Fenomenal sorpresa
Durante 1982, la obra del cineasta argentino Adolfo Aristar¨¢in fue la revelaci¨®n de un buen n¨²mero de festivales internacionales. Premiado en los de Montreal, Cartagena de Indias, Biarritz, Huelva y La Habana, ha conseguido tambi¨¦n el espaldarazo del Festival de Cannes, que present¨® este a?o en la Quincena de Realizadores su reciente pel¨ªcula ?ltimos d¨ªas de la v¨ªctima, siguiente a la que ahora se estrena en Espa?a, Tiempo de revancha.La sorpresa de encontrar a un autor s¨®lido, de inteligente precisi¨®n en su narrativa, fiel pero personal devoto del cine negro, que ¨¦l revitaliza y ampl¨ªa, se multiplica al provenir Aristarain de una cinematograf¨ªa como la argentina, tan profundamente debilitada en los ¨²ltimos a?os por la censura y la escasez de dinero.
Tiempo de revancha
Gui¨®n y direcci¨®n: Adolfo Aristar¨¢in. Fotograf¨ªa: Horacio Maira. M¨²sica: Enrique Kauderer. Int¨¦rpretes: Federico Luppi, Hayd¨¦e Padilla, Julio de Grazia, Rodofflo Ranni, Ulises Dumont. Argentina, 1982. Locales de estreno. Fuencarral y Salamanca. Madrid.
Su habilidad para superar tan graves limitaciones se concreta en no pretender m¨¢s de lo que se puede conseguir, pero realizando luego la pel¨ªcula con un serio sentido de la narrativa cinematogr¨¢fica y un doloroso conocimiento de su pa¨ªs.
La historia del empleado de una cantera que finge ser mudo a consecuencia de un accidente para lograr la fuerte indemnizaci¨®n de la empresa se complica cuando, al revitalizar su vieja conciencia de militante de la izquierda, decide no seguir el juego de quienes hasta entonces le hab¨ªan explotado en deficientes condiciones de seguridad. No cobrando el dinero del soborno, la denuncia a la empresa se har¨¢ contundente. ?Pero c¨®mo permanecer siempre callado, c¨®mo reprimir en todo momento la tentaci¨®n del grito, de la queja, de la pasi¨®n? Tiempo de revancha observa la dif¨ªcil trayectoria de su personaje combinando el drama con el suspense, el espect¨¢culo con la intenci¨®n oculta, para resolverla en un giro magistral que sorprende al espectador, le tensa, abri¨¦ndole una nueva historia de dificil olvido.
Gran parte del ¨¦xito de esta pel¨ªcula de Aristarain se debe, sin duda, al excelente trabajo de Federico Luppi, actor a quien en Espa?a pudo conocerse en su interpretaci¨®n teatral de El gran deschave. Luppi es, probablemente; el mejor actor del actual cine argentino, pero proyecta su fuerza dram¨¢tica fuera de la sensibilidad de aquel pa¨ªs, convirti¨¦ndose en uno de los m¨¢s importantes del cine de hoy en el mundo. S¨®lo las dificultades de exportaci¨®n de todo el cine latinoamericano, similares en buena medida a las del espa?ol, limitan su eco, como han limitado el de Adolfo Aristarain, que nos llega a Espa?a con esta timidez, buscando en la cartelera un hueco modesto entre tanta pel¨ªcula norteamericana. Por ello, quiz¨¢ los interesados no deban demorarse.
Babelia
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