San Sebasti¨¢n de los Reyes se convierte durante las fiestas del Remedio en la Pamplona chica
Un chupinazo a las 7.30 horas se?ala el inicio del encierro de las reses que se lidian por la tarde. Los mozos, algunos vestidos con pantal¨®n y camisa blanca, pa?uelo y faj¨ªn rojo, corren delante de los toros por la calle de la Estafeta hasta llegar a la plaza. Son los sanfermines chicos, o por lo menos as¨ª es como los denominan en San Sebasti¨¢n de los Reyes en homenaje al Hogar Pamplonica de la capital, cuyos mozos se acercan por estas fechas a esta localidad de la periferia de Madrid para participar en los encierros.
El de ayer, primero de los que se celebran este a?o, discurri¨® con participaci¨®n multitudinaria y sin incidentes, aunque en la suelta de vaquillas posterior en la plaza de toros resultaron heridos de gravedad Jos¨¦ Mor¨¢n Gonz¨¢lez y Carlos Peronat.Sixto Esteban, un pintor de 39 a?os que participa en los encierros desde que ten¨ªa 14, afirma que "s¨®lo en Pamplona y aqu¨ª se corren los toros que se han de lidiar por la tarde; aqu¨ª es a¨²n m¨¢s dif¨ªcil, porque las calles son m¨¢s anchas y el toro se distrae f¨¢cil mente. En Pamplona van encajonados". El recorrido tiene cerca de 700 metros.
En la enfermer¨ªa de la plaza son atendidas diariamente entre 30 y 40 personas por lesiones diversas. El consumo excesivo de alcohol forma parte tambi¨¦n de la tradici¨®n sanferminera, aunque a veces gaste malas pasadas. La ¨²ltima en 1966, cuando uno de los toros parti¨® el coraz¨®n a un mozo de la localidad que iba un poco cargado. Algunos aseguran que fue el mismo toro cornigacho que durante la corrida cogi¨® a El Bala.
Ram¨®n Sanz Mart¨ªnez, funcionario municipal, de 38 a?os, no corre este a?o el encierro porque ya est¨¢ cansado, pero se encarga de controlar que el p¨²blico apostado en las talanqueras no entorpezca el paso de los participantes. "La gente", dice, "no es muy consciente del enorme peligro que supone un bicho de m¨¢s de 500 kilos, con dos cuernos por delante, bajando a toda velocidad".
La tradici¨®n de los encierros en San Sebasti¨¢n de los Reyes se remonta, seg¨²n el alcalde, Adolfo Conde D¨ªez, a principios de siglo. "Antes de l96l", dice el presidente del ayuntamiento, "los picadores, a lomo de los caballos, iban hasta la Dehesa en busca de los toros".
El coso de la localidad se denomin¨® La Tercera, y todav¨ªa persiste un viejo y gastado cartel que as¨ª lo testimonia. Tiene un aforo de 6.000 personas y resulta insuficiente. Fue considerado el tercero en importancia de la provincia de Madrid, despu¨¦s de las plazas de Las Ventas y Vista Alegre, y de ah¨ª su nombre. Otros, sin embargo, todav¨ªa la llaman la plaza del Diluvio. Se construy¨® en 40 d¨ªas 37 40 noches.
Tambi¨¦n en la d¨¦cada de los sesenta se puso a algunas de las calles por las que transcurre el encierro el mismo nombre que tienen las que componen el escenario de los encierros pamplonicas. Por las calles Real y Estafeta, en las que ya se han instalado las talanqueras o barreras de madera para canalizar la carrera de los animales y ofrecer un refugio a los mozos, transcurre el encierro, que tiene casi la misma distancia que el que se realiza en los sanfermines. "Existe", dice el alcalde, "una peque?a diferencia. La calle de la Estafeta en Pamplona desemboca en una curva hacia la izquierda, y en San Sebasti¨¢n de los Reyes la curva sale hacia la derecha".
Ocho pe?as, armadas de charangas y bombos, recorren las calles durante los 10 d¨ªas de ferias. La denominada Pe?a del Remedio utiliza como indumentaria blusa y pantal¨®n blanco, con faj¨ªn y pa?uelo rojo. Las fiestas de los Remedios en San Sebasti¨¢n de los Reyes se prolongan hasta el pr¨®ximo d¨ªa 4 de septiembre.
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