La gente la puso Ojeda; el toreo, Espl¨¢ y Mu?oz
Con la mejor entrada en lo que va de temporada, sal¨ªan al ruedo los componentes del cartel del momento. El p¨²blico lo hab¨ªa puesto Ojeda. El toreo lo pusieron Espl¨¢ y Mu?oz. Los toros, pobres de presencia e inv¨¢lidos, son los que no debieron de haber salido.Al cuarto, cojo, lo sustituyeron por otro de las mismas caracter¨ªsticas. Ante las protestas del respetable, Espl¨¢ opt¨® por caldear el ambiente. Sal¨ªa el toro medio inv¨¢lido de una vara y el alicantino le peg¨® tres afarolados que fueron suficientes para que la gente ya no viera cojera de ning¨²n tipo. Con las banderillas en ¨¦ste su segundo ya termin¨® de encarrilar la situaci¨®n y logr¨® que su f¨¢cil conexi¨®n con el tentido fuera calurosa. Flojito andaba el toro. Luis Francisco Espl¨¢ lo llev¨® con mimo y alta la muleta, logrando ligar excelentes naturales.
Plaza de Barcelona
19 de junio.Cinco toros de Baltasar Iv¨¢n y cuarto de Juan Mari L¨®pez Tabernero Flojos y pobres de presentaci¨®n. Luis Francisco Espl¨¢. Vuelta / Oreja. Emilio Mu?oz. Vuelta / Oreja. Paco Ojeda Algunos pitos / Dos av¨ªsos y pitos.
Muy por encima del que abr¨ªa plaza, estuvo tambi¨¦n Luis Francisco. Derrengado, el animal entraba descompuesto a la muleta. Pero ah¨ª estaba el torero. D¨¢ndole la media distancia y dej¨¢ndole refrescarse, tiraba del toro, ligando lentamente un pase y otro, ¨¦sto fue su arcano. Con lentas ver¨®nicas rematadas con una gran media, enrosc¨¢ndose el toro a la cintura, ser¨ªa como comenz¨® su tarde Luis Francisco Espl¨¢.
Y Mu?oz continu¨®. Esta plaza se le da bien al sevillano y ayer no fue una excepci¨®n. Buenas eran sus ver¨¢nicas de recibo, pies juntos, lentitud. Con la muleta y sali¨¦ndose al tercio eran dos trincherazos ajustados y un pase de pecho, barriendo el lomo del toro, lo que encend¨ªa al p¨²blico. Se alejaba, daba respiro al toro y citaba de frente. Adelantaba la pierna contraria y cargaba perfectamente la suerte.
Paco Ojeda era la expectaci¨®n, pero ayer no acompa?aron los duendes ni la parsimonia, ni la impavidez, ni los desplantes. Ayer a Ojeda no le vimos. S¨ª, acaso en su segundo realiz¨® la faena del recogimiento/unipase. Se iba lejos Ojeda con la muleta recogida en el brazo izquierdo. Regresaba pasito a paso, pegaba un pase, a lo sumo dos y se volv¨ªa a separar del toro como si ¨¦ste le hubiera insultado. De nuevo se marchaba a m¨¢s de quince metros, etc¨¦tera. Como adem¨¢s se puso pesado a la hora de matar le largaron desde el palco dos avisos que a punto estuvieron de ser tres. Con toda la parafernalia que se le impone, este torero debe de cosechar m¨¢s recursos de los que ayer mostr¨®. Se le vio sin sitio; para ser, como algunos le llaman, el renovador, mucho tiene que pegar.
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