Fuera del c¨¦sped hace mucho calor

El calor era sofocante, el term¨®metro marcaba el r¨¦cord del a?o y muchos madrile?os hab¨ªamos tenido la misma idea: ir a buscar un lugar m¨¢s fresco, en uno de los muchos parques que tiene la ciudad.Apenas nadie levantaba la voz, y muy pocos paseaban, una vez que hab¨ªan encontrado una sombra en la hierba, esperando que alguna brisa rozara su rostro. La calma era total; s¨®lo mi perro estiraba su hocico, para ver si con el m¨ªnimo esfuerzo lograba encontrar alg¨²n olor sugerente.

De repente, toda la placidez se quebr¨®, y nuestras sienes latieron invadidas por una agresi¨®n a esa paz interior que s¨®lo conseguimos unas horas a la semana. Pantal¨®n azul marino, camisa azul clara, pistola en un lado y porra en el otro: "Fuera del c¨¦sped", gritaban, "perros atados, si siguen pis¨¢ndolo se estropear¨¢"; obedeciendo sus ¨®rdenes me levant¨¦, at¨¦ mi perro y camin¨¦ hacia la tierra dura y seca. Los guardias, autoritarios, mandaban levantar una y otra vez a esas. gentes que por no tener la suerte de poseer un trozo de jard¨ªn en su casa se ven obligadas a buscar los del Ayuntamiento.

A usted, se?or Tierno, supongo que no le ocurrir¨¢ esto: ?pasean a gusto sus perros en su jard¨ªn?