M¨¢s medios para el Rey
Aunque con el tacto y el derroche de comprensi¨®n y buena voluntad que siempre caracterizan a don Juan Carlos y a su entorno los portavoces de la Zarzuela traten de quitar importancia a lo ocurrido, el incidente del discurso de Brasil constituye una seria ofensa a nuestro Rey y, por tanto, a todos los ciudadanos.Incluir en un texto escrito para el Rey p¨¢rrafos literarios de un reciente art¨ªculo firmado en la Prensa extranjera por el presidente del Gobierno, sin tan siquiera atribuirles esta procedencia, supone tratar al Soberano como si fuera una m¨¢quina de hablar y exponerle al bochorno p¨²blico ante la opin¨ª¨®n extranjera.(...)
El tema es grave y deber¨ªa dar pie a un serio debate parlamentario y, en nuestra opini¨®n, a la dimisi¨®n del responsable, que no es otro que este malhadado ministro de Asuntos Exteriores, condenado, a lo que se ve, a llevar a la naci¨®n de sonrojo en sonrojo. A ¨¦l es a quien le corresponde la competencia pol¨ªtica sobre los discursos que se le proponen al Rey cuando viaja al extranjero, y ¨¦l es quien debe responder con su cabeza por esta intolerable ofensa perpetrada por uno de sus subordinados amanuenses.
Estamos, adem¨¢s, ante un obvio caso de negligencia personal. Si hay un solo espa?ol obligado a leer tanto los art¨ªculos del presidente del Gobierno en la Prensa extranjera como los discursos que se le preparan al Rey -para algo le acompa?a en sus viajes-, esa persona es el ministro de Asuntos Exteriores. ( ... )
( ... ) Don Juan Carlos no necesit¨® que ning¨²n oficinista del ministerio le dictara sus palabras en la noche del 23 de febrero. Pretender reducirle ahora a un mero papel ornamental es contrario a los sentimientos e intereses de los espaftoles, y contrario a la capacidad de proyecci¨®n de Espa?a en el mundo. La voz de don Juan Carlos puede llegar a lugares y conciencias a los que ninguno de :nuestros pol¨ªticos tiene acceso, porque su prestigio person¨¢l e institucional ante la comunidad de naciones -especialmente ante la comunidad iberoamericana- es inmenso e intransferible.
22 de mayo.
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