El sentido de un retorno
Don Claudio S¨¢nchez Albornoz ha vuelto a Espa?a para apurar su vida entre nosotros y el hecho de que circunstancias pol¨ªticas primero, y luego personales hayan retardado tanto esa vuelta como para que se produzca en su extrema ancianidad, no la hace menos significativa.Espa?a es un pa¨ªs tradicionalmente de tan extra?as costumbres, que los m¨¢s esclarecidos de los espa?oles desde Fray Luis o Cervantes hasta Miguel Hern¨¢ndez van a parar a las c¨¢rceles o tienen que exiliarse, si es que no les ocurre algo peor.
Extra?a tradici¨®n
Espa?a es ciertamente un "enigma hist¨®rico" y hombres que se han dedicado a descifrar su laberinto como S¨¢nchez Albornoz o su ant¨ªpoda en la hermen¨¦utica hist¨®rica, Am¨¦rico Castro, con quien tan apasionadamente ha discutido los m¨²ltiples aspectos de ese enigma no es raro que hayan recibido ellos mismos el zarpazo de esa extra?a tradici¨®n.
As¨ª que lo que esta vuelta significa es que esa enigm¨¢tica costumbre o especie de sino hist¨®rico se rompe, ahora, y que Espa?a quiere volver de veras a ser la abierta Espa?a del medioevo, acogiendo a todos los espa?oles; y que en la Piel de Toro ya no ser¨¢ peligro el pensar y el hablar tanto como el callar, seg¨²n dec¨ªa Luis Vives. O que en ella se honrar¨¢ por fin a los espa?oles que tienen una dedicaci¨®n a la inteligencia y que su destino no ser¨¢ el de la irrelevancia y la menesterosidad que hace imposible su trabajo, seguidas por el de un dorado entierro.
Cambio de actitudes
Claudio S¨¢nchez Albornoz vive al menos lo suficiente para alcanzar este cambio o giro de actitudes de los espa?oles y regresa por fin a su Espa?a un poco en olor de multitud, que por lo dem¨¢s es s¨®lo el aroma de reconocimiento de los espa?oles tanto a su obra investigadora de primer¨ªsima clase como a los caminos que abre para la nueva historiograf¨ªa espa?ola. Y en su figura se cuaja tambi¨¦n el reconocimiento y como compensaci¨®n siquiera simb¨®lica y sentimental a quienes como ¨¦l han realizado algo importante alejados de Espa?a y so?aron con volver aqu¨ª y delegaron su obra.
Es algo de pura y simple justicia, y en este caso la justicia resulta alegre y esperanzadora. De manera que ti?e tambi¨¦n de alegr¨ªa esta vuelta para todos nosotros, porque quiz¨¢ el pasado, la historia que tanto nos pesa a nosotros los espa?oles hasta parecer que se enquista y no pasa ni trascurre -como es lo propio de la historia- hayan sido por fin conjurados.
O que saltando por encima de los tiempos m¨¢s oscuros reanudemos el hilo de nuestras mejores tradiciones de libertad y coexistencia que S¨¢nchez Albornoz ha subrayado en el orden mismo de las instituciones y en el de la vida cotidiana en la historia de la Castilla y el Le¨®n medievales sobre todo, pero tambi¨¦n en la de todas las otras Espa?as.
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