Areilza
A mi querido y admirado conde de Motrico lo dej¨¦ sosegado y proustiano, en su jard¨ªn de Aravaca, antes del estiaje, y me lo encuentro, a la vuelta, salv¨¢ndose de la riada en pala mec¨¢nica. La democracia es que es un evento. El bar¨®n aquel, famoso, volaba tir¨¢ndose de las orejas, pero Areilza (bar¨®n de Charlus a la espa?ola y sin connotaciones equ¨ªvocas) es nuestra derecha racionalista, de modo que se le ha recuperado de una manera racional: mediante una pala mec¨¢nica de las tres que hab¨ªa en su pueblo vasco o caser¨ªo de Saturrar¨¢n. Qu¨¦ ejemplo para la democracia, para la derecha, para Espa?a. El conde de Motrico, que es la encarnaci¨®n elegante y cansada de una derecha intelectual (cosa que, en Espa?a, suena, casi, a contradicci¨®n de t¨¦rminos tomasiana), es hombre y figura a quien siempre he definido -y a ¨¦l se lo digo- como el gran desperdiciado de la democracia espa?ola. Un ni?o que peg¨® el aviso y un mec¨¢nico de Saturrar¨¢n nos han dado a toda Espa?a, a toda la pol¨ªtica espa?ola, ejemplo / espejo de diplomacia. Al conde hay que recuperarle como sea, aunque sea en pala mec¨¢nica, como si se tratase de un f¨®sil o de un cuarto de ba?o con grifer¨ªa de oro como los que yo vi, en tiempos, sacar de Medinaceli para levantar all¨ª -ya ven qu¨¦ invento- los apartoteles Col¨®n y algunas industriosas industrias de Ruiz-Mateos, al que ahora, por cierto, le est¨¢n embargando hasta la grifer¨ªa, y sin que nunca consiguiera, el hortera / Opus, ser un Medinaceli. Anoche estaba el ministro Boyer en Bocaccio, tom¨¢ndose cubatas en la sombra, y, cuando nos saludamos, estuve a punto de dec¨ªrselo:-Ministro, amor, que hay que nacionalizar a Areilza y meterle en algo.
FRANCISCO UMBRAL
ENVIADO ESPECIAL
No se le puede meter en el paro, entre metal¨²rgicos y artr¨®sicos. Qu¨¦ met¨¢fora tan de nuestro tiempo, como de Updike o as¨ª, el conde salvado en pala mec¨¢nica. Pero las met¨¢foras son para interpretarlas y la derecha / izquierda debiera darse por aludida. Este agosto, en Puerta de Hierro, estaba don Juan de Borb¨®n cenando barato. Como un rey / reina madre (nunca reinona) que se hace soluble en el pueblo espa?ol. Lo que no se entiende es que la derecha dialogante no haya hecho a Areilza soluble en s¨ª misma (se sali¨® de un discurso / soflama / proclama de Fraga, en las Cortes), dej¨¢ndole aislado en su caser¨ªo de Saturrar¨¢n, que es como el exilio interior del hombre que mejor ha vendido Espa?a al mundo cuando Espa?a era invendible. Esto nos pasa mucho aqu¨ª, porque Castilla no es que haga sus hombres y los gaste, seg¨²n la frase atroz, sino que hace sus hombres y les da por retambufa. La l¨²cida y desgarrante Carmen Platero -Mary Platti para Omar Butler y otros ¨ªntimos-, que ayer debut¨® con Mabruja D¨ªaz en el Pr¨ªncipe, me lo dice llena de autocrueldad: "Mira, Umbrales (sigue con el plural, desde los viejos tiempos), la mujer no es m¨¢s que un kleenex para el hombre, o sea que estoy harta". A Areilza lo hemos transterrado en Saturrar¨¢n y a Alfonso Guerra en Mahler, como si fuera un m¨²sico ciego, un ciego del cup¨®n. A mi amigo Leopoldo Calvo Sotelo le aplicaron el reduccionismo de su piano de cinco notas. Este pa¨ªs es que no perdona. Los empresarios vascos ya est¨¢n hablando de desmantelar industrias, socapa de riada. Nunca llueve a gusto de todos, pero suele llover a gusto del dinero. Salvo Motrico, el hombre, que se qued¨® a bordo del barco varado de su caser¨ªo, capit¨¢n intr¨¦pido, hasta que un palista y un ni?o le salvaron. Somos el pa¨ªs de los toscos reduccionismos: Guerra/ Mahler, Areilza / Saturrar¨¢n. Este hombre -Jos¨¦ Mar¨ªa-, salvado de la inundaci¨®n mediante pala mec¨¢nica, es como si hubiera volado tir¨¢ndose de las orejas, como el bar¨®n famoso. Qu¨¦ recuerdo / met¨¢fora para la democracia que le olvida.
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