Estados Unidos ha reforzado su papel pol¨ªtico y econ¨®mico ante sus aliados occidentales
Aunque sin grandes resultados, la cumbre de Williamsburg ha sido m¨¢s fruct¨ªfera de lo que se esperaba. Las coincidencias van desde un acuerdo pol¨ªtico de apoyo a Washington en su posici¨®n negociadora frente a los sovi¨¦ticos -quiz¨¢ el resultado m¨¢s inesperado e importante del encuentro-, hasta los serios compromisos en materia de pol¨ªtica econ¨®mica. La reuni¨®n de los siete pa¨ªses m¨¢s ricos de Occidente ha ofrecido un amplio abanico de conclusiones, algunas quiz¨¢ no muy definidas, pero s¨ª trascendentes por lo que implican de coordinaci¨®n de las pol¨ªticas individuales de cada pa¨ªs.
Un an¨¢lisis somero de los tres d¨ªas de reuniones de los siete jefes de Estado o Gobierno reunidos en la ciudad colonial de Williamsburg permite resaltar las siguientes conclusiones:-Declaraci¨®n militar que refuerza las posiciones de Ronald Reagan en las negociaciones sobre la reducci¨®n y control de armamento en Ginebra. Es la primera vez en d¨¦cadas que los norteamericanos reciben un apoyo expl¨ªcito, y a tan alto nivel, de sus aliados, incluido esta vez Jap¨®n.
-Declaraci¨®n sobre la recuperaci¨®n econ¨®mica, que respalda, de hecho, las tesis de Washington acerca de la naturaleza y alcance de la actividad que registra la econom¨ªa occidental. Coincidentes en que la recuperaci¨®n va esta vez en serio, los siete pa¨ªses se comprometen a adoptar una serie de decisiones en materia de pol¨ªtica econ¨®mica que la aseguren.
Entre estas medidas destaca, por sus repercusiones futuras, el compromiso de todos para aplicar una pol¨ªtica de incremento firme y sostenido de la oferta monetaria, pero con un cuidado esmerado en que el abandono matizado de la disciplina monetaria no descuide la vigilancia de las tensiones inflacionistas.
-Los pa¨ªses europeos y Jap¨®n obtienen de Washington la promesa de que Estados Unidos va a vigilar la heterodoxa evoluci¨®n de su d¨¦ficit presupuestario, que alcanzar¨¢ 200.000 millones de d¨®lares en 1984. Reagan promete hacer lo que est¨¦ en sus manos para impedir que la financiaci¨®n de este d¨¦ficit tenga repercusiones adversas sobre los ya elevados tipos de inter¨¦s.
-En cuanto a la pol¨ªtica de los tipos de cambio, el presidente franc¨¦s, Frangois Mitterrand, consigue, hasta cierto punto, convencer a sus colegas de la necesidad de iniciar estudios orientados a la reforma del sistema monetario mundiaL Los ministros de Finanzas de los siete deciden, de acuerdo con el director gerente del Fondo Monetario Internacional, abrir consultas para el futuro establecimiento de un mecanismo de estudio del actual sistema de cambios, a fin de darle un car¨¢cter m¨¢s estable.
-Tanto japoneses como alemanes reciben el apoyo del resto de sus colegas en sus deseos de frenar la tendencia proteccionista en el comercio mundial, iniciada a ra¨ªz de la recesi¨®n de 1980. Todos se comprometen a estudiar la posibilidad de abrir una nueva ronda de negociaciones para el desarme arancelario dentro del Acuerdo General sobre Tarifas y Aranceles (GATT).
-Los l¨ªderes trasladan al Fondo Monetario Internacional la responsabilidad de resolver los problemas financieros del Tercer Mundo. Pero la cumbre reconoce la gravedad de la situaci¨®n de estos pa¨ªses endeudados y respalda el papel que el FMI, Banco Mund¨ªal y Banco Internacional de Pagos de Basilea pueden desempe?ar en la labor de asistir a estos pa¨ªses a resolver su situaci¨®n.
Por ¨²ltimo, el encuentro de Williamsburg sorprendi¨® por la capacidad mostrada por el presidente norteamericano, Ronald Reagan, de aglutinar unas posturas coherentes entre los principales aliados de Estados Unidos. La t¨®pica imagen de Ronald Reagan como cowboy queda un tanto corregida ante el resto de l¨ªderes internacionales.
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