucede es que en Mallorca es muy frecuente que el que tiene una finca a?ada a su apellido el de la misma
Mostr¨¢ndome viejos libros de contabilidad de sus antepasados que comerciaban mucho), me se?ala los nombres de sus clientes, proveedores, exportadores, etc¨¦tera, donde casi todos los nombres son chuetas. "La aristocracia jam¨¢s ha insultado a los xuetas, pues viv¨ªa y comerciaba con ellos. Eran m¨¢s bien las clases bajas y campesinas las que ten¨ªan al chueta por inferior para elevarse ellos de rango".
Comunidad jud¨ªa
La comunidad jud¨ªa (al menos la practicante) asciende a tan s¨®lo 120 miembros, me dice su vicepresidente, Segal.. Esta comunidad dej¨® de existir en 1435 y renaci¨® en 1971 gracias a su primer presiclente, Alec Kesselman. En los colegios hebreos asisten ni?os de 75 familias, "pero son extranjeros el 99,9%. Espa?oles mallorquines pr¨¢cticamente no existen", puntualiza Segal.No busque el visitante ninguna sinagoga. No existen. La comunidad se re¨²ne los viernes por la tarde en un sal¨®n de un hotel mallorqu¨ªn. "No tenemos dinero para construir una sinagoga, pero ello no importa porque la casa de Dios est¨¢ en cualquier sitio. El servicio religioso se hace en ingl¨¦s". Como nota curiosa, apuntar que en Mallorca se edita un peri¨®dico er, ingl¨¦s dirigido por un jud¨ªo ncrteamericano, Harold Greenberg, denominado Majorca Dady Bulletin. Tambi¨¦n a unos 30 kil¨®metros de la capital hay un peque?o cenienterio jud¨ªo pegado al cat¨®lico. "En nuestro cementerio hay una parte que pueden utilizar si lo desear. los miembros de otras religiones". Greenberg lleva una corbata azul plagada de peque?as banderas espa?olas.
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