Nucleares
?Por qu¨¦ los t¨¦cnicos en cat¨¢strofes nos dan tanta lata con el fin del mundo, con la guerra nuclear, con los misiles de cabeza at¨®mica o con los despojos radiactivos? El fin del mundo se produce todos los d¨ªas, como saben muy bien los sepultureros. La gente cae por tandas y no hace falta esperar a que los ¨¢ngeles toquen el cuerno de caza desde la estratosfera. Para alguien que estira la pata de pulmon¨ªa, el planeta se le abre en pedazos como un mel¨®n debajo de la almohada.Lo mismo da morir en una cama isabelina mientras los tuyos te ofrecen una taza de caldo pensando en el testamento, que sucumbir inundado por una lluvia de estrellas. S¨®lo que esto ¨²ltimo puede ser tan divertido como la apoteosis de una revista de Colsada. No quisiera perd¨¦rmelo.
Por otra parte, una guerra nuclear no tiene nada especial. Es como si toda la humanidad resbalara a la vez en una piel de pl¨¢tano.
Dicen los profetas que las centrales at¨®micas, los vertidos radiactivos y esas m¨®nadas de Leibnitz o las unidades de Plotino arrojadas al r¨ªo o a la mar engendrar¨¢n monstruos en la fauna y en la flora, o sea que en el futuro puede haber coles de la altura de un chopo, pl¨¢tanos como transatl¨¢nticos y boquerones de la dimensi¨®n de una ballena. Qu¨¦ mejor. Eso podr¨ªa solucionar definitivamente el hambre de los supervivientes durante la espera en la lista de las necrol¨®gicas. Las centrales nucleares poseen mucha capacidad de producir muertos, aunque no m¨¢s que la Renfe en los pasos a nivel, ni esas magdalenas, donuts, dobos y cruas¨¢ns embalsamados que te ofrecen en las cafeter¨ªas a la hora del desayuno.
Lo bueno es que el verano ha llegado y en este tiempo todo el mundo quiere cambiar de yo. No se trata de una operaci¨®n filos¨®fica y de una transformaci¨®n qu¨ªmica de tipo celular. Para cambiar de yo en esta ¨¦poca basta con ponerse una camiseta marinera de Amarras, imaginar yates, coches deportivos aparcados junto a la terraza de moda y mujeres esplendorosas y cercanas. El calor del verano tambi¨¦n engendra monstruos como la bomba de hidr¨®geno. Son esos seres mutantes vestidos con la simetr¨ªa del centollo que te miran con ojos acu¨¢ticos en la noche.
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