Vivir de la marcha
Tuvo que ser otra vez la marcha la salvadora del atletismo espa?ol. La de ayer fue la quinta medalla ganada en una competici¨®n al m¨¢ximo nivel. Mar¨ªn ya gana a Llopart por 3-2. En los campeonatos europeos de 1978, Llopart fue campe¨®n de los 50 kil¨®metros y en los Juegos de 1980, subcampe¨®n. En los europeos de 1982, Mar¨ªn fue campe¨®n en 20 kil¨®metros y subcampe¨®n en 50. Ayer Mar¨ªn se proclam¨® subcampe¨®n mundial de los 50 kil¨®metros.El atletismo espa?ol vive de los laureles de la marcha, Hay promesas interesantes de otras especialidades que logran incrustarse entre las grandes figuras.
Cobran en d¨®lares en Europa, pero a¨²n estar por consagrarse. La gloria de la victoria es efimera; dura lo que la forma del atleta. Puede ser hasta circunstancial. Por eso son muchos los ganadores, pero pocos los recordados.
Los aut¨¦nticos campeones son los que a?os tras a?o logran estar en la cima. S¨®lo son vencidos por el propio paso del tiempo. La marcha espa?ola, gracias a Llopart primero y a Mar¨ªn ahora, ha creado escuela.
Eduardo Garc¨¦s, recientemente fallecido, fue el hombre que logr¨® el milagro. Era el presidente de la comisi¨®n de marcha, departamento que permanec¨ªa escondido en la federaci¨®n cuando logr¨® que fueran seleccionados por primera vez los marchadores para un encuentro internacional, los europeos de 1978. Llopart y Mar¨ªn eran por aqu¨¦l entonces unos desconocidos. Garc¨¦s dijo: "llevadIos que no os defraudar¨¢n". Entrenadores de otras disciplinas aceptaron a rega?adientes. La marcha, para ellos, no era seria.
A la vuelta de Praga, Eduardo Garc¨¦s logr¨® un plan de ayuda extraordinaria para los marchadores. Los recursos econ¨®micos nunca fueron suficientes, pero permitieron a las figuras una preparaci¨®n exclusiva, los resultados ah¨ª est¨¢n. Y de ellos vive el atletismo espa?ol de cara al extranjero.
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