Jos¨¦ Bergam¨ªn, en la historia
Hemos enterrado a Pepe Bergam¨ªn. As¨ª como suena, en dos palabras. Era una tarde en que por primera vez luc¨ªa el sol en Fuenterrab¨ªa despu¨¦s de las tormentas que asolaron el Pa¨ªs Vasco.Para quienes lo conocimos en aquel mes de agosto de 1936, cuando presid¨ªa la Alianza de Intelectuales, y convivimos muchas veces con ¨¦l; con el que tambi¨¦n nos solidarizamos desde la Prensa de varios pa¨ªses cuando por segunda vez le desterraron, y est¨¢bamos luego esper¨¢ndole en Orly para darle el primer abrazo; para quienes, en suma, ya somos viejos, es un golpe rudo, una pena que nos estremece. Pero esto no basta. Para transmitir mi pena, no iba a permitirme utilizar unas columnas de EL PA?S. Es mucho m¨¢s; con Bergam¨ªn hemos enterrado lo que, parad¨®jicamente, nadie puede ni podr¨¢ jam¨¢s enterrar: un pedazo de historia de Espa?a al que no podemos renunciar y que no puede ser monopolizado por nadie.
MANUEL TU??N DE LARA
A. BASTENIER,
La historia nos hablar¨¢ -nos habla ya- de aquel poeta joven de la generaci¨®n del 27, nacido en una familia t¨ªpica del sistema canovista: su padre, ministro de la Gobernaci¨®n conservador; pero, eso s¨ª, llevando el cargo con una dignidad intachable, y luego en ruptura con la dictadura, el hijo, Pepe, conspira vinculado al comit¨¦ revolucionario republicano; de ¨¦l tengo o¨ªda aquella entrevista, en que le acompa?aba Rafael S¨¢nchez-Guerra, a las ocho en punto de la ma?ana, con el director de la Academia Militar de Zaragoza, que agradeci¨® la puntualidad, pero neg¨® cualquier clase de cooperaci¨®n: se llamaba Francisco Franco.
Vino, sin embargo, la Rep¨²blica... "Nadie supo c¨®mo ha sido", dec¨ªa don Antonio Machado. Y en aquella andadura democr¨¢tica, Jos¨¦ Bergam¨ªn, cat¨®lico fervoroso y no menos dem¨®crata y abierto a las inquietudes sociales, dirige la revista Cruz y Raya, paralela a Esprit, de Mounier, en Par¨ªs, con el que mantuvo estrechas relaciones.
Bergam¨ªn, como otros escritores jovenes, se compromete (porque siempre fue eso: un escritor, pero un escritor comprometido) contra la falsificaci¨®n de la Rep¨²blica que fue el bienio negro, contra el asesinato de Luis de Sirval, contra la amenaza fascista; y cuando en 1935 se re¨²ne en Par¨ªs el I Congreso de Intelectuales por la Defensa de la Cultura, presidido por la figura egregia de Romain Rolland, all¨ª est¨¢ Bergam¨ªn hablando en nombre de Espa?a, porque la enfermedad
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Jos¨¦ Bergam¨ªn, en la historia
Viene de la p¨¢gina 13de Valle-Incl¨¢n (que muere meses despu¨¦s) le impide ocupar su puesto del comit¨¦ mundial.
En julio de 1936, Bergam¨ªn se compromete m¨¢s: ¨¦l y Alberti -ayudados por Mar¨ªa Teresa Le¨®n, Rafael Dieste y tantos otros- lanzan El Mono Azul, a partir del 27 de agosto y escribe en su Romancero de la guerra civil. Era aquel Bergam¨ªn que un d¨ªa nos llev¨® a todo el Comit¨¦ del Frente de la Juventud, del que ¨¦l y Eugenio Imaz eran una especie de hermanos mayores, a comer un cocido en una tasca de la calle del Almirante; m¨¢s tarde, le conoc¨ª mucho m¨¢s, en trato cotidiano, cuando en diciembre de 1936 fuimos de Madrid a Par¨ªs a explicar a representantes juveniles de todos los pa¨ªses que la historia del mundo pasaba entonces por el r¨ªo Manzanares.
Pero Bergam¨ªn es mucho m¨¢s: fue uno de los hombres-clave de la revista Hora de Espa?a, que no renunci¨® a la alta cultura, sin dejar por eso su compromiso democr¨¢tico. De aquellas p¨¢ginas recuerdo ahora su ensayo Goya, pintar como querer; otro que trata de Larra, peregrino en su patria; los sonetos A Cristo crucificado, que dedic¨® a Maritain...
Y cuando el II Congreso Internacional de Escritores se re¨²nes en Valencia y en Madrid Gulio 11937), Bergam¨ªn, presidente de la Alianza, es, con Antonio Machado y Fernando de los R¨ªos (adem¨¢s del equipo de j¨®venes), exponente de la delegaci¨®n espa?ola. De su discurso Los problemas de la cultura espa?ola (hecho de ideas, no s¨®lo de palabras) recordamos cuando dijo: "Porque en Espa?a toda nuestra riqueza cultural es expresi¨®n viva y verdadera de nuestro pueblo...".
?A qu¨¦ seguir? ?l nunca ceder¨¢. Y cuando todo se rompe y los ,campos de Argel¨¦s, St. Ciprien, etc¨¦tera, est¨¢n atestados de espa?oles, Bergamin, en contacto permanente con Aragon y los intelectuales franceses, va salvando a todos los que puede (a muchos de ellos los lleva al castillo de Renaud de Jouvenel, convertido en refugio). Est¨¢ en contacto, para ayudarle, con Antonio Machado, quien, como sabemos, no acepta ir a Par¨ªs; pero su ¨²ltima y afectuosa carta es para Bergam¨ªn.
Vino entonces el tiempo de la Espa?a peregrina, expresi¨®n que ha entrado ya en la historia acu?ada por el propio Bergamin. Con varios m¨¢s (Larrea, el doctor Puche, Jos¨¦ Carner) preside la Junta de Cultura Espa?ola en M¨¦xico, dirige la revista Espa?a Peregina y la editorial S¨¦neca, colabora en la formaci¨®n del colegio que andando el tiempo es el Colegio de M¨¦xico... Luego, su peregrinar le llevar¨¢ a Venezuela a Uruguay...
En 1958 decide volver a la tierra patria: "Volver, no es volver atr¨¢s; / yo no vuelvo atr¨¢s de nada".
Con estos dos versos respond¨ªa a maledicencias y f¨¢ciles demagogias. Pero no le dejaron vivir en Espa?a, en el Madrid en que hab¨ªa nacido; los delatores, los hombres del poder y los c¨®mplices casi involuntarios, que all¨¢ cada cual con su conciencia. Y un d¨ªa -?al fin!- pudimos abrazarle Domenach y yo cuando llegaba, cargado de ¨¢nimo, al aeropuerto de Orly, tras haber salido de Espa?a gracias a la protecci¨®n de la Embajada de Uruguay. Bergam¨ªn, escritor y no pol¨ªtico, como ¨¦l dec¨ªa, pero comprometido, hab¨ªa salido en defensa de las mujeres de los mineros asturianos. Horrendo crimen, sin duda, que merec¨ªa su castigo.
Record¨¢bamos hace poco aquel pensamiento de que "nadie muere sin cumplir su destino, pero ¨¢lgunos se sobreviven a ¨¦l". Sin duda, Bergam¨ªn fue de estos ¨²ltimos. Inevitablemente, muchos que le quer¨ªamos y admir¨¢bamos pens¨¢bamos a veces de manera divergente. ?Y qu¨¦? Jos¨¦ Bergam¨ªn era de todos, hab¨ªa sido uno de los exponentes m¨¢s ricos del pensamiento espa?ol, viva estampa del intelectual de nuestro siglo en el tremendo dilema entre fascismo y democracia. La herencia cultural y la memoria de Bergam¨ªn son tambi¨¦n de todos; por eso est¨¢bamos all¨ª, en Fuenterrab¨ªa, Jaime Salinas, Sabina de la Cruz, la inolvidable compa?era de Blas, Sastre, Mu?iz, el magistrado Navarro, el doctor Barros, Emparantza y otros amigos vascos del poeta. Muchos m¨¢s deb¨ªamos haber estado, porque Bergam¨ªn, como Unamuno, como Ortega, como Lorca, no s¨®lo escribi¨®, sino que hizo la historia, y a todos nos pertenecen.
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