Miles de refugiados afganos se resisten a abandonar Pakist¨¢n y volver a su pa¨ªs
Bajo la ret¨®rica de los l¨ªderes pol¨ªticos afganos en el exilio, en Pakist¨¢n, se esconde la verdad de una inmensa mayor¨ªa de refugiados que dudan cada vez m¨¢s ante la posibilidad del retorno. Miles de ellos, con ayuda de las Naciones Unidas, se han establecido en Peshawar -capital de la provincia de Frontera, en el norte de Pakist¨¢n-, han abierto negocios -especialmente de transportes, lesionando intereses locales- y han comprado tiendas, garajes y casas a lo largo de la frontera, emprendiendo actividades que comienzan a rivalizar abiertamente con las de la poblaci¨®n paquistan¨ª. El Gobiemo de Pakist¨¢n, en un intento de aliviar la tensi¨®n en la zona, ha trasladado a m¨¢s de 300.000 refugiados al interior de Punjab, donde en el breve lapso de tiempo de dos meses han mostrado las mismas cualidades que en el norte, adquiriendo toda propiedad a su alcance e iniciando intensas actividades comerciales. Cientos de miles de afganos tienen en su poder documento nacional de identidad paquistan¨ª e incluso pasaportes comprados en el mercado negro.El nuevo Dubai
Unos 20.000 afganos han conseguido trabajo en los Emiratos ?rabes, lo que permite a sus familias no s¨®lo vivir holgadamente en Pakist¨¢n, sino tambi¨¦n emprender negocios lucrativos. Funcionarios del Ministerio del Interior aseguran que una mafia afgana ha extendido sus redes por el pa¨ªs y que es la principal responsable de la exportaci¨®n a Occidente de drogas duras desde Afganist¨¢n y Pakist¨¢n, as¨ª como de la compra de armas -en nombre de la causa- que luego ser¨¢n vendidas en el mercado negro.
El Gobierno paquistan¨ª ha hecho muy poco para detener el progresivo deterioro de la situaci¨®n, y poco puede hacer. Cuando los n¨®madas afganos invaden con sus reba?os las tierras de pasto en Baluchist¨¢n o en Frontera, la polic¨ªa y las fuerzas paramilitares no pueden competir con los bien armados afganos, que ahora llevan, en Pakist¨¢n, armas autom¨¢ticas e incluso artiller¨ªa ligera. La polic¨ªa, con rifles 303 de la primera guerra mundial, no est¨¢ dispuesta al enfrentamiento. Si se llega a un acuerdo de paz, oficiales paquistan¨ªes aseguran que les va a costar forzar a los refugiados a cruzar la frontera, porque ya est¨¢ claro que un gran n¨²mero de ellos no est¨¢ dispuesto a abandonar Pakist¨¢n bajo ninguna circunstancia. "Pakist¨¢n es como Dubai para un pueblo tan pobre como el afgano", dice un polic¨ªa que tiene que hacer frente a diarios casos de rapto, violaci¨®n e invasi¨®n de la propiedad privada por los refugiados.
Ninguna de las partes mediadoras del conflicto parece haberse hecho cargo de la inmensa complejidad del problema de la repatriaci¨®n de tres millones de personas a su pa¨ªs de origen. Por otra parte, muchos afganos tienen inter¨¦s en dinamitar las conversaciones de Ginebra, no, tanto por intereses pol¨ªticos, sino en inter¨¦s propio. Aquellos que han salido adelante en Pakist¨¢n, que han conseguido una posici¨®n acomodada, no ven futuro en volver a un Afganist¨¢n devastado, que tardar¨¢ d¨¦cadas en conseguir un m¨ªnimo desarrollo econ¨®mico.
El proceso de paz podr¨ªa empaftarse si se produce un fallo de Pakist¨¢n en la parte que le corresponde llevar a cabo; es decir, el retomo de los refugiados, a los que previamente tiene que desarmar, permitiendo, por tanto, a los rusos retirarse con honor, poniendo fin a la guerra. Fundamentalistas rebeldes podr¨ªan continuar luchando para forzar una rep¨²blica isl¨¢mica, algo que los rusos nunca aceptar¨ªan.
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