El significado de un Consejo de Ministros
El hecho de que el rey Juan Carlos haya presidido en Palma de Mallorca un Consejo de Ministros no ha escapado a nadie como signo institucional y s¨ªmbolo perfecto de normalidad democr¨¢tica, e incluso como signo de que los espa?oles han dado de mano a muchas cosas del pasado y piensan en su presente y su futuro. Y, en este ¨²ltimo sentido, tambi¨¦n se ha destacado la circunstancia de que sea precisamente el Consejo de Ministros de un Gobierno socialista el que el Rey ha presidido: es decir, el Gobierno constituido por hombres de un partido que en el pasado incluso m¨¢s reciente todav¨ªa manten¨ªa el republicanismo como un principio, pero que luego tuvo el instinto hist¨®rico elemental de percatarse de la realidad y de liberarse de las hipotecas del dogmatismo y de la historia.Por lo dem¨¢s, fue el propio Monarca quien subray¨® a la vez dos cosas: ese car¨¢cter institucional de su presencia all¨ª y el del papel de la Corona de "alentar d¨ªa a d¨ªa la obra del Gobierno leg¨ªtimamente constituido, cualquiera que sea su signo, y promover el equilibrio entre los poderes operativos del Estado". Pero el rey Juan Carlos I, adem¨¢s, fiel a su costumbre de apartarse de toda pura ret¨®rica en sus alocuciones, y naturalmente en virtud de sus propias atribuciones, ofreci¨® a los ministros all¨ª reunidos un panorama de la realidad pol¨ªtica y social espa?ola y se?al¨® un cuadro de prioridades: la lucha contra el paro, la posici¨®n de nuestro pa¨ªs en el concierto internacional y la defensa de los s¨ªmbolos del Estado. Y, como de costumbre tambi¨¦n, no trat¨® de ocultar los aspectos esquinados o hirientes o incluso preocupantes de esa realidad, pero una vez m¨¢s, igualmente, apel¨® a la solidaridad de todos los espa?oles y mostr¨® su confianza en las enormes posibilidades y en el dinamismo de nuestra sociedad para vencer las dificultades actuales. Y esta apelaci¨®n y esta esperanza o confianza en nosotros mismos son tanto m¨¢s de agradecer cuanto que con frecuencia el des¨¢nimo o hasta el apocalipsis son aqu¨ª sentimientos que, sin raz¨®n alguna, suceden muy de cerca a otros sentimientos de euforia y mesianismo, no s¨®lo distorsionando la imagen de la realidad, sino tambi¨¦n provocando estados de ¨¢nimo colectivos que no ayudan nada a gobernar y a ser gobernados, a resolver nuestros propios asuntos, ni a ver claro en ellos.
Si se mira para atr¨¢s en la historia, este Consejo de Ministros de un Gobierno socialista, presidido conforme a las normas constitucionales por el Monarca, es el s¨ªmbolo de haber avanzado infinitamente en el camino de la normalidad pol¨ªtica moderna; pero, naturalmente, no ser¨ªa ¨¦sta la historia de los hombres si no hubiera dificultades, amenazas, preocupaciones. S¨®lo que igualmente superables con buena voluntad y el sentido de la unidad o solidaridad esencial de todos. Tal es el singular y profundo significado de este acontecimiento.
9 de agosto
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