Octavio Paz y el pacifismo
Los tranquilos fantasmas veraniegos se me alteraron al leer un art¨ªculo de Octavio Paz (EL PAIS, 11 de agosto), cuyo t¨ªtulo era Pacifismo y nihilismo. Ya el t¨ªtulo era extra?o. Mi extra?eza fue aumentando a lo largo de su lectura. Y la extra?eza se convirti¨® en irritaci¨®n al acabar de leerlo. Como el pacifismo me parece cosa seria, frivolizar a la manera de O. Paz lo considero, en el mejor de los casos, una simpleza y, en el peor, una torpeza.Dejo de lado la segunda parte de su art¨ªculo, seg¨²n la cual, la necesaria cr¨ªtica a la ilusi¨®n del tiempo, que consumara la iniciada por Nietzsche, nos la estar¨ªan imposibilitando los b¨¢rbaros de los rusos. Si ¨¦stos nos dejaran en paz, nos dice O. Paz, encontrar¨ªamos, qui¨¦n sabe, la salida a nuestros males a trav¨¦s de esa profunda meditaci¨®n y la consiguiente reconversi¨®n. Dios le oiga. Me fijar¨¦, m¨¢s bien, en la parte primera, all¨ª donde se mofa de los pacifistas (de los occidentales, es de suponer).
Paz predica la guerra contra el invasor violento. Supongo que, por similitud de razonamiento, estar¨¢ de acuerdo con los guerrilleros que, frente a los b¨¢rbaros que les reprimen, dejan de ser idealistas y se suman al realismo que O. Paz aconseja. Hasta el momento, sin embargo, no se ha notado esa comprensi¨®n. Su ansiedad va por otro camino. Las pobres democracias occidentales, portadoras de la herencia de libertad de nuestra civilizaci¨®n, perecer¨ªan del todo si no se sacudieran de los tontos -los idealistas- que no se han, enterado ni de la historia ni de los rusos. ?Vaya, hombre!
El desconcierto es supremo cuando uno ve tratado al pacifismo en la forma que O. Paz lo hace. Del pacifismo, realmente, nada dice aparte de considerarlo un agente de Mosc¨². Pero hay pacifismos y pacifismos. Tal vez ¨¦l se sume al de Rea gan. ?Est¨¢ tan convencido de la vaciedad pol¨ªtica del pacifismo que combate? ?ste, en alguna versi¨®n interesante, no es dejadez, sino afirmaci¨®n. Ataca la agresividad de los Estados y la ¨²tilizaci¨®n perversa de los instintos humanos. Es antimilitarista, por lo que no acepta nada (aunque, de hecho, sea casi todo) que se fundamente en la guerra. El pac¨ªfismo, hoy, se entronca en moviinientos emancipatorios en los que no s¨®lo se critica lo que no gusta, sino que se propone un modo diferente de vivir. El idealismo puede ser idealista (?), pero no es, desde luego, idiota. /
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