Mor¨¢n no pudo entrevistarse en Algeciras con dirigentes gibraltare?os

El intento por entablar un di¨¢logo directo con sectores responsables gibraltare?os, hecho durante el fin de semana por el titular de Asuntos Exteriores, Fernando Mor¨¢n, no se materializ¨®, a pesar de las largas horas de inactividad pasadas por el ministro, especialmente ayer domingo, en un hotel situado a nueve kil¨®metros de la verja que separa a Espa?a de la colonia brit¨¢nica.Aunque el objetivo formal de la visita de Fernando Mor¨¢n al Campo de Gibraltar fue participar el s¨¢bado por la tarde en el cuarto curso de verano que organiza el ayuntamiento de la localidad gaditana de San Roque, donde pronunci¨® una conferencia sobre La novela de la posguerra, los deseos del ministro, expresados d¨ªas antes en Madrid, eran los de acercar fisicamente a los llanitos el inter¨¦s del Gobierno socialista por una contribuci¨®n futura a su bienestar.

M¨¢s por falta de una preparaci¨®n previa del encuentro que por desinter¨¦s de los posibles interlocutores -en esto la opini¨®n de los consultados en la zona est¨¢ dividida- el di¨¢logo no pudo celebrarse, aunque Mor¨¢n se enter¨® de primera mano de los problemas que afectan a la parte espa?ola del Campo, ya que acudieron a visitarle los alcaldes socialistas de La L¨ªnea, Juan Carmona, y de San Roque, Eduardo L¨®pez Gil, as¨ª como con una representaci¨®n del PSOE de Algeciras.

Conscientes de que el Gobierno no puede ceder m¨¢s en sus medidas de apertura de la verja sin contrapartidas brit¨¢nicas, los responsables del ¨¢rea expusieron a Mor¨¢n, sin embargo, sus quejas por las restricciones actuales y la falta de inversi¨®n del Ejecutivo en la zona. El ministro de Asuntos Exteriores no pudo dar respuesta a ninguna, de las dos cuestiones, pero s¨ª mantuvo su impresi¨®n de que existe una falta absoluta de coordinaci¨®n de las actividades y servicios de la Administraci¨®n central en el Campo de Gibraltar. Esto, en su opini¨®n, hace urgente contar con una persona (gobernador o subgobernador) o un organismo para conseguir una aplicaci¨®n adecuada de la pol¨ªtica del Gobierno en la regi¨®n.

De cara al relanzamiento bilateral de las conversaciones hispanobrit¨¢nicas, que se celebrar¨¢n en septiembre en Madrid, cuando Fernando Mor¨¢n y Geoffrey Howe se encuentren en la clausura de la Conferencia de Seguridad, el ministro espa?ol y sus asesores est¨¢n estudiando a fondo el pliego largo de restricciones impuestas por Espa?a a Gibraltar en 1969 y que s¨®lo se relajaron parcialmente el 15 de diciembre pasado.

La Declaraci¨®n de Lisboa

Aunque la considere imperfecta, Mor¨¢n no tiene m¨¢s remedio por ahora que atenerse al texto de la Declaraci¨®n Carrington-Oreja, hecha en Lisboa, en abril de 1980. En dicha declaraci¨®n se abre la puerta a una negociaci¨®n sobre todos los aspectos del contencioso. Especial relevancia tiene el compromiso de abrir completamente la verja a cambio de una reciprocidad de derechos para los espa?oles en la Roca. Londres quiere ver primero la apertura para despu¨¦s alegar que es el legislativo gibraltare?o el que tiene que abrogar la ley de impedimentos a los espa?oles.

El ministro espa?ol est¨¢ convencido de que seguir "apretando las clavijas" y como resultado ir empobreciendo a los gibraltare?os con las restricciones no es bueno, e incluso "estar¨ªa dispuesto, sin violar el esp¨ªritu de las mismas, a flexibilizar en parte esas restricciones y, si razones de estrategia negociadora as¨ª lo indican, hacerlo unilateralmente".

Para ello bastar¨ªa que Margaret Thatcher ordenara a su gobernador en Gibraltar a introducir, para lo que tiene potestad, un proyecto de ley de equiparaci¨®n de derechos, con garant¨ªas de que ser¨ªa aprobado. En definitiva, tanto un problema como el otro tendr¨¢n que desaparecer con la entrada de Espa?a en el Mercado Com¨²n, por exigencia del Tratado de Roma. Pero hasta que esto llegue, las 60 mujeres de La L¨ªnea que cada ma?ana cruzan la verja para servir en casas gibraltere?as seguir¨¢n cobrando 20 libras semanales, en lugar de las 70 libras obligatorias de salario m¨ªnimo.