Pol¨¦mica entre el Gobierno franc¨¦s y el partido socialista en torno a las medidas de reforma fiscal para 1984
Los franceses, que no se acaban de resignar a tener que pagar cada a?o mayores impuestos, no salen ahora de su asombro al enterarse de que tendr¨¢n que pagar tres meses antes por culpa de los ordenadores. Al mismo tiempo, el ministro de Econom¨ªa, Jacques Delors, parece seguir adelante con unos reajustes sindicales que penalizar¨¢n a¨²n m¨¢s a los contribuyentes en 1984. Esta medida es contestada por los responsables del Partido Socialista (PS), encabezados por el mitterrandista Pierre Joxe.
Entre 6.000 y 7.000 millones de francos (de 114.000 a 133.000 millones de pesetas) recaudar¨¢ Hacienda a mediados de septiembre, tres meses antes de lo que suele ser la norma. Los afectados son aquellos ciudadanos que hayan elegido el pago cuatrimestral de sus impuestos, en los que est¨¢ previsto para v¨ªsperas de Navidad el pago de la ¨²ltima entrega, que ya incluye el 1 % suplementario exigido por el plan de rigor de marzo pasado. Esos nueve millones y medio de franceses, un 10% aproximadamente m¨¢s que el pasado a?o, se ven afectados por el adelanto al haberse agilizado la burocracia con ayuda de una mejor utilizaci¨®n de la inform¨¢tica.Gobierno y PS, por su parte, siguen enzarzados en una pol¨¦mica que afecta a la concepci¨®n de la reforma fiscal prometida en per¨ªodo electoral, aunque nunca realizada. Delors defiende la aplicaci¨®n de un nuevo impuesto sobre todos los salarios, sin diferencias entre grandes y peque?os, a excepci¨®n de los situados en la base de la escala. Pierre Joxe, presidente del Grupo Socialista en la Asamblea Nacional, preconiza un criterio "progresista", siempre defendido por el PS, que est¨¢ en las ant¨ªpodas de la "recaudaci¨®n proporcional" decidida por el Gobierno.
Lo que temen los franceses es que el fisco siga adelantando las fechas de cobro que ahora exige el pago de un 11 % de los impuestos durante el a?o en curso. Pese a que ese porcentaje, seg¨²n estad¨ªsticas de la OCDE sea uno de los m¨¢s bajos del mundo occidental, el ciudadano medio franc¨¦s se encuentra de a?o en a?o con menos recursos para hacer frente a las crecientes presiones de Hacienda. Desde la Rue de Rivoli parecen verlo claro, aunque la econom¨ªa gala contin¨²e segregando un d¨¦ficit p¨²blico y exterior cada vez mayores. Se tratar¨ªa de cumplir al pie de la letra la voluntad de Fran?ois Mitterrand quien ha pedido a sus ministros que los pr¨®ximos Presupuestos Generales del Estado no tengan un d¨¦ficit superior al 3% del PNB (producto nacional bruto).
Para conseguir mayores ingresos, sin tener que recurrir a los impuestos sobre las empresas, ya que Delors prefiere estimular las inversiones ahorrando sacrificios en cargas fiscales a la patronal, el Gobierno prefiere optar por un incremento general del impuesto general sobre la renta. La consecuencia ya sentida es que el consumo est¨¢ en descenso y que los franceses se acaban de convencer este a?o de que tomar vacaciones es un aut¨¦ntico lujo. El franc¨¦s medio, que para pagar los impuestos ha estado recurriendo a las pagas extraordinarias, cada vez entiende menos los beneficios de un cambio pol¨ªtico que no ha hecho sino reducir su poder adquisitivo.
La reforma fiscal en marcha no ser¨ªa, seg¨²n sus detractores, nada m¨¢s y nada menos que el viejo sue?o del ¨²ltimo ministro de Giscard, Raimond Barre. En el seno del PS se teme que la pol¨ªtica econ¨®mica del Gobierno conduzca a un desastre en las pr¨®ximas elecciones.
La otra salida, desechada, habr¨ªa sido aumentar las cotizaciones sociales, pero la seguridad social est¨¢ demasiado endeudada, las cuotas son ya demasiado altas y las empresas se ver¨ªan en definitiva directamente afectadas. Para los seguidores del Joxe, la soluci¨®n no significa sino un aplazamiento encubierto de la reforma fiscal en Francia. Delors no parece ocultar su satisfacci¨®n, ya que el impuesto suplementario del 2% va a suponer un ingreso en 1984 que alcanzar¨¢ la friolera de hasta 45.000 millones de francos, unos 855.000 millones de pesetas.
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