Austeridad en Portugal
POR SEGUNDA vez desde el restablecimiento de la democracia, en abril de 1974, Portugal acude al Fondo Monetario Internacional (FMI) para tratar de poner orden en sus finanzas p¨²blicas y evitar la bancarrota. El Estado Novo de Salazar se inaugur¨®, en abril de 1928, con el rechazo de un empr¨¦stito de la Sociedad de Naciones y con el establecimiento de un programa de austeridad del que no se apart¨® ni siquiera cuando la evidencia del desarrollo econ¨®mico espa?ol demostraba las extravagancias de la disciplina del profesor de Econom¨ªa Pol¨ªtica de Coimbra.En abril de 1974, el nuevo r¨¦gimen democr¨¢tico pretendi¨® quemar las etapas del desarrollo asignando a sector p¨²blico el papel de motor de la econom¨ªa. El fr¨¢gil equilibrio econ¨®mico portugu¨¦s iba a hacer frente a la primera crisis del petr¨®leo precisamente cuando ten¨ªa que acoplar una poblaci¨®n de 700.000 repatriados procedentes de Angola y Mozambique y cuando ya no pod¨ªa contar con el flujo de materias primas de sus dos grandes ex colonias. Una primera negociaci¨®n para la obtenci¨®n de un pr¨¦stamo del Fondo Monetario Internacional fracas¨® como consecuencia de la err¨¢tica pol¨ªtica econ¨®mica de los primeros Gobiernos socialistas de Mario Soares, acosados tanto desde la derecha como desde los sindicatos procomunistas.
La situaci¨®n econ¨®mica no facilitaba las cosas al r¨¦gimen democr¨¢tico. El accidente mortal de Francisco Sa Carneiro aumentar¨ªa las dificultades en el momento en que se intentaba impartir tranquilidad a los empresarios y disciplina a los partidos pol¨ªticos de la coalici¨®n de centro. Pinto Balsem?o se ver¨ªa finalmente obligado a arrojar la toalla ante la imposibilidad de establecer el orden en las filas de socialdem¨®cratas, cristianodem¨®cratas y el peque?o partido mon¨¢rquico. Sin embargo, ¨¦l y sus colaboradores consiguieron reformar la Constituci¨®n y suprimir la servidumbre por la que el Consejo de la Revoluci¨®n, es decir, un organismo militar creado en 1976, ten¨ªa poder de veto sobre las decisiones del Parlamento. A partir de ah¨ª, ya era posible acometer las reformas econ¨®micas encaminadas a modificar el cuadro institucional portugu¨¦s, en el que la iniciativa privada hab¨ªa quedado ahogada por el peso abrumador del sector p¨²blico. Ambiciosos proyectos de industrializaci¨®n, frecuentemente modificados, con enormes exigencias de capital, en gran medida suministrado desde el exterior, protagonizaban una actividad econ¨®mica en la que los desequilibrios -precios y balanza de pagos- han acabado asfixi¨¢ndola.
Los resultados de las cuentas de 1982 demostraban la exactitud de la alarma lanzada por Pinto Balsem?o en el momento de su dimisi¨®n, el pasado diciembre: "Se precisa la inmediata constituci¨®n de un Gobierno que afronte la dram¨¢tica situaci¨®n financiera del pa¨ªs". El d¨¦ficit de la balanza de pagos representa el 14% del valor de la producci¨®n de bienes y servicios (2,5% en el caso espa?ol); el d¨¦ficit del sector p¨²blico, aunque se mantiene en las mismas cifras que en 1981, asciende al 9,5%. del PIB (6% en Espa?a), y los precios interiores crecen a una tasa en torno al 23% anual. El nuevo primer ministro, el socialista Mario Soares, tendr¨ªa, as¨ª, que decirle al pa¨ªs la gravedad de la situaci¨®n y anunciarle el inicio de nuevas negociaciones con el Fondo Monetario Internacional para impedir la bancarrota de los pagos con el exterior.
El elemento determinante del desequilibrio exterior es el sector p¨²blico portugu¨¦s, con sus 55 conglomerados deficitarios. Las empresas p¨²blicas instaladas en sectores industriales -cemento, fertilizantes, astilleros-, sectores de servicios -bancos, compa?¨ªas de seguros, l¨ªneas mar¨ªtimas y a¨¦reas-, son todas ellas recurrentemente deficitarias. Sin embargo, su saneamiento se viene posponiendo a?o tras a?o, mientras contin¨²a el pago de unas n¨®minas crecientes a cambio de un fuerte absentismo, una baja productividad e incluso la aparici¨®n de niveles de corrupci¨®n cada vez m¨¢s palpables. Este sector p¨²blico ha generado una corriente de importaciones de mercanc¨ªas y capitales para asegurarse su funcionamiento, pero ha sido muy poco eficaz como suministrador de exportaciones competitivas hacia el mercado internacional. El d¨¦ficit comercial portugu¨¦s ha coincidido con una prolongada ca¨ªda en el rengl¨®n principal de ingresos de la balanza de pagos de Portugal: las remesas de sus emigrantes. Lo sorprendente es que el consumo privado interior, desprovisto por completo de las remesas de los portugueses emigrados, ha crecido de un modo espectacular en los ¨²ltimos a?os.
El punto d¨¦bil de toda esta cadena son las cuentas exteriores, que no acaban de cuadrar. Portugal necesita desesperadamente, como las propias autoridades socialistas han subrayado, cr¨¦ditos en divisas para no incurrir en una moratoria de pagos, y de modo simult¨¢neo, una radical reducci¨®n de los gastos interiores.
El plan de estabilizaci¨®n negociado con el FMI pretende situar el crecimiento de los salarios varios puntos por debajo de los niveles de alza de los precios, devolver al sector privado una parte importante de las actividades gestionadas por el Estado y sanear las empresas p¨²blicas de manera dr¨¢stica, bajo el argumento de que res¨²lta preferible conceder vacaciones o jubilar anticipadamente a una parte importante de los efectivos antes de mantener un funcionamiento infinanciable. A corto plazo y despu¨¦s de la depreciaci¨®n del a?o pasado, el escudo se ha vuelto a devaluar, con la intenci¨®n de desanimar las importaciones, estimular las exportaciones y tambi¨¦n el env¨ªo de las remesas de emigrantes y la vuelta de los capitales nacionales y extranjeros. Las subvenciones a los art¨ªculos de primera necesidad se han suprimido, y, de manera simult¨¢nea se han elevado los precios de los servicios p¨²blicos, los aranceles y los impuestos al consumo. En definitiva, un duro plan de estabilizaci¨®n, que, no obstante, es s¨®lo el comienzo de un programa de modernizaci¨®n a medio plazo, que promueva una mayor competitividad de la econom¨ªa portuguesa, si de verdad este pa¨ªs mantiene su opci¨®n de integrarse en ¨¢reas industriales m¨¢s avanzadas.
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