Los hijos de los marqueses de Urquijo piensan que los puntos oscuros del proceso provocan sospechas sobre ellos
Las querellas presentadas contra la revista Intervi¨² por la publicaci¨®n de una determinada versi¨®n del asesinato de los marqueses de Urquijo podr¨ªan servir para retomar judicialmente la investigaci¨®n de los aspectos que a¨²n no han sido esclarecidos en relaci¨®n con este doble crimen. Pese a la sentencia que condena a Rafael Escobedo como autor del asesinato de los marqueses, los hijos de las v¨ªctimas no est¨¢n satisfechos del proceso, conscientes de que los puntos oscuros son causa de las sospechas que a¨²n recaen sobre ellos.
Casi tres a?os despu¨¦s del doble asesinato, en la casa familiar de los Urquijo en Somosaguas persisten las mismas preguntas alrededor de las cu¨¢les gir¨® gran parte de la investigaci¨®n desde los primeros momentos: ?Qui¨¦nes?, ?por qu¨¦? y, especialmente ?hubo complicidad con Escobedo en el interior de esta casa? y, si la hubo, ?por parte de qui¨¦n?.La sentencia ha se?alado a Rafael Escobedo, esposo de Miriam, hija de los muertos, como autor del delito, pero reconoce la posibilidad de que hubiese otros coautores.
Los hermanos De la Sierra y Urquijo, as¨ª como Diego Mart¨ªnez Herrera, administrador de la familia, que han interpuesto querellas contra la revista que los inculpa en el doble asesinato, saben que la imagen que se ha crea do de ellos ante la opini¨®n p¨²blica, y que ellos consideran falsa y gravemente perjudicial para sus personas, no podr¨¢ ser reparada hasta que se establezca la verdad de lo ocurrido.
Desde los primeros momentos de la investigaci¨®n, la Polic¨ªa tuvo la convicci¨®n de que hab¨ªan participado varias personas. A ello contribuyeron diversos datos: por un lado, indicios de la probabilidad de que el autor o autores materiales hubiesen contado con ayuda del interior de la vivienda; por otro, el disparo accidental que hizo empotrarse un proyectil en un armario del dormitorio del marqu¨¦s se interpret¨¦ como fruto de un choque fortuito del asesino con algo o alguien (en principio se pens¨® en una silla y m¨¢s tarde en otra persona).
Tras la detenci¨®n de Rafael Escobedo, ocho meses despu¨¦s, la Polic¨ªa afianz¨® aquellas apreciaciones. La personalidad de Rafael apuntaba la improbabilidad de que hubiese actuado solo; por la misma raz¨®n, aparece como necesario que conociera previamente, m¨¢s por aviso de un presunto c¨®mplice, que por observaci¨®n propia, que la casa estar¨ªa pr¨¢cticamente desguarnecida en el momento de cometer el hecho. Escobedo, en su declaraci¨®n judicial, se?al¨® la circunstancia del choque entre dos personas en la habitaci¨®n del marqu¨¦s, y cifr¨® en cuatro el n¨²mero de quienes entraron en la casa.
La puerta abierta
Los asesinos rompieron la puerta de cristal por la que se accede desde el jard¨ªn al interior de la vivienda a trav¨¦s de la piscina. Pero encontraron abierta, al otro lado de la piscina, la siguiente puerta acristalada, puerta ¨¦sta que siempre permaneci¨® cerrada durante la noche por orden del marqu¨¦s y que cost¨® una fuerte llamada de atenci¨®n de ¨¦ste al mayordomo, Vicente, en la ¨²nica ocasi¨®n en que olvid¨® cerrarla. Los asesinos tuvieron que abrir otra puerta, de madera, antes de llegar a la escalera de acceso a los dormitorios. Para ello hicieron un agujero con un soplete junto a la cerradura y ya s¨®lo tuvieron que dar la vuelta a la llave que se encontraba puesta en la cerradura, por la parte interior, llave que habitualmente se dejaba en un platillo sobre un taquill¨®n pr¨®ximo.
Sin la existencia de estos detalles, el asesinato de los marqueses de Urquijo tal vez habr¨ªa podido explicarse por una motivaci¨®n exclusivamente personal, puramente emocional, del ahora condenado, Rafael Escobedo, e incluso de sus posibles c¨®mplices, ajenos en tal caso al entorno pr¨®ximo de los marqueses. Pero esos detalles existen y en la casa de Somosaguas constituyen la principal sombra que enturbia el honor de numerosas personas.
Con seguridad, s¨®lo cinco personas sab¨ªan que aquella noche del 31 de julio al 1 de agosto de 1980 en la casa de Somosaguas s¨®lo quedar¨ªan los marqueses y la cocinera. Estas eran los propios marqueses, el mayordomo y su esposa, quienes pidieron permiso a aquellos, de manera imprevista, para salir esa noche de viaje y el administrador, a quien el marqu¨¦s comunic¨® a las 23,30 horas la marcha de dichos empleados. Es probable que lo supieran tambi¨¦n las cuatro personas que esa v¨ªspera del asesinato almorzaron con los marqueses, pues se habl¨® de ello en la casa: las dos abuelas, Miriam y un ni?o, el hijo de su actual compa?ero. Se considera probable que igualmente lo supiera la cocinera. Y se desconoce si pudo saberlo alguien m¨¢s.
Auto aclaratorio
Jos¨¦ Mar¨ªa Stampa, letrado defensor de Rafael Escobedo, interpondr¨¢ recurso de casaci¨®n, ante la Sala Segunda del Tribunal Supremo, por infracci¨®n de ley y por quebrantamiento de forma, contra la sentencia que conden¨® a su representado a la pena de 53 a?os.
Stampa manifest¨® a EL PAIS que representa, exclusivamente, los intereses de Rafael Escobedo y que, dada su condici¨®n de decano del cuerpo de letrados de la Asociaci¨®n de la Prensa de Madrid no dirigir¨ªa ninguna actuaci¨®n contra ning¨²n medio informativo. Con ello queda desmentida la posibilidad de que presentase querella en nombre del padre de Escobedo, por las imputaciones de Interviu.
El tribunal dict¨® ayer un auto aclaratorio de la sentencia, ya que, en uno de los considerandos, desechaba la agravante de nocturnidad, por entenderla subsumida en los hechos que configuraban la alevos¨ªa, mientras que en el fallo se citaban las agravantes de alevos¨ªa y nocturnidad. La aclaraci¨®n concreta que las agravantes son las de alevos¨ªa y haberse cometido el delito en la morada del ofendido.
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