La represi¨®n en Chile

Lo que pasa en Santiago recuerda lo que se produjo, hace algunos a?os, en Teher¨¢n. En el transcurso de los meses, las jornadas de protesta se suceden y minan el edificio, en otra ¨¦poca inconmovible, del r¨¦gimen instaurado hace 10 a?os por el general Pinochet. ?ste hab¨ªa declarado al d¨ªa siguiente de la segunda jornada organizada por la oposici¨®n que no tolerar¨ªa ninguna nueva manifestaci¨®n pol¨ªtica. Han tenido lugar otras dos. La que se ha desarrollado el jueves 11 de agosto ha sido la m¨¢s sangrienta. Diez personas y tres ni?os asesinados por la polic¨ªa pesar¨¢n gravemente a la hora en que el jefe de Estado, por concesiones m¨¢s fingidas que reales, intente desarmar a sus opositores. ( ... ). Incapaz de ahogar una oposici¨®n que arrastra consigo muchos antiguos partidarios de su r¨¦gimen, el general Pinochet parece dispuesto a ceder. En la v¨ªspera del 11 de agosto ha designado un primer ministro, dando as¨ª la impresi¨®n de limitar sus propios poderes. ( ... ) Pero el jefe de Estado ha indicado los l¨ªmites de semejante apertura, afirmando que los partidos no ser¨ªan autorizados antes de 1989.(...) El general Pinochet puede todav¨ªa recurrir a la fuerza bruta, como lo ha hecho siempre, para mantenerse en el poder.( ... ).