La dinamita desvi¨® al fin, entre los aplausos del p¨²blico, el r¨ªo de lava procedente del Etna
Pasar¨¢ a la historia como la noche m¨¢s larga del Etna. Fue como una batalla cuerpo a cuerpo que dur¨® hasta las 4.10 horas, en la madrugada del s¨¢bado. En ese momento, tuvo lugar el gran estampido. Y la pared de 15 metros de roca minada por el explosivo salt¨® en pedazos. Soplaba un viento fort¨ªsimo.
El aire con olor de azufre era irrespirable. Detr¨¢s de los cristales blindados del bunker que proteg¨ªa a los periodistas, unos 300 metros del lugar de la explosi¨®n, las c¨¢maras de televisi¨®n de la RAI-TV transmitieron en directo el gran fogonazo de humo negro, las centellas de fuego que recordaban los fuegos artificiales y, despu¨¦s de algunos segundos de suspense, la mancha rojo-negro-amarilla de la primera lava vencida, es decir, constre?ida a dejar su cauce natural para emprender otro camino, el que el hombre con su ciencia y su t¨¦cnica y su explosivo le hab¨ªa trazado. Hubo aplausos en el coraz¨®n de la noche.Todo ten¨ªa que haberse acabado a las tres de la tarde del viernes. Desde entonces, el estallido, con su carga de inc¨®gnitas, de curiosidad, de fascinaci¨®n y hasta de miedo se fue retrasando de hora en hora. Once veces.
Este volc¨¢n, el mayor de Europa y uno de los mayores del mundo, se rebel¨® hasta el ¨²ltimo momento con toda la fuerza de su potencia misteriosa contra la agresi¨®n de la t¨¦cnica. Y no daba su brazo a torcer. Y aunque al final tuvo que doblegarse ante la fuerza y la inteligencia del hombre, lo hizo sin darle a ¨¦ste una satisfacci¨®n completa, desbarat¨¢ndole, continuamente, todos sus planes. Porque, al final, los artificieros capitaneados por el mago de los vulcan¨®logos, el sueco Lennart Aberten, s¨®lo pudieron colocar la mitad de los tubos de explosivos hasta el punto que el gran experto hab¨ªa anunciado minutos antes que no estaba seguro que la pared de roca podr¨ªa ceder completamente. Y, de hecho, la lava fue desviada y empez¨® a correr a los pocos segundos por el r¨ªo artificial que le hab¨ªan preparado con un trabajo ¨ªmprobo de quince d¨ªas. Pero, al mismo tiempo, el r¨ªo natural de lava sigui¨® su camino sin pararse y con mayor velocidad que el artificial que, a un cierto momento, se detuvo a los cien metros de camino. En el coraz¨®n de la noche, a 2.250 metros de altura, el escenario era, por una parte, dantesco y, por otra, bell¨ªsimo, hasta el punto que los comentadores de radio y televisi¨®n e, incluso en los momentos m¨¢s dram¨¢ticos, segu¨ªan diciendo "Qu¨¦ maravillia", para a?adir enseguida, "Bueno, lo decimos desde el punto de vista de lo espectacular. Los vulcan¨®logos, los artificieros, el ministro Loris Fortuna, todos los que se hab¨ªan empe?ado en domar con la t¨¦cnica la fuerza bruta de la naturaleza, estaban contentos Una operaci¨®n que pod¨ªa haber acabado en tragedia se llev¨® a cabo sin un rasgu?o para nadie. El desaf¨ªo se hab¨ªa cumplido. Por primera vez en la historia, la lava de un volc¨¢n, aunque s¨®lo parcialmente, hab¨ªa sido desviada por obra del hombre de su cauce natural. Era una conquista para la ciencia.
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