F¨²tbol y subvenciones oficiales

SE CELEBRA hoy el pleno del f¨²tbol que desde la Federaci¨®n Espa?ola de F¨²tbol se pretende sea un acto de contestaci¨®n a la medida adoptada por el Ministerio de Cultura de controlar las subvenciones oficiales. La medida que hizo oficial el Consejo Superior de Deportes, y que fue discutida y aprobada en un Consejo de Ministros, se ha querido interpretar desde los medios pr¨®ximos a Pablo Porta, presidente de la federaci¨®n, como un ataque al f¨²tbol.La medida, por mucho que han querido disfrazarla los prebostes del deporte y los muchos paniaguados que a¨²n tiene, no obedece a una acci¨®n premeditada ni a una actitud de personal repulsa hacia el pol¨¦ni?co Pablo Porta, cuyo escaso prestigio qued¨® bajo m¨ªnimos tras el traumatizante Mundial-82, en el que, al margen de las desgracias deportivas, Espa?a sufri¨® las verg¨¹enzas que comenzaron con el Naranjito y acabaron con Mundiespa?a. El retener las subvenciones es la consecuencia de una reiterada actitud federativa de no adaptarse a las normas de obligado cumplimiento que se requieren para que una gesti¨®n econ¨®mica resulte en todo momento transparente. El informe de los censores jurados de cuentas de la auditor¨ªa de 1978 fue m¨¢s que negativo, y aunque en primera instancia el Tribunal de Cuentas dict¨® una sentencia que satisfizo a la federaci¨®n, el recurso interpuesto por el fiscal ha sido atendido y, por tanto, sigue pendiente de resoluci¨®n. La ¨²ltima auditor¨ªa, la correspondiente a 1982, ha vuelto a presentar los mismos defectos de fondo y forma, y los censores se han tenido que limitar a manifestar la imposibilidad de dictaminar.

La gesti¨®n de Pablo Porta desde que tom¨® posesi¨®n del cargo ha estado fundamentalmente dirigida a retrasar cualquier proyecto que suponga un avance social, como en el caso de los futbolistas, o una reforma, como la que urgentemente necesita el propio estamento federativo en todo lo que supone gesti¨®n y organizaci¨®n. Pablo Porta no es partidario de separar el f¨²tbol profesional del aficionado, problema que supieron resolver adecuadamente, y a su tiempo, los pa¨ªses con m¨¢s entidad futbol¨ªstica en Europa. Porta se resiste a liderar cualquier cambio que pueda suponer una merma de poder. De hecho,. la Liga profesional que se intenta implantar desde la federaci¨®n puede suponer su absoluto mando sobre el f¨²tbol nacional. Por el contrario, con unos estatutos diferentes a los que ¨¦l propone, la federaci¨®n deber¨ªa limitarse a ser fuerza moderadora, tuteladora de los estamentos jur¨ªdicos, impulsora de la promoci¨®n del deporte base y responsable de las actividades internacionales. Pero esta misi¨®n, a lo que se ve, se queda corta para las ambiciones del actual presidente. Para ¨¦l nada hay m¨¢s sugestivo que poder controlar directa o indirectamente la marcha de sociedades privadas, como son hoy los grandes clubes de f¨²tbol.

Con Porta ha habido dos huelgas, dos grandes decepciones mundialistas, var¨ªas desapariciones de clubes y hasta negativas a las transmisiones televisivas de algunos grandes acontecimientos. Con todo, su megaloman¨ªa, que le lleva a identificar repetidamente a su persona con la defensa del f¨²tbol por antonomasia, le hace creer que todo cuanto suceda tras ¨¦l ser¨¢ catatr¨®fico. Muchas personas, sin esa egolatr¨ªa y s¨ª con mejor disposici¨®n para adaptarse a los problemas actuales, pueden dar salida a los conflictos de un mundo cuyos secretos pueden conocerse s¨®lo con admitir el di¨¢logo.

Dicho esto, sin embargo, ser¨ªa un error o una burda simplificaci¨®n considerar que todos los males del f¨²tbol espa?ol desaparecer¨¢n con la dimisi¨®n del actual presidente. El f¨²tbol y el resto de los deportes padecen el lastre de unos directivos cuya adaptaci¨®n a los nuevos modos democr¨¢ticos est¨¢n muy lejos de ser los deseables. El deporte en general ha sido el estamento que menos ha cambiado desde el inicio de la etapa democr¨¢tica. La ley de la Cultura F¨ªsica y el Deporte, obsoleta en muchos aspectos, y agravada en su desarrollo reglamentario por los Gobiernos de UCD, no hizo sino propiciar, mediante sus sistemas electorales, nutridos de tics dictatoriales, la permanencia en los cargos de quienes fueron nombrados a dedo por la extinta Secretar¨ªa General del Movimiento.

Que hoy en la asamblea del f¨²tbol Pablo Porta reciba el aplauso general no deber¨¢ sorprender a nadie. Su fuerza est¨¢ precisamente en haber repartido entre entidades privadas dinero p¨²blico y relegarlas as¨ª a sus dict¨¢menes. Un dinero, en todo caso, que, como patrimonio de todos los espa?oles, deber¨ªa haber estado sometido a un estricto control sobre su administraci¨®n y aplicaciones. M¨¢s all¨¢, pues, de lo que signifique para el f¨²tbol espa?ol la permanenecia de un presidente concreto est¨¢n los modos de gesti¨®n en los aspectos deportivos y econ¨®micos, los que aparecen en el centro de esta pugna abierta que enfrenta a la nueva Administraci¨®n socialista con las estructuras y estilos de la vieja ¨¦poca.