Est¨¢n donde estaban
Era la corrida de la oportunidad, la que la empresa de Las Ventas les daba a los toreros que no estuvieron en la feria de San Isidro. Ser¨ªa para estrellarlos, pues lo que sali¨® de chiqueros, torazos de gran trap¨ªo, ten¨ªa el colmillo retorcido. Tampoco los diestros dejaron entrever nuevas facetas de su torer¨ªa. Despu¨¦s del trago que pasaron ayer, est¨¢n donde estaban.Algunos de los torazos que salieron de chiqueros no tenlan el colmillo retorcido, pero los picadores se encargaron de que no embistieran, por el expeditivo procedimiento de hacerles bicarbonato. Se pica hoy peor que nunca. Los del castore?o son la marabunta. Hunden la vara atr¨¢s y abajo, con lo cual, a un tiempo, detienen, sangran, matan. Angelicos m¨ªos.Tres toros tuvieron la osad¨ªa de derribar y sus respectivos matarifes en los siguientes encuentros se encargaron de ense?arles lo que vale un peine. A los otros tres, sus respectivos matarifes les ense?aron lo que vale un peine antes de que tuvieran la osad¨ªa de derribar, y adem¨¢s de molidos se quedaron amostazados: "Servidor no vuelve a embestir as¨ª me adelante la pa?osa el mism¨ªsimo C¨²chares", se les o¨ªa mugir.
Plaza de Las Ventas
19 de junio.Cinco toros de Aranz de Robles. Tercero, de Cannen Ord¨¢?ez, devuelto por cojo; el sobrero, de la misma ganader¨ªa, tambi¨¦n por igual motivo, y se corre el turno. Sexto, sexto sobrero, de Campos Pe?a Todos con gran trap¨ªo y reservones. Joaqu¨ªn Bernad¨®. Tres pinchazos -aviso con un minuto de retraso-, otro pzo y bajonazo (ovaci¨®n y salida al tercio). Pinchazo, estocada corta atravesada y siete descabedos; rebas¨® en tres minutos el tiempo reglamentario (vuelta protestada). Ra¨²l S¨¢nchez. Dos pinchazos y estocada delantera caida (silencio). Estocada atravesada que asoma, descabello -aviso- y dobla el toro (silencio). Manili Estoconazo sin puntilla (ovaci¨®n y salida al tercio). Pinchazo y estocada corta (silencio).
El quinto, c¨¢rdeno cornal¨®n, ten¨ªa tan impresionante estampa que en cuanto holl¨® la candente le aplaudi¨® el p¨²blico. Se arranc¨® al caballo fort¨ªsimo y el picador, que sin duda tambi¨¦n hab¨ªa apreciado la impresionante estampa, en lugar de aplaudir le meti¨® un puyazo en los ri?ones. Al tiempo hubo un topetazo y un ruido horr¨ªsono, familiar e inquietante por cierto.
Inmediatamente despu¨¦s, efluvios invad¨ªan el tendido. "?Qui¨¦n ha sido?", preguntaba la gente, mientras se taponaba las fosas nasales. "Por la magnitud del ruido y la intensidad del olor ha debido ser el caballo", dogmatizaba uno, que presum¨ªa de experto. "Pues el picador se ha puesto colorado", observaba otro. Las turistas refrescaban su entorno con agua de colonia y las nacionales disipaban el aroma con abanicos, mediante vigoroso mu?equeo. Caballo o picador debieron almorzar ayer fuerte; viandas que se pegan al ri?¨®n.
Por mansos unos toros, por desbaratados en el primer tercio otros, llegaban al ¨²ltimo reservones. Nobles tambi¨¦n los de Bernad¨®, ¨¦ste les hizo faenas pulcras, ordenadas, ortodoxas, con toques de finura, como conviene a su estilo peculiar, que excluye crispaciones. Dibuj¨® los naturales de frente, ligados con el de pecho, y en su segundo toro un hermos¨ªsimo pase de la firma y un cambio de mano lleno de enjundia torera. Fueron muletazos exquisitos, de los que apenas se han visto en la feria. En cambio mat¨® a la ¨²ltima.. Escuch¨® un aviso y debi¨® haber escuchado tres. No los escuch¨®, porque el presidente, que estuvo acertad¨ªsimo al devolver al corral los toros cojos, enviaba los avisos cuando le daba la ventolera.
Siguiendo la tradici¨®n, el peor g¨¦nero le correspondi¨® a Ra¨²l S¨¢nchez. Uno ten¨ªa peligro; el otro, descuartizado y aromatizado en varas, no embest¨ªa. Se la jug¨® en ambos el honrado talaverano, seg¨²n es norma de la casa, pero no ten¨ªa ni su toro ni su d¨ªa; se le apreci¨® nervioso y torp¨®n. Manili hizo el toreo encimista que acostumbra, el cual agradece el p¨²blico por lo que tiene de entrega, pero no llena, ni deja huella, ni es lo que se espera de un matador de alternativa en tarde de oportunidad, o de las otras.
Los tres matadores ya eran muy conocidos en Las Ventas antes de la oportunidad, y despu¨¦s de ella no dejaron entrever nuevas facetas de su torer¨ªa. Est¨¢n donde estaban, esa es la cruda realidad.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.