Tensa y fr¨ªa acogida oficial a Juan Pablo II en Varsovia
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Juan Pablo II lleg¨® ayer a las cinco en punto de la tarde al aeropuerto de Varsovia, en la segunda visita a su patria desde que asumiera la jefatura de la Iglesia cat¨®lica. La acogida oficial, como jefe de Estado, con la revista de las tropas de las tres armas y los himnos nacionales de Polonia y el Vaticano, estuvo cargada de tensi¨®n religiosa y pol¨ªtica, y fue fr¨ªa como el viento de invierno que soplaba bajo un encapotado cielo gris.
M¨¢s de cincuenta obispos y cardenales esperaban al Papa desplegados en el centro del aeropuerto, como un ej¨¦rcito. Al lado, las principales autoridades militares y del Gobierno. En las escalerillas del avi¨®n recibieron al Papa el cardenal primado, Josef Glemp, y el presidente del Consejo de Estado, Henryk Jabionski. Antes de intercambiar saludos, el Papa se ech¨® materialmente al suelo para besar, por segunda vez en cuatro a?os, su tierra natal. Fue un beso largo, como una oraci¨®n. Y fue ayer la primera vez que, en sus viajes, el Papa ha querido explicar este rito que lleva a cabo cada vez que llega a un pa¨ªs como peregrino.
Beso en tierra polaca
"Lo hago", dijo, "en honor del Dios Creador y de los hijos e hijas de la tierra a donde llego". "Pero", a?adi¨® enseguida, "el beso en tierra polaca tiene para m¨ª un significado particular. Es como un beso dado en la mano de la madre. Pero Polonia es una madre particular. Su historia no es f¨¢cil. Es una madre que ha sufrido mucho y que sufre siempre de nuevo. Por eso tiene el derecho a un amor especial". El pu?ado de gente que estaba en el aeropuerto aplaudi¨® por primera vez, aunque con timidez, como si hubiesen recibido consignas de permanecer mudos, en silencio.No hubo en toda la ceremonia del aeropuerto ni un "viva el Papa", ni un gesto visible de entusiasmo. S¨®lo se ve¨ªan ramos de flores agitados en el aire, como movidos por el viento. Tampoco hubo un s¨®lo aplauso cuando habl¨® el presidente Jablonski, quien alab¨® al Papa por su lucha a favor de la paz y afirm¨® que este viaje de Juan Pablo II demuestra que "Polonia est¨¢ ya estabilizada". A?adi¨® que, a pesar de las diferencias que separan al r¨¦gimen polaco de la Iglesia, existen cosas importantes por las cuales se puede luchar juntos, como "la soberan¨ªa y la defensa de la integridad del territorio".
El Papa lanz¨® ya en el aeropuerto sus primeras indirectas. Recalc¨® que su peregrinaci¨®n se iba a realizar "seg¨²n un programa establecido", un programa que, dijo Juan Pablo II, "es vasto, pero inferior a las invitaciones recibidas".
En la catedral, ante la tumba del gran carden al Wyzynski, y en presencia de m¨¢s de 3.000 sacerdotes, el Papa Wojtyla hizo un anticipo de lo que va a ser su discurso polaco. Un discurso Reno de alusiones, de mensajes cifrados y tambi¨¦n de afirmaciones muy concretas, como cuando dijo: "Estoy aqu¨ª bajo la cruz de Cristo, en tierra polaca, para celebrar el jubileo extraordinario de la redenci¨®n con todos mis compatriotas, especialmente con aquellos que de un modo m¨¢s doloroso sufren la amargura de la desilusi¨®n, de la humillaci¨®n, del sufrimiento, de la falta de libertad, de la sinraz¨®n, de la dignidad pisoteada del hombre". En una referencia al cardenal Wyzynski, el Papa dijo que "era un hombre libre que ense?aba a los polacos la verdadera libertad". Y afirm¨® que "la providencia divina le ahorr¨® los dolorosos acontecimientos que empezaron el 13 de diciembre de 1981", refiri¨¦ndose al d¨ªa de la proclamaci¨®n del Estado de guerra.
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