El estado de las cosas
En la pasada edici¨®n de la Universidad Internacional Men¨¦ndez Pelayo (UIMP) tuvo lugar un primer curso dedicado a la fotograf¨ªa. En ¨¦l Manuel L¨®pez Rodr¨ªguez, activo profesional vinculado al PSOE, present¨® una ponencia que se interpret¨® como una propuesta de pol¨ªtica cultural respecto a la fotograf¨ªa si los socialistas ganaban las elecciones. Exist¨ªa el precedente de la vecina Administraci¨®n francesa, en la que ya en su primer presupuesto se destin¨® una partida de 23 millones de francos para iniciar una recuperaci¨®n del tiempo perdido en materia fotogr¨¢fica y dinamizar el sector. A?os antes, por iniciativa de Chirac, qui¨¦n sabe si por convencimiento o electoralismo, se hab¨ªa creado Paris Audiovisuel -ente organizador del Mois de la Photographie- y todav¨ªa antes la Foundation Nationale de la Photographie, con sede en Lyon.Hasta hace poco, el ministerio que dirige Javier Solana no hab¨ªa reaccionado. De nuevo a instancias de Manuel L¨®pez, en esta ocasi¨®n en funciones de director de la revista Foto Profesional, el ministro de Cultura invit¨® a mediados de junio a un grupo de fot¨®grafos de distintas nacionalidades para tener un primer contacto y empezar a pensar una actuaci¨®n institucional a medio y largo plazo (de la que de forma inminente podr¨ªa ser exponente el ofrecimiento de una sala de la Biblioteca Nacional dedicada a nuestras fotograf¨ªas).
Este di¨¢logo entre la fotograf¨ªa y la Administraci¨®n central no tiene precedentes. Dos a?os antes, la Consejer¨ªa de Cultura de la Generalitat de Catalu?a ya hab¨ªa mostrado una cierta sensibilidad al terna al apadrinar el magno proyecto de la Primavera fotogr¨¢fica. El Servei d'Arts Plastiques, creado posteriormente quiso incorporar de entrada la fotograf¨ªa a sus actividades, y, en la medida de sus recursos, la gesti¨®n de su titular, Daniel Giralt Miracle, est¨¢ siendo positiva. A la larga, de todas formas, debe tenderse a la creaci¨®n de un ¨®rgano destinado a canalizar iniciativas fotogr¨¢ficas y a rentabilizar al m¨¢ximo los esfuerzos realizados en ese sentido. Por de pronto, las prioridades de la fotograf¨ªa espa?ola son f¨¢ciles de determinar. En primer lugar, urge la salvaguarda del patrimonio fotogr¨¢fico, problema este que enlaza con la necesidad de fototecas. Es vergonzoso, por ejemplo, que ning¨²n museo espa?ol tenga colecci¨®n de fotograf¨ªas, y siendo as¨ª, ya no resultaba nada parad¨®jico que un hipot¨¦tico estudioso de la fotograf¨ªa espa?ola tenga que acudir a Par¨ªs a consultar los fondos del Cabinet des Estampes et de la Photographie de la Biblioth¨¨que National, donde desde luego encontrar¨¢ m¨¢s obras y m¨¢s documentaci¨®n que en ning¨²n centro espa?ol. Lo enojoso de esta cuesti¨®n es que, de momento, no se trata de un problema de dinero -ya que mucho material proviene de donaciones-, sino simplemente de falta de inter¨¦s. Para empezar, tan s¨®lo se requerir¨ªa un espacio y la infraestructura material y humana m¨ªnima.
Dejando el tema de la ense?anza, que no compete al Ministerio de Cultura, ?por qu¨¦, de las facultades de Bellas Artes, s¨®lo existe especialidad y departamento de fotograf¨ªa en la de Barcelona? ?Por qu¨¦ en las facultades de Ciencias de la Informaci¨®n el fotoperiodismo y la fotograrla publicitaria, en la teor¨ªa y en la pr¨¢ctica, permanecen tan abandonados? Existe el problema de la promoci¨®n de la fotografla como manifestaci¨®n cultural. Conocer los nombres de Weston, Cartier-Bresson o, entre nosotros, Ort¨ªz-Echag¨¹e, deber¨ªa formar parte de la cultura general, del mismo modo que el desconocimiento o uso torpe de la c¨¢mara, corno dijera MoholyNagy, nos convierte en los "?letrados del futuro". El problema arranca en la educaci¨®n escolar, pero se perpet¨²a en una climatolog¨ªa intelectual que sigue manteniendo jerarquizaciones culturales obsoletas. Voxp¨®puli, la fotografia permanece como forma de baja o baj¨ªsima cultura. Dec¨ªa Oriol Maspons que el estado del fot¨®grafo est¨¢ un poco por debajo del payaso, pero un poco por encima de la foca.
Esto nos lleva a que en la generaci¨®n actual se da una dominante incultura fotogr¨¢fica, hasta el punto de que s¨®lo muy contados intelectuales y cr¨ªticos conocen a fondo el medio y su historia. S¨ª, Roland Barthes y Susan Sontag lo han puesto un poco de moda, pero eso no basta. Y es una l¨¢stima que la fuerza de la joven fotografia espa?ola -reconocida de sobra en el extranjero, ¨²nica manera de que en Espa?a mismo empiece a hac¨¦rsele caso- no se corresponda con una tambi¨¦n joven cr¨ªtica que la aliente y d¨¦ sustento te¨®rico. M¨¢xime cuando en el cr¨ªtico panorama del arte espa?ol de hoy la fotografia es una disciplina que est¨¢ consiguiendo progresos espectaculares. L¨¢stima tambi¨¦n que esa joven fotograf¨ªa carezca de una plataforma de proyecci¨®n oficial en el extranjero, parecida a la que el Ministerio de Cultura s¨ª dispensa -y enhorabuena por ello- a nuestra cinematograf¨ªa. L¨¢stima, por ¨²ltimo, que publicaciones como Photovision, revista espa?ola considerada entre las tres mejores europeas en su especialidad y portavoz del sentir internacionalista de la fotografia espa?ola, tenga una existencia tan precaria y un futuro tan incierto -est¨¢ demasiado bien hecha para ser rentable- a falta de ayuda oficial.
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