El bloqueo de las negociaciones Atenas-Washington sobre las bases no presagia una ruptura
Las largas negociaciones entre Washington y Atenas sobre el futuro de las bases militares norteamericanas en Grecia se complicaron nuevamente esta semana, a pesar de los casi generales pron¨®sticos optimistas que daban como inminente la consecuci¨®n de un acuerdo. Pero nadie cree que se est¨¦ cerca de una ruptura definitiva.
El Gobierno socialista de Andreas Papandreu lleva ocho meses discutiendo con la Administraci¨®n Reagan la renovaci¨®n de los acuerdos que, firmados inicialmente hace 30 a?os, permitieron la instalaci¨®n de cuatro importantes bases estadounidenses en territorio griego.Tras atravesar por momentos de gran tensi¨®n, como cuando Richard Burt, subsecretario de Estado para Asuntos Europeos, suspendi¨® su visita a Atenas el pasado mes de abril, la ¨²ltima ronda negociadora, iniciada hace tres semanas, parec¨ªa haber resuelto los problemas fundamentales y en medios oficiales y period¨ªsticos se daba por seguro que el nuevo acuerdo se alcanzar¨ªa antes de la partida del primer ministro griego para la cumbre comunitaria de este fin de semana en Stuttgart (RFA).
El portavoz del Gobierno griego, Dimitris Marudas, anunci¨® inesperadamente el pasado mi¨¦rcoles la existencia de "desacuerdos significativos sobre puntos esenciales de la negociaci¨®n" que llevan a cabo el subsecretario griego de Asuntos Exteriores, Yannys Kapsis, y el enviado especial norteamericano, Reginal Bartholomew. Un d¨ªa m¨¢s tarde, antes de salir para Stuttgart acompa?ando a Papandreu, el titular griego de Exteriores, Ioannis Haralambopulos, se refiri¨® tambi¨¦n a esas "diferencias significativas".
?Nueva propuesta?
No se inform¨® del car¨¢cter de las discrepancias ni tampoco del contenido de las conversaciones, aunque ayer se especulaba con una nueva propuesta griega, de car¨¢cter general, a la que fuentes oficiales se apresuraron a restar dramatismo, al tiempo que subrayaban que esta nueva iniciativa de Atenas "no debe interpretarse como un ultim¨¢tum".El diario Ta Nea indicaba ayer que las diferencias principales radican en el deseo griego de abolir la "extraterritorialidad" de que disfrutan los militares norteamericanos destinados en Grecia, que les da derecho a ser juzgados por sus propios tribunales, aunque determinados delitos hayan sido cometidos en suelo griego.
Otros presumibles puntos de desacuerdo son la contrapartida econ¨®mica al "alquiler" de las bases, el futuro de ¨¦stas tras la renovaci¨®n por cinco a?os de? acuerdo y las "garant¨ªas" que Atenas pide a Washington ante lo que considera una amenaza de su vecino del Este, Turqu¨ªa, que tambi¨¦n es miembro de la OTAN y disfruta de una posici¨®n estrat¨¦gica vital para los intereses defensivos norteamericanos.
Preocupaci¨®n en Ankara
El Gobierno de Ankara hab¨ªa hecho constar a ambas partes recientemente su preocupaci¨®n por este aspecto de las conversaciones greco-norteamericanas e insistido en que Turqu¨ªa debe ser dejada al margen de cualquier acuerdo bilateral de este tipo. Te¨®ricamente, si Grecia y Estados Unidos no llegan a encontrar una soluci¨®n a sus diferencias sobre las bases, ¨¦stas deber¨ªan ser desmanteladas en un plazo no superior a 18 meses. Pero ni en los sectores m¨¢s radicalizados del Movimiento Socialista Panhel¨¦nico (PASOK) se piensa que pueda suceder algo as¨ª.Si bien es cierto que Andreas Papandreu hizo su victoriosa campa?a electoral de 1981 criticando la pertenencia de Grecia a la Comunidad Econ¨®mica Europea y a la OTAN, y que atac¨® con dureza la presencia en suelo griego de esas "bases de la muerte", no es menos cierto que 20 meses despu¨¦s de su llegada al poder, Atenas sigue en el Mercado Com¨²n -que por cierto presidir¨¢ durante el pr¨®ximo semestre-, contin¨²a en la Alianza Atl¨¢ntica y el Gobierno socialista no ha dicho expl¨ªcitamente que quiera suspender las conversaciones con Washington y cerrar las bases.
En medios diplom¨¢ticos de la capital griega no se respiraba ayer ninguna inquietud especial ante este nuevo par¨®n de las negociaciones, y en general se atribu¨ªa a los intentos del Gobierno socialista de obtener las mayores ventajas posibles de la renovaci¨®n del acuerdo. De momento, la ayuda militar norteamericana pasar¨¢ de 280 millones de d¨®lares a 500 millones el pr¨®ximo a?o.
Tras la retirada brit¨¢nica de Malta y la invasi¨®n turca del norte de Chipre hace casi 10 a?os, la isla griega de Creta es primordial para los sistemas de comunicaciones del Pent¨¢gono y para la VI Flota norteamericana. Dos de las bases cuyo futuro se negocia ahora est¨¢n situadas en la isla: la a¨¦rea de Heraklion y la naval de Suda Bay, mientras que las dos restantes, Nea Makri y Hellenikon, est¨¢n en suelo continental.
Presiones internas en el PASOK
El Gobierno del PASOK est¨¢ sometido en este tema de las bases a fuertes presiones internas, tanto por parte del ala radical de su propio partido como por el relativamente poderoso Partido Comunista del Exterior (KKE), de l¨ªnea abiertamente prosovi¨¦tica, de idiosincrasia estalinista, que ha efectuado numerosas movilizaciones populares en los ¨²ltimos meses contra la presencia de bases extranjeras en Grecia.Papandreu, que ocupa desde que lleg¨® al poder la cartera de Defensa, dec¨ªa al grupo pailamentario socialista del Parlamento griego hace s¨®lo unos meses que las bases norteamericanas "no sirven para nuestra defensa nacional, no est¨¢n relacionadas con la Alianza Atl¨¢ntica y s¨®lo son ¨²tiles para los intereses estrat¨¦gicos norteamericanos".
La presi¨®n interna y la ardiente ret¨®rica empleada en la campa?a electoral obligan a Papandreu a obtener un ¨¦xito diplom¨¢tico o un triunfo nacionalista que sirva para acallar, o al menos mitigar, esas cr¨ªticas internas. Para algunos, la baza que pretende ofrecer el primer ministro griego ser¨¢ el fin de la "extraterritorialidad" de los soldados nortemaericanos, aunque t¨¢citamente se llegase al acuerdo de que ninguno de ellos ser¨¢ encarcelado o juzgado en Grecia. Para otros, Papandreu ofrecer¨¢ a la opini¨®n p¨²blica un "acuerdo para desmantelar las bases" en el futuro. Pero entendido despu¨¦s de los cuatro o cinco a?os que tendr¨¢ el nuevo pacto y redactado en t¨¦rminos lo suficientemente vagos para que no preocupe ni a Washington ni a la OTAN. Un desmantelamiento que puede tardar lo mismo 10 que 20 a?os en producirse.
En cualquier caso, y pese a la clara existencia en Grecia de un amplio sentimiento popular antinorteamericano (con frecuencia se recuerda aqu¨ª el apoyo que dio Estados Unidos a la dictadura de los coroneles), las conversaciones no se han roto, sino detenido una vez m¨¢s. Y todav¨ªa existen muchas posibilidades de que se llegue a un acuerdo la pr¨®xima semana, cuando regrese de Stuttgart el primer ministro socialista.
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