Las luces del Retiro

Es ya el tercer a?o que en el paseo del estanque del Retiro madrile?o, junto a otras plazas y paseos, se celebra el presunto ahorro energ¨¦tico. Las altas o bajas farolas no lucen. Alguien comunic¨® -es de suponer- la larga aver¨ªa. Pero nadie hizo caso.Se ha llamado numerosas veces por tel¨¦fono a la Polic¨ªa Municipal; se les ha comunicado personalmente a los coches patrulla, y se ha visitado las mismas oficinas instaladas en el Retiro. Ellos dec¨ªan que tomaban y pasaban nota. Y sus notas sucintas enmudecen en el patrimonio del olvido. Y recuerdo que otro agente me dio una respuesta contundente: "No nos hacen caso, somos insuficientes".

Entre la duda y la paradoja, el ciudadano se plantea otras cuestiones. Y cree que la seguridad ciudadana no debiera ser un sue?o ut¨®pico. No es un capricho ni un lujo ni un dispendio pedir que vuelvan esas luces que faltan en el Retiro. Que no. se repitan amargos sucesos de agresi¨®n o muerte porapu?alamiento. Que se pueda asistir sin tropezar a las proyecciones cinematogr¨¢ficas, teatrales, festivales de t¨ªteres, escuchar la radio, o simple y vulgarmente pasear. ?No dan las arcas municipales para reponer bombillas y restaurar farolas? ?O es que existe una nostalgia permanente, en unos pocos, pero fuertes funcionarios? /