La guerra de los misiles
Con frecuencia se sostiene que el pr¨®ximo despliegue en Europa de los misiles americanos de crucero y los Pershing-2 son s¨®lo una respuesta a la existencia del nuevo modelo de misil sovi¨¦tico SS-20. Se suele aducir tambi¨¦n que de esta forma se contrarrestar¨ªa la desventaja de la OTAN, que carece de misiles de alcance medio que oponer a los del Pacto de Varsovia. Ambos argumentos son, sin embargo, seg¨²n los autores del art¨ªculo, manifiestamente inexactos.
RICARDO LEZCANO y JAVIER D?AZ MALLEDO
30 horas por la primera cadena, dentro de La v¨ªspera de nuestro tiempo.
En un reciente art¨ªculo aparecido en el dominical brit¨¢nico The Observer (6-3-1983), sir Martin Ryle, catedr¨¢tico de Astrofisica de la universidad de Cambridge y premio Nobel, asegura que la existencia de los SS-20 era algo ya reconocido expl¨ªcitamente por la OTAN a finales de 1976, seg¨²n comunicado del 8 de diciembre del Consejo Atl¨¢ntico. Se sab¨ªa que era un arma "capaz de alcanzar cualquier punto de Europa y a¨²n m¨¢s all¨¢", aunque eso no suscitara especial preocupaci¨®n en los c¨ªrculos atlantistas. De hecho, posteriores comunicados del Consejo Atl¨¢ntico ni siquiera hac¨ªan referencia al mentado misil.Se sab¨ªa tambi¨¦n que el SS-20 no era un nuevo y revolucionario ingenio b¨¦lico, sino que estaba constituido en realidad por las dos primeras fases de un misil intercontinental, el SS-16, que nunca lleg¨® a funcionar adecuadamente. En el informe del Departamento de Defensa para 1978, el ministro del ramo, Donald Runisfeld, indicaba que no era necesaria ninguna acci¨®n espec¨ªfica por parte de la OTAN ante el despliegue sovi¨¦tico de los SS-20. Se consideraba suficiente para la disuasi¨®n la existencia de los Pershing-1, los misiles de los submarinos norteamericanos Poseidon y de los Polar¨ªs brit¨¢nicos, as¨ª como los aviones. de ambos pa¨ªses equipados con armas nucleares. Incluso a la altura del mes de junio de 1979, poco antes de la famosa doble decisi¨®n, la NATO Review no mostraba especial preocupaci¨®n por un arma de las caracter¨ªsticas del SS-20. No es f¨¢cilmente explicable, pues, que pocos meses m¨¢s tarde los SS-20 se esgrimieran como una nueva y alarmante amenaza sovi¨¦tica.
Y no es que los SS-20 no sean potentes y sofisticadas armas. Van equipados con tres cabezas nucleares, cada una de las cuales posee una potencia 10 veces superior a la bomba de Hiroshima. S¨®lo necesitan-una hora para ser disparados, mientras que los m¨¢s rudimentarios SS-4 y SS-5, a los que reemplazan, requer¨ªan de ocho a veinticuatro horas para estar listos. Es asimismo verdad que los sovi¨¦ticos han continuado ininterrumpidamente el emplazamiento de tan mort¨ªferos artefactos.
Pero, con todo, son las nuevas armas norteamericanas las que representan un significativo paso adelante en la carrera armament¨ªstica, sin que haya en los arsenales sovi¨¦ticos nada que pueda compar¨¢rseles. A este respecto, la tecnolog¨ªa militar norteamericana lleva a la sovi¨¦tica un adelanto de lo menos cinco a?os, lo que, por otra parte, ha sido siempre la pauta habitual en la evoluci¨®n de las armas nucleares, evoluci¨®n en la que, con escasas excepciones, siempre han correspondido a EE UU la iniciativa y la ventaja.
En efecto, mientras que el Pershing-2, el primer misil bal¨ªstico con teleconducci¨®n terminal, tiene una precisi¨®n con respecto al objetivo de unos 40 metros, la precisi¨®n del S S-20, seg¨²n el n¨²mero de marzo pasado de la revista Air Force, del Departamento de Defensa de EE UU, ronda los 750 metros. Y no se olvide que la letalidad de un misil mejora proporcionalmente m¨¢s con su precisi¨®n que con su potencia. Por otro lado, una de las caracter¨ªsticas m¨¢s inquietantes del Pershing-2 es que, dado el escas¨ªsimo tiempo en que podr¨ªa alcanzar sus objetivos en territorio de la URS S, es probable que ¨¦sta se vea forzada a introducir el dispositivo que se conoce como launch-on-warning, y que equivale a disparar autom¨¢ticamente los misiles propios en cuanto sus, sistemas de detecci¨®n registren la inminencia de an ataque. Y no hay motivos para suponer que las computadoras sovi¨¦ticas sean m¨¢s fiables que las norteamericanas. En las nuevas circunstancias, los riesgos de un conflicto nuclear iniciado accidentalinlente o por error se multiplicar¨ªan y los europeos ser¨ªan los primeros perjudicados.
En cuanto a los misiles de crucero, son una especie de aviones sin piloto, de reducidas dimensiones. Vuelan a muy baja altura, por lo que pueden burlar los sistemas de detecci¨®n. Misiles t¨¦.cnicamente muy avanzados, poseen una tremenda precisi¨®n. Seg¨²n Hans Bethe, premio Nobel de F¨ªsica, los misiles de crucero constituyen "el m¨¢s importante avance en cuestiones de armamento de las ¨²ltimas d¨¦cadas".
Finalmente, es tambi¨¦n falso que s¨®lo la URSS disponga de misiles de alcance medio. La OTAN cuenta asimismo con un nada despreciable arsenal. En cuanto a cifras fiables sobre las capacidades destructivas de ambos bloques, veamos los c¨¢lculos realizados por el profesor Michael Pentz, decano de Ciencias de la Open University brit¨¢nica (The Guardian, 23-4-1983). Sumando a los misiles basados en tierra y los instalados en -submarinos las cabezas nucleares transportadas por bombarderos, los totales respectivos son: 2.990 para la OTAN y 3.250 para el Pacto de Varsovia. A?adiendo "las cabezas nucleares asignadas a objetivos euroestrat¨¦gicos e incluidas en el c¨®mputo de las conversaciones SALT", lo que, seg¨²n Pentz, ser¨ªa m¨¢s realista, los totales respectivos ascienden a 3.790 para la OTAN y 3.770 para el Pacto de Varsovia.
Una situaci¨®n, pues, b¨¢sicamente equilibrada, que se romper¨¢ definitivamente si los norteamericanos no renuncian al emplazamiento de sus nuevos ingenios nucleares.
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