Urquijo

( ... ) En todas partes existen peri¨®dicos que trafican con el sensacionalismo, y en todas partes, normalmente, las publicaciones de este g¨¦nero apenas tienen influencia alguna en la opini¨®n. Y de otro punto, en lo que respecta a la persona que formula la declaraci¨®n acusatoria de tan grav¨ªsimos cargos, no vamos a insistir en lo qu¨¦ para todos resulta obvio. S¨®lo una situaci¨®n previa de generalizada impunidad puede dar pie a lo que se ha hecho: muy posiblemente, el cobro de una elevada cantidad de dinero a cambio de una historia que, de ser verdadera en sus extremos capitales, debiera haber sido expuesta ante los jueces; facilitada al tribunal para el m¨¢s suficiente conocimiento de los hechos y las circunstancias todas que envolvieron el asesinato de los marqueses de Urquijo ( ... ).Dos personas j¨®venes parecen haber sido las v¨ªctimas propiciatorias del sensacionalismo de unos y el af¨¢n de lucro de otro: Juan y Miriam de la Sierra. Los dos quedaron hu¨¦rfanos por un horrendo crimen.

En caso de que su acusador tenga raz¨®n, habr¨¢ que proceder contra ellos. Pero si el acusador ha deslizado sus insinuaciones, sin pruebas, sea a cambio de dinero o no, el juez debe proceder contra ¨¦l. No se puede acusar p¨²blicamente de asesinato a personas honorables y que semejante acusaci¨®n quede impune.

O todos respetamos la justicia, o la libre convivencia acabar¨¢ siendo muy dif¨ªcil, casi imposible. Y una forma de respetar la justicia ser¨¢ siempre, adem¨¢s de tener en cuenta lo que el honor de los otros exige, colaborar con ella: cooperando a su eficaz funcionamiento y evitando en todo caso sucesos escandalosos que ridiculizan o comprometen su necesario prestigio social. Si los medios de comunicaci¨®n, que sabemos cu¨¢l es nuestra influencia en la vida p¨²blica, no nos medimos en nuestra libertad, aparte de arruinar nuestro prestigio comprometeremos las libertades y el honor de los dem¨¢s.

25 de julio