Los neutrales y 'no alineados' salvaron la interminable reuni¨®n
En diciembre de 1981, los nueve pa¨ªses neutrales y no alineados -conocidos como el grupo NNA- presentes en la Conferencia sobre Seguridad y Cooperaci¨®n en Europa (CSCE) de Madrid, dieron a conocer un documento (RM/39) que deb¨ªa servir para que el Este y el Oeste encontraran un medio de seguir dialogando. Como confirm¨® en su d¨ªa un embajador del grupo NNA, "lo m¨¢s importante, en plena crisis entre las dos superpotencias, es mantener abierto un foro donde, al menos, haya di¨¢logo".La alianza entre los NNA (Austria, Suecia, Suiza, Finlandia, San Marino, Liechtenstein, Yugoslavia, Chipre y Malta) "no se concibi¨® como un neutralismo ideol¨®gico o una alianza firme alternativa a otras", explic¨® Blaise Schenk, consejero de la delegaci¨®n suiza, a punto de abandonar la CSCE para incorporarse a un nuevo destino diplom¨¢tico en Washington.
J
L. P?REZ REGUEIRA,
"La neutralidad", a?adi¨®, "fue un procedimiento para la presente conferencia, una t¨¢ctica". Por llamarlo de alguna manera, los NNA establecieron la consigna de servir de puente entre el Este y el Oeste a medida que avanzaba la CSCE y las posiciones de los dos grandes bloques militares (OTAN y Pacto de Varsovia) resultaban m¨¢s irreconciliables, ya fuera por el tema de los derechos humanos o por la situaci¨®n creada en, Polonia. "En nuestra actuaci¨®n", a?adi¨® Schenk, "era dif¨ªcil que nuestras propuestas no fuesen aceptadas por alguna de las partes".
El Acta Final de Madrid
Las gestiones diplom¨¢ticas de los NNA se plasmaron en el documento RM/39 -se numeraban las propuestas cronol¨®gicamente (RM)-, cuya redacci¨®n "no fue nada especial", seg¨²n un diplom¨¢tico del grupo que particip¨® en la misma, "porque tan s¨®lo recopilamos todas las propuestas formuladas anteriormente de la RM/1 a la RM/38-.
El texto segu¨ªa, fielmente el Acta de Helsinki con ligeros retoques, incluida una aportaci¨®n espa?ola sobre la cuesti¨®n mediterr¨¢nea. Hasta ese momento, los NNA hab¨ªan actuado solidariamente "como agrupaci¨®n de intereses, pero manteniendo la identidad de cada pa¨ªs", subray¨® el suizo Schenk.
Sin embargo, el estallido polaco en diciembre de 1981 puso a la CSCE al borde del abismo y de la ruptura final. Fue entonces el momento de m¨¢xima aportaci¨®n diplom¨¢tica de los NNA, encabezados por Suiza, Austria y Suecia.
A lo largo de 1982, hombres como Edouard Brunner y Franz Ceska, representantes respectivos de Suiza y Austria, llevaron a cabo maratonianas sesiones de negociaciones en pasillos, sirviendo a veces como emisarios entre el Este y el Oeste y a veces como inventores de f¨®rmulas que evitasen el fracaso total de la reuni¨®n de Madrid.
Aunque en sectores diplom¨¢ticos consultados, quiz¨¢ por razones obvias de su oficio, no se quiere destacar ning¨²n nombre o pa¨ªs en particular, es conocida la personalidad del suizo Brunner, a quien un colega ha calificado de "brillante" y entre los periodistas ven¨ªa a la boca con frecuencia la expresi¨®n Metternich Dos para referirse a este hombre, simp¨¢tico, siempre dispuesto al di¨¢logo, con un dominio de la lengua espa?ola que recuerda el acento castizo de Madrid.
De todas formas, ni Brunner ni sus compa?eros de Austria y Suecia pudieron evitar que en plena confrontaci¨®n Este-Oeste de la CSCE, con el tel¨®n de fondo de la crisis polaca, fueran acusados por el Este de romper su neutralidad en favor de los postulados occidentales.
El caso malt¨¦s
Ninguno de los pa¨ªses de los NNA con instituciones democr¨¢ticas admiti¨® ese tipo de cr¨ªticas, algunas especialmente duras, como fue el caso de Suecia. Como pa¨ªses occidentales, tenemos los esquemas ideol¨®gicos y de defensa de los derechos humanos propios de Occidente, y no podemos abandonarlos por una t¨¢ctica de negociaci¨®n", explic¨® un delegado neutral.
Pese a las cr¨ªticas abiertas que pa¨ªses neutrales emiten contra Malta, el grupo, como tal, se opone rotundamente a excluir a este peque?o pa¨ªs mediterr¨¢neo de la CSCE.
Desde el pasado verano solicitaron que el Gobierno de la peque?a isla aceptase la mediaci¨®n del sueco Olof Palme y "otra alta personalidad" de un pa¨ªs neutral para solucionar la clausura de la CSCE, mientras que Suecia intentaba, en el seno de la misma Conferencia de Madrid, buscar alguna frase adecuada para introducir en el texto final para que pueda ser aprobado por Malta.
El firme prop¨®sito de concluir la CSCE con el consenso de todos los participantes llev¨® a los NNA a iniciar una ¨²ltima tentativa hace unos d¨ªas, en Ginebra, durante la Conferencia Internacional sobre Palestina.
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