Los socialistas gallegos, dispuestos a que el contrabando no manipule la pol¨ªtica y corrompa a funcionarios del Estado
"No estamos dispuestos a consentir que una industria il¨ªcita, como es el contrabando, manipule adem¨¢s la pol¨ªtica y sea un sistema para corromper a algunos de los funcionarios del propio Estado". ?sta es, en expresi¨®n de un dirigente socialista, una de las principales razones de fondo que se mueven tras la gran batida policial y fiscal de estos d¨ªas contra las mafias. El otro problema de fondo, m¨¢s dif¨ªcil de precisar, reside en el supuesto intento del caciquismo para mantener reductos de poder frente a un entorno pol¨ªtico crecientemente hostil: perdidas algunas relaciones con la Administraci¨®n, o al menos su relativa neutralidad de hecho, los medios relacionados con el contrabando parecen interesados en normalizar la situaci¨®n a trav¨¦s de alg¨²n tipo de cobertura pol¨ªtica.
La batalla contra el contrabando tiene, por consiguiente, aspecto claramente pol¨ªticos, am¨¦n de la investigaci¨®n puramente policial, y en realidad no ha hecho m¨¢s que comenzar. La izquierda gallega, y sobre todo los socialistas, se muestran convencidos de que las mafias han intentado apoyarse en el poder local. Esta tesis choca con la que sostienen sectores pol¨ªticos de car¨¢cter conservador, para quienes el contrabando "no es que est¨¦ bien, pero siempre hubo por estas tierras y no estaba considerado delictivo", al mismo tiempo que sugieren que el PSOE trata de vengarse de la derrota electoral en las R¨ªas Bajas.Un hecho parece cierto: aunque el plan contra el contrabando se prepar¨® durante los meses de febrero a abril, coincidiendo con la llegada del nuevo gobernador, Virginio Fuentes, y de un nuevo jefe de la Guardia Civil, el teniente coronel Navarro, su puesta en marcha comenz¨® en mayo. Al analizar los resultados de las elecciones municipales, la izquierda en general y el PSOE en particular, se encontraron con la sorpresa de un retroceso serio en las zonas donde ¨²ltimamente han actuado los contrabandistas, mientras que el mismo partido avanzaba en otras me nos contaminadas. La batida ha adquirido niveles de cierta espectacularidad en las ¨²ltimas semanas, con el pleno apoyo pol¨ªtico del Gobierno y la colaboraci¨®n t¨¦cnica de altos funcionarios de Hacienda y de un equipo especializado de la Guardia Civil.
"?Vaya barullo que nos est¨¢n montando!"
Otros sectores pol¨ªticos aceptan que el contrabando hab¨ªa llegado a ser demasiado escandaloso, pero restan importancia al mismo y creen que el Gobierno socialista se ha lanzado a esta aventura para revolver una de las pocas regiones de Espa?a en las que no hay mayor¨ªa del PSOE. As¨ª dice Alfredo Bea Gondar, alcalde de El Grove: "Parece como si en Andaluc¨ªa nunca pasara nada, pero en Galicia nos est¨¢n organizando un barullo fenomenal". Esta opini¨®n, que puede ser representativa de la CIG (Candidatura Independiente de Galicia) se completa con otra de fuentes pol¨ªticas de Alianza Popular, que prefieren que no se cite su nombre: "El 50% del Producto Interior Bruto de Galicia, excluidas las grandes empresas, procede de la econom¨ªa sumergida. Todo el mundo sabe que en Galicia siempre hubo contrabando; armar tanto ruido por un poco de tabaco s¨®lo puede tener una explicaci¨®n partidista".Quienes apoyan la operaci¨®n anti contrabando no est¨¢n de acuerdo en que la quiebra del comercio ?legal vaya a sumir a una regi¨®n en la pobreza. Muy pocos viven s¨®lo del contrabando -seg¨²n esta versi¨®n- y los que as¨ª lo hacen son los jefes de las mafias o aquellos de sus "empleados" que abandonaron sus trabajos habituales, o incluso fueron despedidos por empresas legales que no quer¨ªan comprometerse con actividades subterr¨¢neas. Tambi¨¦n desmienten el argumento de la creaci¨®n de riqueza a partir del dinero ilegal: m¨¢s bien sucede lo contrario. Las cantidades ganadas en una noche m¨¢s o menos azarosa -60.000 pesetas por tripular una lancha r¨¢pida, 10.000-15.000 por trabajar en la descarga de mercanc¨ªa, cifras variables para conductores de coches y furgonetas- se gasta tan pronto como se gana, y a veces con cierta ostentaci¨®n. Media hora de observaci¨®n en la carretera Villagarc¨ªa-Pontevedra permite contar, todav¨ªa en estos d¨ªas, dos docenas de coches de gran porte, por poner un ejemplo; y hasta hace poco, en las discotecas de El Grove pod¨ªa verse a gente que organizaba la siguiente descarga de manera poco clandestina.
Numerosas personas, incluso de partidos de izquierda, contemplan a¨²n la operaci¨®n anti contrabando con notorio recelo, y como si no terminaran de creerse que la autoridad est¨¢ de parte de la ley y en contra de las mafias. "Aqu¨ª van a caer los obreros del contrabando; los jefes, ya veremos", es uno de los comentarios escuchados en el vecindario de las poblaciones afectadas.
Iniciativas
Galicia es una sociedad pol¨ªticamente poco vertebrada. Los partidos existen poco a nivel regional, y en general su funcionamiento corresponde a grupos locales de va riada procedencia y sin identificaciones ideol¨®gicas demasiado n¨ªtidas. Quiz¨¢ el miedo f¨ªsico de los militantes de partido, incluidos los de izquierda, sea una explicaci¨®n a tal estado de cosas: se habla de amenazas, coacciones; todos han o¨ªdo mencionar alguna paliza, supuestas pistolas, desapariciones misteriosas; y sin embargo, tampoco han sucedido hasta ahora hechos tan graves como para comparar las mafias gallegas con las sicilianas. Bien es cierto que un portavoz del PSOE gallego, Luis Ferreiro, advirti¨® a finales del pasado mes que varios miembros de su partido en la zona de Arosa hab¨ªan recibido amenazas de muerte, secuestros de sus familiares o da?o en sus bienes, en relaci¨®n con la campa?a de erradicaci¨®n del contrabando emprendida por el Gobierno.Los ayuntamientos que fueron de izquierdas lamentan ahora la p¨¦rdida de las alcald¨ªas a manos de la derecha, que -seg¨²n ellos- puede estar relacionada con el problema del contrabando. Pero lo cierto es que durante su etapa de gobierno municipal tampoco abundaron las iniciativas para terminar con la plaga. Hay quien sospecha que ello se debe a que militantes de izquierda est¨¢n complicados en el tr¨¢fico ilegal. Resulta curioso escuchar el relato del ex alcalde comunista de El Grove, Joaqu¨ªn ?lvarez Corbacho, sobre lo que ellos intentaron tras hacerse cargo del ayuntamiento en 1979: "Lo primero que pensamos fue organizar grupos de gente que vigilaran de noche las playas para impedir desembarcos o captar las emisiones de radio de los contrabandistas. Pero despu¨¦s pensamos que ¨¦ramos unos ingenuos tratando de combatir nosotros al contrabando, cuando apenas lo hac¨ªa la Guardia Civil".
"En 1980", prosigue ?lvarez Corbacho, "con la llegada de un nuevo gobernador de UCD, Joaqu¨ªn Borrell, los alcaldes de El Grove, Cambados y Villanueva de Arosa, aprovechamos una conversaci¨®n con la primera autoridad provincial sobre asuntos de seguridad ciudadana, para decirle que un determinado problema se deb¨ªa al principal contrabandista de la zona. Al oir aquello, el gobernador se mostr¨® muy sorprendido: 'C¨®mo: ?dicen ustedes que conocen a un contrabandista?'. Y le contestamos: 'Pues si se?or, conocemos a muchos, pero tambi¨¦n les conoce la Guardia Civil'. Aquella gesti¨®n no dio mayores frutos, y de hecho la dotaci¨®n completa de la Guardia Civil en El Grove est¨¢ arrestada en estos momentos".
Desde entonces, pr¨¢cticamente no volvieron a producirse nuevas iniciativas frente al comercio, ilegal, y s¨®lo en la reciente campa?a municipal tina de las personas que se presentaba en la lista comunista, Julio Ouvibi?a, se permiti¨® ?ironizar sobre la propuesta electoral de la candidatura adversaria, -encabezada por el actual alcalde, Bea Gondar- para crear una patrulla especial de polic¨ªa.
Por lo que se refiere a coacciones directas a pol¨ªticos, en realidad son muy pocos los casos comprobados. Ya es bastante conocido el de Villanueva de Arosa, en que los candidatos de la CIG rompieron el pacto suscrito previamente con el PSOE para reelegir como alcalde a Jos¨¦ V¨¢zquez, m¨¢s conocido por Sito. El propio Bea Gondar, de la CIG, reconoce que el acuerdo existi¨® y que, en efecto, no se cumpli¨®: "Yo mismo fue a Villanueva, v¨ª a mis compa?eros y les dije 'pero hombre, la palabra que se d¨¢ hay que cumplirla'; ellos me dijeron que les hab¨ªan presionado, pero, no me indicaron quien. Y a ver qu¨¦ puedes hacer con un caso as¨ª".
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