R¨¦plica de un funcionario

Leo con sorpresa la carta que, firmada por don Eduardo Pe?a, publica EL PAIS del domingo 17 de julio, y quisiera, como funcionario de a pie del Instituto para la Promoci¨®n P¨²blica de la Vivienda, y ante la inexistencia de un necesario y rotundo desmentido por parte de la autoridad correspondiente, aclarar algunos puntos.Si bien es cierto que en un primer momento el Gobierno anunci¨® su intenci¨®n de que los ministerios permaneciesen abiertos la ma?ana de los s¨¢bados, no lo es menos el hecho que, tras unas primeras evaluaciones de los gastos que tal apertura significar¨ªa (parece ser alrededor de 15.000.000 de pesetas por ministerio), decidi¨® la conveniencia de dar marcha atr¨¢s y que tan s¨®lo permaneciesen guardias en los servicios de informaci¨®n, registro y aquellos otros cuya misi¨®n habitual y fundamental fuese el trato con el p¨²blico.

Por otra parte, quisiera aclarar al se?or Pe?a que ninguna ley obliga a jornadas m¨ªnimas de 40 horas semanales, sino, acaso, m¨¢ximas -?gracias a Dios! y al PSOE por parte de los trabajadores- Concretamente, los funcionarios realizamos un m¨ªnimo de 37,5 horas: de 8 a 3.30, de lunes a viernes, o bien de 8 a 3 y un s¨¢bado de cada tres; por no enumerar el buen mont¨®n de compa?eros, secretarias de cargos, etc¨¦tera que realizan interminables jornadas.

Desgraciadamente, en contra de lo que seguramente le sucede al se?or Pe?a, casi cinco a?os despu¨¦s de promulgada la Constituci¨®n, los funcionarios no tenemos todav¨ªa reconocidos ciertos derechos laborales tradicionalmente democr¨¢ticos, como la sindicaci¨®n, la huelga, la elecci¨®n de representantes o la firma de convenios -por no hablar de los miserables sueldos y de la total ausencia de carrera administrativa- y no podemos, por tanto, negociar la jornada laboral como cualquier otro colectivo de trabajadores./