Caballero en plaza
Hay aficionados que son f¨ªsicamente incapaces de aguantar una corrida de rejones, que no pueden ver toda una tarde "el numerito del caballo". En cambio, hay otros aficionados que ven en el rejoneo un toreo tan completo y art¨ªstico como ¨¦l de a pie, con el aliciente de un tercer elemento atractivo: el caballo. Entre los segundos se encuentra el rejoneador Manuel Vidri¨¦, que act¨²a hoy."El toreo a caballo es bello y emocionante, atrae al espectador", dice Vidri¨¦, un madrile?o de 40 a?os. "Es como en el toreo normal, que hay toros que colaboran m¨¢s o menos en el espect¨¢culo. Tambi¨¦n el jinete puede estar m¨¢s o menos inspirado. Pero hay el vistoso elemento de los caballos".
Vidri¨¦ compara el toreo a caballo con el toreo de a pie: dice que el caballo es como la muleta. "Se templan las embestidas igual, se juega con los terrenos y las querencias del toro lo mismo que en las corridas normales", dijo en una breve entrevista ayer. Es por este motivo por lo que no lidian los toros en puntas. "Un enganch¨®n de muleta, que pesa unos cinco o seis kilos, no es lo mismo que un enganch¨®n a un caballo, que pesa 500 kilos", se?ala el jinete.
Vidri¨¦ recomienda a los espectadores que se fijen en el conjunto de caballo, toro y jinete. Afirma que el caballero ha de torear en los terrenos adecuados, templar las, embestidas y clavar de frente, para adelante, y no a la grupa. "Actualmente hay una gran competici¨®n entre los rejoneadores", afirm¨® Vidri¨¦. "Por esto, el rejoneo est¨¢ en un gran momento. Prueba de esto es que todas las ferias importantes tienen por lo menos una tarde de rejoneo".
"Yo empec¨¦ a tener suerte y a torear m¨¢s a partir de 1974", prosigue el caballista. "Esta temporada, como en las anteriores, sumar¨¦ unas 65 o 70 tardes, algunas veces por separado y otras en compa?¨ªa de otros rejoneadores".
Vidri¨¦ confirma que ¨¦sta es una modalidad con muchos gastos. Tiene que contratar a un conductor para el cami¨®n que lleva a sus ocho caballos, m¨¢s dos ayudantes. "Aparte de los costes de mantener los caballos a lo largo del a?o, cada corrida supone un gasto adicional de unas 300,000 pesetas", dijo.
Lo que no tienen precio son sus caballos. "Se cogen cuando tienen tres a?os y medio y se invierte por lo menos dos a?os en adiestrarlos", dice. "Primero empiezo a acostumbrarlos con el carret¨®n, luego frente a becerras, y despu¨¦s con reses m¨¢s grandes". Las jacas tienen entre cinco y ocho a?os, y normalmente saca cinco durante una corrida. Es entonces cuando la corrida vuelve: a sus comienzos vistosos de hace siglos, cuando era dominio exclusivo de los nobles y los toreros de a pie eran meros ayudantes. Es entonces cuando vuelve el caballero en plaza.
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