Piero Sraffa: econom¨ªa, cultura y pol¨ªtica
La tarde del 2 de septiembre falleci¨® Piero Sraffa, uno de los economistas m¨¢s importantes del siglo.Su relevancia para la ciencia econ¨®mica y la pol¨ªtica y la cultura occidentales, aun cuando no est¨¦ establecida con exactitud, se puede estimar como considerable. Sin embargo, y salvo para los especialistas, sigue siendo una figura enigm¨¢tica y poco conocida.
ABEL CABALLERO Y MANUEL AHIJADO
M. R.,
La juventud y etapa universitaria de Piero Sraffa transcurren en la universidad de Tur¨ªn, donde adem¨¢s de desarrollar su inter¨¦s por la econom¨ªa entra en contacto con las juventudes socialistas, siendo el tel¨®n de fondo de estos a?os formativos las violentas luchas sociales que ocurren en Italia a principios de siglo. Es en esta ¨¦poca cuando conoce a Antonio Gramsci, colaborando con el grupo Ordine Nuovo.Una vez obtenida la laurea comienza su carrera docente en Perugia, manteniendo contactos acad¨¦micos con el mundo universitario ingl¨¦s y significativamente con Keynes, quien le encarga un art¨ªculo sobre el sistema financiero italiano, que atrae las iras de Mussolini hasta el punto de ejercer presiones sobre el padre de Sraffa, exigiendo una retracci¨®n que nunca obtendr¨¢.
Primera cr¨ªtica
En 1925 y 1926 publica sendos art¨ªculos en Italia e Inglaterra que, adem¨¢s de constituir el inicio de su cr¨ªtica a la ortodoxia marginalista en la versi¨®n de Marshall, establece el comienzo de la teor¨ªa de la competencia imperfecta, que ser¨¢ continuada por Joan Robinson y otros. Este Manifiesto de Sraffa constituye el primer aldabonazo cr¨ªtico importante contra el paradigma neocl¨¢sico.
En 1927, e inmediatamente despu¨¦s del arresto de Gramsci, Sraffa se traslada como profesor a la universidad de Cambridge, donde permanecer¨¢ hasta su muerte.
La econom¨ªa no es ciertamente una disciplina que progrese de forma lineal. Al contrario, su evoluci¨®n est¨¢ marcada por cortes bruscos en los que lo elaborado durante todo un periodo es abandonado, inici¨¢ndose una nueva l¨ªnea de investigaci¨®n, en principio ni mejor ni peor, sino simplemente distinta.
El caso m¨¢s claro de ruptura en la historia de la econom¨ªa como disciplina te¨®rica se da con la llamada revoluci¨®n marginalista, en torno a 1870. La teor¨ªa dominante en la primera parte del siglo XIX centraba su enfoque en el concepto de excedente (producci¨®n neta de la econom¨ªa) y en el estudio de las leyes que regulan la distribuci¨®n; una vez determinadas ¨¦stas, los procesos de crecimiento se siguen como una consecuencia inmediata.
La revoluci¨®n marginalista rompe radicalmente con esta tradici¨®n, colocando el foco de su atenci¨®n en los conceptos de utilidad y productividad marginales; la escasez de las mercanc¨ªas es el centro de la discusi¨®n. El ¨¦xito de esta teor¨ªa, en sus m¨²ltiples versiones de equilibrio general, equilibrio parcial, an¨¢lisis macroecon¨®mico, etc¨¦tera, es sobradamente conocido: constituye hoy en d¨ªa, y desde su aparici¨®n, la ortodoxia de la teor¨ªa econ¨®mica. De todos modos, esta teor¨ªa muestra una escasa capacidad de evoluci¨®n (las elaboraciones circulan en torno a los mismos puntos) y una escas¨ªsima capacidad explicativa de la realidad.
En oposici¨®n a ella, Sraffa elabora un cuerpo de teor¨ªa alternativo, recogiendo el concepto de excedente, fundamentalmente a trav¨¦s del estudio de la obra de David Ricardo. En efecto, en 1930, y por encargo de Keynes, inicia la recopilaci¨®n y edici¨®n de las Obras y correspondencia de Ricardo, tarea en la que emple¨® veinte a?os. Es ya en el famoso pr¨®logo a estas obras cuando Sraffa esboza los fundamentos rudimentarios de su libro cumbre: Producci¨®n de mercanc¨ªas por medio de mercanc¨ªas (1960). La teor¨ªa desarrollada no trata simplemente de rehabilitar a los economistas cl¨¢sicos, sino fundamentalmente de construir en el siglo XX una teor¨ªa capaz de abordar los problemas M siglo XX.
La Escuela de Cambridge
De esta forma, y como no pod¨ªa ser de otro modo, el n¨²cleo de la teor¨ªa est¨¢ constituido por la distribuci¨®n del producto entre salarios y beneficios. En tanto que la teor¨ªa tradicional mantiene que la tecnolog¨ªa del sistema determina la distribuci¨®n de equilibrio, Sraffa establece que no existe tal cosa, y que, por tanto, los niveles relativos a los que se establecen los salarios y beneficios son independientes de la tecnolog¨ªa. La ruptura con la ortodoxia dif¨ªcilmente pod¨ªa ser m¨¢s radical.
A partir de aquel libro, y a trav¨¦s de ulteriores aportaciones de otros economistas de la llamada Escuela de Cambridge, se produce un avance en diferentes l¨ªneas; por una parte, se elaborar¨¢n cr¨ªticas de otras teor¨ªas, y por otra, se llevar¨¢ a cabo la construcci¨®n positiva de todo un cuerpo te¨®rico. En el primer campo est¨¢ la conocida controversia sobre la teor¨ªa del capital, con devastadoras consecuencias para la econom¨ªa ortodoxa, as¨ª como la confrontaci¨®n con la escuela marxista, pol¨¦mica que est¨¢ teniendo lugar hoy y que a todas luces parece que se va a dilucidar con una retractaci¨®n 4e. parte de las elaboraciones marxistas.
Gramsci, Wittgenstein y Keynes
El segundo campo, la contrucci¨®n positiva de la escuela, abarca todas las ¨¢reas de la econom¨ªa (crecimiento, crisis, comercio internacional, atc¨¦tera) con una caracter¨ªstica com¨²n: su relaci¨®n inmediata con los problemas de hoy, su razonable capacidad explicativa y su idoneidad para la adopci¨®n de medidas de pol¨ªtica econ¨®mica. La v¨ªa alternativa est¨¢ abierta.
Para valorar en toda su magnitud la figura de Sraffa no puede dejar de mencionarse expl¨ªcitamente su relaci¨®n con tres figuras clave del mundo cultural y pol¨ªtico de nuestro siglo: Granisci, Wittgenstein y Keynes.
Desde el momento del arresto de Granisci, Sraffa se va a convertir en su primer apoyo intelectual, moral y material, estimulando la elaboraci¨®n de los Quaderni del carcere, constituy¨¦ndose en el receptor de una parte importante de su obra en prisi¨®n y denunciando p¨²blicamente la precaria situaci¨®n de su amigo. En Cambridge entr¨® en contacto con L. Wittgenstein, quien tras revolucionar el campo de la filosof¨ªa con su Tractactus dar¨¢, a trav¨¦s del aguijonamiento continuo de Sraffa, como el propio Wingenstein reconoce, un giro de 180 grados a su pensamiento, lo que producir¨¢ una segunda revoluci¨®n en el campo filos¨®fico.
Sraffa forma parte del circus, n¨²cleo en el que Keynes y sus colaboradores discuten los elementos centrales de la obra de ¨¦ste. De ese modo, el pensamiento, keynesiano se enriquecio con aportac¨ªones de Sraffa. La amplitud y profundidad de su obra y la influencia que ejerce sobre tan variados campos hacen de Sraffa uno de los hombres m¨¢s relevantes de este siglo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.