Pablo y los guardias
Hay un libr¨® que no es m¨ªo y que me gustar¨ªa haberlo escrito yo, y que no es el Quijote, ya ven, sino Espronceda y los gendarmes, por el personaje y por el t¨ªtulo. Entre Esprocenda y los Gendarmes (y no olvido al inminente Espronceda de mi entra?able Emilio Salcedo) y Pablo (Castellano) y los guardias civiles, Espa?a ha pegado un salto. Esto marcha. El hombre m¨¢s justiciero y socialero del PSOE, Pablo Castellano, rindio homenaje el domingo a los ca¨ªdos de la Guardia Civil. A las justicias y los ladrones de guante blanco, a los Arsenio Lupin de alma sepia, a lo mejor les escandaliza esa misa laica del domingo, entre Pablo, los guardias y los muertos, pues que ellos tienen al socialismo (incluso el psocialismo) por imp¨ªo, o sea, sin piedad. ?Y c¨®mo Pablo Castellano, el golfo del PSOE, el hombre m¨¢s humanado y entretejido con la calle de Madrid, no va a sentir suyos a esos ca¨ªdos, pues que la Guardia Civil se nutre del pueblo espa?ol, de bajo pueblo m¨¢rtir? Jos¨¦ Barrionuevo, ministro de Interior, y Castellano, como presidente de la Comisi¨®n de Justicia e Interior del Congreso de los Diputados, presidieron, en la ma?ana del domingo estival, entrenublado y contradictorio, bajo un sol nacional que iba y ven¨ªa, la entrega de despachos a los Guardias J¨®venes, en Valdemoro, aqu¨ª mismo. Depositaron una perenne esfera de laurel ante el monumento a los ca¨ªdos del Cuerpo. "El Parlamento no ignora ni olvida a esta instituci¨®n, as¨ª como el sacrificio de sus hombres". Uno comprende que aqu¨ª se quiebra mucho Romancero gitano, pero Juan Ram¨®n dice que lo de Garc¨ªa Lorca s¨®lo es un esfuerzo frustrado por continuar con el Romancero tradicional y los romances de Lope.
Barrionuevo habl¨® de moralizar la vida espa?ola (algo tenemos escrito aqu¨ª sobre el furor moral que nos recorre, con esc¨¢ndalo de los moralistas tradicionales) y de que la Guardia Civil es una herramienta para conseguirlo. La Guardia Civil, a la que no se puede crear desde la izquierda, una imagen pintoresca de alijera de tabaco, ni, desde la derecha, una hagiograf¨ªa ilustrada por el malogrado y asombroso S¨¢enz de Tejada (hubo Guardia Civil con el orden establecido, cuando el Glorioso Alzamiento), la Guardia Civil, digo/dec¨ªa, es un motivo literario espa?ol de resabio extranjero. Incluso Lorca les mira con ojos extranjeros -surrealistas- cuando escribe de ellos. El encuentro del presidente de Izquierda Socialista con la Guardia Civil joven es, al fin, el encuentro de las dos Espa?as t¨®picas, esquem¨¢ticas y de libro. Pablo, con su barba vieja, su perfil jud¨ªo y su corbata astrosa (se compr¨® una del Club Casanova para ese d¨ªa), y los guardias (de quienes siempre olvidamos que son civiles, c¨ªvicos, civilizados: las excepciones, aunque sean muchas, cuentan menos que los muertos). Larra y don Antonio Machado ten¨ªan que haber estado all¨ª, con sus dos Espa?as, que dijeron dos, o media y media, por abreviar, pero sabemos que son muchas m¨¢s. Realmente estaban: Larra cre¨ªa ver a su hermano de leche del Romanticismo, Espronceda, entre los gendarmes, pero a favor. Y don Antonio sent¨ªa que ambas Espa?as le templaban el coraz¨®n pedag¨®gico, siempre exiliado -en Soria, en Colliure, en la viudedad-, con el sol veleide de junio. Los socialeros de tabern¨®n dir¨¢n que Pablo ha traicionado al socialismo -nada menos-; pero con los muertos y con los j¨®venes se debe estar siempre. Lo dijo un maestro perdido, que no cito porque lo cita demasiado la derecha: "S¨®lo me calienta ya el sol de los j¨®venes y el sol de los muertos". Gracias, C¨¦sar, una vez m¨¢s, porque tu frase resume toda mi columna, mejor¨¢ndola.
Gracias, Carlos Luis ?lvarez, C¨¢ndido, todo entra?abilidad, porque tuviste la suerte de que lo escribi¨® para ti, cuando eras joven. (Ahora eres un joven premuerto, como yo -ay-, que es otra cosa.) Gracias, Pablo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.