Una horrible Babilonia
Se sabe poco de los babilonios. Lo que se aprende de ellos en la escenograf¨ªa, figurines y direcci¨®n de escena de Semirarnis es asombroso. Algunos de sus personajes vest¨ªan igual que los venecianos de Sim¨®n Bocanegra; otros, como los filisteos de Sans¨®n y Dalila.Ten¨ªan la costumbre de girar en c¨ªrculo al llegar a un lugar p¨²blico antes de alinearse con arreglo a los colores de sus vestidos. Sus murallas de ladrillos se abr¨ªan y cerraban como las puertas del metro, o sub¨ªan y bajabancomo grandes y lentas guillotinas. Ten¨ªan un animal tot¨¦mico igual que los perros que ha pintado el ayuntamiento en las aceras de Madrid. Todo era de color verde y con una cierta imitaci¨®n de la piel del cocodrilo.
El fantasma del rey Nimus (que en el programa aparece con el nombre de Ombra, sin traducirlo por sombra o fantasma) aparec¨ªa pintarrajeado por un mal dibujante, con un preparecido aHern¨¢n Cort¨¦s, y enviaba sus mensa es fat¨ªdicos de forma que sonasen como por un tubo bajo el agua. Su inmensa reina Sem¨ªramis aparec¨ªa entre las m¨¢s esbeltas v¨ªrgenes afligida por una peluca albina mal colocada. Su cielo ten¨ªa atardeceres de comic mal impreso en una grabaci¨®n barata.
El hombre que ha acumulado las funciones de director de escena, escen¨®grafo y figurinista,Giampa?o Zennaro, nos ha mostrado todas esas cosas, mezcl¨¢ndolas con un abominable sentido de la est¨¦tica, y algunas m¨¢s.
En estos casos hay que refugiarse en el sentido de la m¨²sica; quitarse las gafas para no ver y simplemente escuchar. La Caball¨¦ tiene una aut¨¦ntica cuarta dimensi¨®n, la de la voz, y en cuanto abre la boca todo lo dem¨¢s: se borra. Menos, afortunadamente, la imagen de la contralto Martine Dupuy, que adem¨¢s de la voz tiene bastante gentileza, figura, dotes de actriz o de representante. Lo dem¨¢s es un mal sue?o.
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